3 de mar­zo: Es nece­sa­rio crear una Comi­sión de la Ver­dad para Eus­kal Herria

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Su vida cam­bió con los suce­sos del 3 de mar­zo de 1976 en Gas­teiz. La Poli­cía dis­pa­ró más de mil balas. Cin­co obre­ros muer­tos y más de cien heri­dos. A él los uni­for­ma­dos le deja­ron casi cie­go de por vida. Nadie ha sido juz­ga­do por aque­llos hechos. Impu­ni­dad. Con­ni­ven­cia. Por ello, 35 años des­pués, toda­vía sigue luchan­do para que se conoz­ca la ver­dad, se haga jus­ti­cia y no se den más vul­ne­ra­cio­nes. Por­que hay otro tipo de víc­ti­mas. Las ha crea­do la vio­len­cia del Esta­do. Y no han para­do de aumen­tar. Ya son miles.

Ando­ni Txas­ko, Comi­sión 3 de mar­zo. Entrevista…

Era un día boni­to, con sol radian­te pero frío… Era el ter­cer día de huel­ga gene­ral. Des­de pri­me­ras horas de la maña­na, las fábri­cas para­ron, el comer­cios cerró, los estu­dian­tes salie­ron a la calle… Lo que había comen­za­do como rei­vin­di­ca­cio­nes labo­ra­les se exten­dió. Fran­co había muer­to pocos meses antes y las ansias de liber­tad eran tre­men­das. Que­ría­mos rom­per con aque­lla dic­ta­du­ra cruel y mar­car las pau­tas de una demo­cra­cia verdadera…

¿Qué ocu­rrió aquel día?

Des­de la maña­na se per­ci­bía que el áni­mo de la Poli­cía era masa­crar. Yo creo que esta­ba pla­ni­fi­ca­do. Eran dos meses lar­gos de huel­ga; se les esta­ba esca­pan­do de las manos. No que­rían que el movi­mien­to que se esta­ba gene­ran­do en Gas­teiz se exten­die­ra a otros luga­res y tenían las órde­nes de masa­crar. Des­de la maña­na actúan con mucha vio­len­cia; la repre­sión con­tra las mani­fes­ta­cio­nes es tre­men­da, se dan las pri­me­ras car­gas inclu­so den­tro de las igle­sias cuan­do la gen­te se refu­gia­ba. Ya des­de la maña­na dis­pa­ran fue­go real y hay unos cuan­tos heri­dos de bala…

Y por la tar­de lle­gó la matanza…

A las 5.00 de la tar­de esta­ba con­vo­ca­da la asam­blea por las comi­sio­nes repre­sen­ta­ti­vas para hacer una valo­ra­ción de la jor­na­da. Ya des­de las 4.30 la gen­te va hacia la igle­sia San Fran­cis­co. De mane­ra pre­me­di­ta­da, la Poli­cía deja que se lle­ne la igle­sia y cuan­do está lle­na, con unas 4.000 o 5.000 per­so­nas den­tro y otras tan­tas fue­ra, man­dan des­alo­jar y gasean la igle­sia. La gen­te empie­za a salir corrien­do des­pa­vo­ri­da, medio asfi­xián­do­se, y es cuan­do son gol­pea­dos y tiro­tea­dos des­de fue­ra. La gen­te del exte­rior quie­re atraer la aten­ción de la Poli­cía para que dejen el paso fran­co para salir y enton­ces los poli­cías empie­zan a dis­pa­rar tan­to a los que salen como a la gen­te de fue­ra. Allí mata­ron a tres per­so­nas y lue­go murie­ron otras dos.

La vio­len­cia poli­cial con­ti­nuó el día siguien­te, que fue pre­ci­sa­men­te el trá­gi­co para usted…

Des­pués de comer, cuan­do me acer­ca­ba a Zara­ma­ga con otros ami­gos, vimos que venían un auto­bús de Poli­cía y tres jeeps. Echa­mos a correr pero nos cor­ta­ron el paso. Yo tenía en el ojo izquier­do una lesión bas­tan­te gra­ve ‑prác­ti­ca­men­te sin visión‑, y me res­guar­dé con­tra una pared y me tapé la cabe­za con los brazos.

