Los cables diplomáticos estadounidenses citados por el periódico noruego Aftenposten ponen al descubierto las discusiones entre legisladores estadounidenses y altos cargos israelíes sobre los preparativos para la próxima guerra en Oriente Próximo.
Estos documentos dejan claro tanto los preparativos de Israel para otra guerra importante en la región como el total apoyo de miembros del Congreso estadounidense, demócratas y republicanos, de visita en Israel, que aparentemente se subordinan a las exigencias secretas del Estado israelí.
Aftenposten, el principal periódico noruego, informaba el mes pasado que tiene los 250.000 cables diplomáticos secretos estadounidenses que había obtenido WikiLeaks y ha empezado a publicar artículos basados en estos estos documentos aunque no reproduce los propios cables.
Uno de los cables de la embajada estadounidense en Tel Aviv al Departamento de Estado en Washington cuenta una reunión entre una delegación del Congreso estadounidense de visita [en Israel] y encabezada por el ex-representante democrático Ike Skelton (presidente del Comité de Servicios Armados del Congreso) y el teniente general Gabi Ashkenazi, jefe del Estado Mayor israelí, que tuvo lugar el 15 de noviembre de 2009. Otro detalla un resumen informativo entregado por generales israelíes a otra delegación dirigida por la senadora estadounidense Kirsten Gillibrand (demócrata, Nueva York) los días 2 y 3 de septiembre de ese mismo año.
El diario noruego informaba de que los cables envían un “mensaje claro” de que “los preparativos militares israelíes para una nueva guerra en Oriente Próximo están en pleno desarrollo”.
En el cable de noviembre de 2009 se citaba al general Ashkenazi diciendo que el ejército israelí se está preparando para emprender una nueva guerra “en las mismas zonas en las que tuvieron lugar las guerras anteriores, concretamente Líbano y la Franja de Gaza”.
Dijo a los miembros del Congreso estadounidense de visita: “Estoy preparando al ejército israelí para una guerra muy importante ya que es más fácil reducir una operación más pequeña que lo contrario”.
Ashkenazi dio a los legisladores estadounidenses una estimación exagerada de la supuesta amenaza para Israel que plantean Irán, el movimiento libanés Hizbolá y el movimiento Hamás que gobierna Gaza. Estas afirmaciones concuerdan con la invariable práctica israelí de describir cada una de sus guerras de agresión como un acto inevitable de defensa propia.
Afirmó que los misiles balísticos iraníes junto con los cohetes almacenados por Hizbolá y Hamás suponen una amenaza para un millón de israelíes, incluidos los que viven en Tel Aviv.
El general afirmó que Hizbolá tiene 40.000 cohetes almacenados. Curiosamente, el resumen informativo entregado por el ejército israelí a la senadora Gillibrand apenas dos meses antes situaba esta cifra en 20.000, incluyendo cohetes antitanque y otras armas que se usarían sólo en la defensa del territorio libanés de los ataques israelíes.
El jefe del Estado Mayor israelí confió a la delegación estadounidense que el ejército israelí está enviando continuamente aviones [no tripulados] drone sobre Líbano, en clara violación de la soberanía de este país, para identificar objetivos de ataque. También expresó su gratitud a la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, en sus siglas en inglés) de Estados Unidos por su ayuda para espiar a los enemigos de Israel.
El cable también cita que Ashkenazi dijo a los representantes estadounidenses que en la próxima guerra Israel no aceptará ninguna restricción a llevar a cabo la guerra en zonas urbanas. Al parecer estaba advirtiendo de que el ejército se comportaría de forma aún más bestial que durante la operación Plomo Fundido, la invasión de tres semanas de Gaza en 2008 – 2009. Aquella operación acabó con las vidas de más de 1.400 palestinos, incluyendo más de 900 civiles, más de la mitad de los cuales eran mujeres y niños. Ashkenazi aseguró a los miembros del Congreso que aunque se pueden cometer “errores”, el ejército israelí nunca ataca intencionadamente a civiles.
Una afirmación similar se hacía en el resumen informativo entregado en septiembre de 2009 a la delegación encabezada por la senadora Gillibrand. El general israelí Yoav Galant dijo a los políticos estadounidenses que el ejército israelí había actuado con “gran control” y “poder limitado”, afirmaciones que al parecer fueron aceptadas sin la menor duda por Gillibrand y sus colegas.
El alto cargo israelí afirmó que a pesar de la destrucción generalizada causada por la ofensiva israelí, Hamás había logrado obtener tantas armas como tenía antes de la invasión, lo que significaba que la próxima guerra israelí sería “más difícil” que esta última.
Un cable diferente publicado por WikiLeaks el pasado noviembre descubre las actas de la reunión de noviembre de 2009 del Grupo Conjunto Político Miliar (JPMG, en sus siglas en inglés), un organismo estadounidense-israelí que coordina la política militar entre ambos gobiernos. El principal tema de discusión fue el programa nuclear de Irán, con los altos cargos militares israelíes advirtiendo de que se acababa el tiempo en el periodo previo a un ataque militar contra instalaciones iraníes.
“El gobierno de Israel describió el año 2010 como uno crítico―si los iraníes siguen protegiendo y afianzando sus emplazamientos nucleares, será más difícil atacarlos y dañarlos”, afirma el documento. “Entonces ambas partes discutieron la próxima entrega a Israel de bombas antibúnqueres y se señaló que la transferencia se debería hacer discretamente para evitar acusaciones de que el gobierno de Estados Unidos está ayudando a Israel a preparar un ataque a Irán”.
La bomba GBU-28 es una bomba guiada por láser de 5.000 libras de peso desarrollada por el ejército estadounidense como preparación para la Guerra del Golfo de 1991 contra Iraq. Fue diseñada para penetrar bajo tierra y a través de hormigón para destruir los centros de mando y de control iraquíes. Aftenposten informa de que Israel ha obtenido de Estados Unidos cien de estas poderosas bombas para emplearlas contra Irán.
Word Socialist Web Site. Traducido del inglés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos.