El rotativo El País sigue con esa obsesión de difundir lo vieja que está la casa del vecino, mientras la suya se cae a pedazos, me estoy refiriendo a su clásica “cubanofobia».
En España se han rebajado los salarios y congelado las pensiones. Al mismo tiempo han subido los impuestos, el recibo de la electricidad en casi un 10%, el del gas natural un 3,9% y el de la bombona de gas butano un 3,13%. Cebollas, tomates y lechugas subieron un 11,4%, 7,3% y 6,4% respectivamente. También se han encarecido el pan y la ropa.
Los ferrocarriles han subido los billetes entre un 2,3% y un 4,8%, los de Cercanías, que son los más utilizados por las clases populares, un 3,1%. El metro sube entre un 3,5% y un 6%, Correos un 2,94%, y el Euríbor está en el 1,52%, lo que significa que las hipotecas de las viviendas subirán 200 euros al año. Como ven, no estamos hablando de superfluos coches, último modelo.
Es obvio que la población con menores recursos resulta la más afectada. No es menos obvio que el régimen de los Borbones pretende que la crisis (provocada por la burguesía que ha llevado al Estado a la quiebra técnica) la paguen lo obreros, que deberán optar por la revolución o por la exclusión.
Y así las cosas, el 6 de enero, y bajo el titular “La agonía cubana”, El País editorializaba sobre las reformas económicas que ha iniciado Cuba, afectada, como todos, por la crisis, que además sufre un bloqueo económico desde hace 50 años y que, al contrario que España, no percibe ingresos externos porque no explota a terceros países. Si alguien está en peligro cercano a la extinción, ese es el Estado español.