No cesa­ban de gol­pear­me y lle­gó un momen­to en que, vien­do que algún gol­pe me iba a dar en el ojo sano, les adver­tí: «Lle­vad­me dete­ni­do, haced lo que que­ráis con­mi­go pero no sigáis gol­peán­do­me por­que me vais a dar en el ojo y me vais a joder…». Enton­ces se ensa­ña­ron más. Me aga­rra­ron de los bra­zos, me los pusie­ron en cruz y todos los gol­pes vinie­ron ya a la cara. Un gol­pe me dio de lleno en el ojo sano y me deja­ron en blan­co. Les dije: «Ya no veo nada, me habéis reven­ta­do, no veo nada…». No sabía si esta­ba san­gran­do, nota­ba hume­dad pero no sabía qué era… Me deja­ron en la calle; no veía nada. Unos veci­nos me lle­va­ron a la Casa de Soco­rro y ahí me dije­ron que la lesión era gra­ve. Estu­ve ingre­sa­do un mes.

¿Qué secue­las le quedaron?

La lesión era gra­ve y lar­ga. No con­se­guían curar­me y, des­pués de diez ope­ra­cio­nes, al final opta­ron por la evis­ce­ra­ción del ojo, por­que man­te­ner­lo me pro­du­cía foto­fo­bia y con­se­cuen­cias que me impe­dían has­ta salir de casa… Pos­te­rior­men­te tam­bién he teni­do pro­ble­mas de infec­cio­nes, recha­zos del implan­te ocu­lar… Hoy día pare­ce resuel­to, pero cual­quier peque­ña con­jun­ti­vi­tis o cata­rro me pro­du­cen infecciones.

Usted que­dó prác­ti­ca­men­te cie­go. ¿De qué mane­ra con­di­cio­nó aque­llo su vida?

Al prin­ci­pio no veía nada, sólo cla­ri­dad. Me fui acos­tum­bran­do a los pocos ángu­los que tenía de visión por el ojo izquier­do, en el que tenía una afec­ción macu­lar por una pedra­da en la niñez. El cuer­po es sabio y se adap­ta a cual­quier res­qui­cio para poder explo­tar al máxi­mo su capa­ci­dad. Con las posi­bi­li­da­des y ángu­los que ten­go de visión, me he ido adap­tan­do para defen­der­me. Según voy andan­do por la calle se me va a abrien­do el mundo.

Aque­llo me afec­tó mucho. Tar­dé bas­tan­te en recu­pe­rar­me. Al prin­ci­pio se te vie­ne el mun­do enci­ma. Yo había ter­mi­na­do una maes­tría indus­trial; era el mayor de cin­co her­ma­nos y me afec­ta­ba a mí y a la situa­ción fami­liar. Mi madre era viu­da, éra­mos cin­co her­ma­nos y todos vivían en par­te de lo que yo apor­ta­ba a la familia…

¿Qué le ayu­dó sico­ló­gi­ca­men­te para sobre­po­ner­se a esa situación?

Tuve un perio­do en que me fal­ta­ban ali­cien­tes, me fal­ta­ba de todo… Una vez que te haces a la idea de que la recu­pe­ra­ción es impo­si­ble, pien­sas que tie­nes que hacer algo… En la capi­tal esta­ba con­di­cio­na­do por la poca visión; mis her­ma­nos me ayu­da­ron a poner una peque­ña tien­da en el pue­blo, don­de tenía más movi­li­dad. Años más tar­de, en 1995, soli­ci­té el ingre­so en la Once y he esta­do unos cuan­tos años en la ven­ta del cupón has­ta que he podi­do aguan­tar físi­ca­men­te por­que he teni­do otros pro­ble­mas de espalda…

¿Reci­bió algún tipo de res­pal­do des­de las instituciones?

No, ni enton­ces ni aho­ra… Ni una lla­ma­da, ni un qué tal estás… El úni­co res­pal­do que he teni­do ha sido de los ami­gos, los fami­lia­res, los com­pa­ñe­ros de la empre­sa, que me visi­ta­ban asi­dua­men­te. De ese mun­do he teni­do todo el res­pal­do del mun­do, pero de las ins­ti­tu­cio­nes, nada de nada…

Los suce­sos del 3 de mar­zo están uni­dos tam­bién al enton­ces minis­tro de la Gober­na­ción, Manuel Fra­ga. 35 años des­pués sigue impu­ne. ¿Qué se sien­te ante ello?

Y es fun­da­dor y pre­si­den­te de honor del PP… Fra­ga había sido minis­tro fran­quis­ta. Tras los suce­sos del 3 de mar­zo admi­tió en rue­da de pren­sa que lo de Vito­ria había sido un ejem­plo de las con­se­cuen­cias que podrían deri­var­se para aque­llos que alte­ra­ran el orden esta­ble­ci­do. Pos­te­rior­men­te, inclu­so, fue más allá dicien­do que la actua­ción no había sido exce­si­va, que no hubo más que cin­co muertos…

Due­le que esas per­so­nas estén toda­vía ahí, en la más com­ple­ta impu­ni­dad… La his­to­ria les juz­ga­rá y, como bien dice Lluis Llach en su mara­vi­llo­so réquiem «Cam­pa­na­des a morts»: «Ase­si­nos de razo­nes y de vidas, que nun­ca ten­gáis repo­so a lo lar­go de vues­tros días, y que en la muer­te os per­si­gan nues­tras memo­rias». No per­de­mos la espe­ran­za de que algún día se vean sen­ta­dos en el ban­qui­llo y que la his­to­ria los reco­ja como lo que ver­da­de­ra­men­te fue­ron: unos geno­ci­das y unos criminales.

Sin embar­go, 35 años más tar­de uste­des siguen pidien­do ver­dad, jus­ti­cia y reparación…

Nos pare­ce fun­da­men­tal. Las ver­sio­nes ofi­cia­les sobre aque­llos hechos son men­ti­ro­sas, ver­gon­zo­sas, ter­gi­ver­sa­das… y su úni­co obje­to era ampa­rar a quie­nes los eje­cu­ta­ron, tan­to a nivel mate­rial como polí­ti­co. Eso hay que cam­biar­lo. La his­to­ria no pue­de reco­ger aque­llos hechos tal como los expli­can los infor­mes poli­cia­les. A nivel ins­ti­tu­cio­nal nun­ca se han preo­cu­pa­do por escla­re­cer los hechos ni por juz­gar­los. Los pocos inten­tos que se han rea­li­za­do en la bús­que­da de la ver­dad han sido por ini­cia­ti­va nuestra.

En cuan­to a la jus­ti­cia, la Ley de Amnis­tía de 1977 no es de amnis­tía sino de pun­to final, por el que todos los fun­cio­na­rios o Fuer­zas del Esta­do que hayan come­ti­do cual­quier tipo de deli­to con­tra los dere­chos de las per­so­nas van a ser amnis­tia­dos. Eso no es de reci­bo en un país que se dice demo­crá­ti­co. Se deben enjui­ciar los hechos y, una vez juz­ga­dos, ten­drán que pagar las penas; y si se les apli­ca la amnis­tía, que se les apli­que, pero sabien­do ver­da­de­ra­men­te lo que habían hecho…

Y lue­go está la reparación…

La repa­ra­ción es un reco­no­ci­mien­to efec­ti­vo de las per­so­nas. Se están dan­do algu­nos pasos. En el Par­la­men­to de Gas­teiz, por ejem­plo, se nos ha reco­no­ci­do como «víc­ti­mas del terro­ris­mo» en una decla­ra­ción ins­ti­tu­cio­nal con el aval de todos los gru­pos políticos.

La con­tra­dic­ción vie­ne des­pués, cuan­do no nos ampa­ran las leyes que ese mis­mo par­la­men­to aprue­ba en soli­da­ri­dad con las víc­ti­mas del terro­ris­mo. Nos dicen que el terro­ris­mo de la vio­len­cia del Esta­do no está con­tem­pla­do en esas leyes… Ade­más fue un 3 de mar­zo cuan­do se hizo la decla­ra­ción, les venía bien ante la ciu­da­da­nía para lavar la cara…

La repa­ra­ción a nivel moral tam­bién es impor­tan­te. La repa­ra­ción mate­rial es un dere­cho al que no renun­cia­mos, pero no lo con­si­de­ra­mos prio­ri­ta­rio; sí con­si­de­ra­mos prio­ri­dad la garan­tía de que hechos de aquel tipo no vuel­van a ocurrir…

¿De qué mane­ra se pue­de mate­ria­li­zar esa garan­tía de no repetición?

Un esta­do demo­crá­ti­co tie­ne sufi­cien­tes medios para garan­ti­zar la apli­ca­ción de dere­chos y liber­ta­des de todas las per­so­nas. No es de reci­bo, por tan­to, que se siga per­mi­tien­do la tor­tu­ra o que se vul­ne­ren dere­chos fun­da­men­ta­les. Tie­nen los meca­nis­mos y las leyes para que no se dé nin­gún tipo de vul­ne­ra­ción. Y si se die­ran, tie­nen tam­bién los meca­nis­mos para apli­car jus­ti­cia. No creo que el Esta­do esté hoy por esas garan­tías de no repe­ti­ción por­que es el pro­pio Esta­do el que las vulnera.

No todas las víc­ti­mas de este últi­mo medio siglo han reci­bi­do ver­dad, jus­ti­cia y repa­ra­ción. Tam­po­co reco­no­ci­mien­to ins­ti­tu­cio­nal… ¿Hay dife­ren­tes tipos de víctimas?

En cuan­to a sufri­mien­to y dolor, todas las víc­ti­mas somos igua­les, pero lo que nos hace dife­ren­tes es el tra­ta­mien­to y la dis­cri­mi­na­ción. Algu­nas no exis­ti- mos. La dis­cri­mi­na­ción es total sobre las víc­ti­mas que ha pro­vo­ca­do la pro­pia vio­len­cia y el terro­ris­mo de Estado.

Son inca­pa­ces siquie­ra de per­se­guir y juz­gar a los auto­res mate­ria­les y a los induc­to­res polí­ti­cos del 3 de mar­zo de 1976. No se les ha con­de­na­do en nin­gún ámbi­to; ni siquie­ra en el aspec­to polí­ti­co se les ha exi­gi­do una rec­ti­fi­ca­ción ni se les ha hecho una repro­ba­ción… En cam­bio, el otro tipo de víc­ti­mas han teni­do todo tipo de reco­no­ci­mien­tos y home­na­jes, y a los auto­res de esas accio­nes les impo­nen pudrir­se en las cárceles…

Se da una para­do­ja tre­men­da: tor­tu­ra­do­res o geno­ci­das como Carre­ro Blan­co o Meli­tón Man­za­nas están reco­no­ci­dos como víc­ti­mas. Sin embar­go, a las víc­ti­mas de ellos se les ha nega­do el reco­no­ci­mien­to y esa cate­go­ría por­que son víc­ti­mas de un Esta­do que, ade­más, ejer­cía pode­res total­men­te ile­gí­ti­mos pues había sido implan­ta­do a tra­vés del terror y las armas…

Recor­da­ba que el Par­la­men­to de Gas­teiz les reco­no­cía el 3 de mar­zo de 2006 como «víc­ti­mas del terro­ris­mo». El mis­mo día, por la tar­de, la Ertzain­tza les apa­lea­ba en la mani­fes­ta­ción del 30º ani­ver­sa­rio y pare­cían cebar­se de nue­vo con usted y otra víc­ti­ma del 3 de marzo…

Yo revi­ví aque­llo como una pesa­di­lla. Pen­sa­ba que esta­ba pasan­do lo mis­mo del 76. En 2006, las lesio­nes físi­cas no lle­ga­ron a la impor­tan­cia de 30 años atrás; tuve más suer­te por­que sólo me rom­pie­ron el tabi­que nasal, pero si el cula­ta­zo que me die­ron en la nariz me lo dan unos cen­tí­me­tros más a la dere­cha, ter­mi­nan la fae­na de 1976…

Noso­tros veía­mos que la lucha de la Aso­cia­ción 3 de Mar­zo era moles­ta por­que no se limi­ta sola­men­te a home­na­jear y recor­dar a los com­pa­ñe­ros ase­si­na­dos. El espí­ri­tu del 3 de mar­zo reco­ge la mis­ma lucha que se lle­vó hace 35 años: la denun­cia de todas las vul­ne­ra­cio­nes de dere­chos y liber­ta­des. Y eso es moles­to para algunos.

Ade­más del ani­ver­sa­rio, aquel día exi­gía­mos tam­bién escla­re­ci­mien­to y ver­dad sobre la muer­te ‑esos mis­mos días- de dos pre­sos vas­cos: Rober­to Sainz e Igor Angu­lo. Las fami­lias no se creían la ver­sión ofi­cial y noso­tros nos uni­mos al dolor y a la deman­da de escla­re­ci­mien­to. Lle­va­mos una iku­rri­ña con las fotos de los dos y un cres­pón negro en señal de due­lo. La actua­ción de la Ertzain­tza fue con­tun­den­te; las dos per­so­nas que lle­vá­ba­mos la iku­rri­ña aca­ba­mos apa­lea­dos, arras­tra­dos por el sue­lo, con lesio­nes impor­tan­tes y, final­men­te, impu­tados por un deli­to de enal­te­ci­mien­to del terro­ris­mo, con un expe­dien­te san­cio­na­dor y jui­cio por lesio­nes, aten­ta­do a la auto­ri­dad, coacciones…

Lue­go la pro­pia Audien­cia Nacio­nal dijo que noso­tros no había­mos come­ti­do nin­gún deli­to, sino que ejer­cía­mos el dere­cho de mani­fes­ta­ción com­ple­men­te legal y que no había enal­te­ci­mien­to del terrorismo.

En 1976, la Poli­cía dijo que dis­pa­ró más de mil balas para defen­der­se. En 2006, la Ertzain­tza car­gó con­tra la mani­fes­ta­ción pací­fi­ca y aca­bó acu­san­do a varias per­so­nas de aten­ta­do a la auto­ri­dad… ¿Se pue­de ser víc­ti­ma tam­bién de las ver­sio­nes oficiales?

El Esta­do se pro­te­ge con ver­sio­nes men­ti­ro­sas. Sue­len decir que hay miem­bros de orga­ni­za­cio­nes que siguen un manual, pero es el Esta­do el que sigue un manual de actua­ción. En 1976 jus­ti­fi­ca­ron la masa­cre dicien­do que se vie­ron obli­ga­dos a dis­pa­rar para pre­ser­var sus vidas. En 2006 dije­ron que noso­tros fui­mos los que les ata­ca­mos, que yo les qui­se arre­ba­tar la esco­pe­ta, cuan­do en reali­dad lo que hice fue pro­te­ger­me ins­tin­ti­va­men­te por el mie­do a que me abrie­ra la cabe­za con el lan­za­pe­lo­tas. Se ava­lan­za­ron enci­ma cua­tro o cin­co ertzai­nas y reci­bi­mos la pali­za ya en el sue­lo. Se pudo demos­trar la fal­se­dad de su ver­sión por­que había un vídeo…

¿La cali­dad de una demo­cra­cia se mide tam­bién por el gra­do de impu­ni­dad de gober­nan­tes, poli­cías, jueces…?

Si en el Esta­do espa­ñol fué­ra­mos a medir la cali­dad de la demo­cra­cia por la impu­ni­dad de sus gobier­nos, esta­ría­mos en demo­cra­cia cero por­que la impu­ni­dad deri­va­da del fran­quis­mo ha sido total. A estos no les han pedi­do ni cua­ren­te­na, ni con­de­na del ante­rior régi­men, ni nada… Se vol­vie­ron demó­cra­tas de la noche a la mañana.

¿Qué due­le más en su inte­rior: la pro­pia agre­sión físi­ca, la fal­se­dad de las ver­sio­nes ofi­cia­les, la humi­lla­ción de no ser siquie­ra reco­no­ci­do como víc­ti­ma, la impu­ni­dad de los autores…?

Las lesio­nes físi­cas due­len por­que te mar­can la vida y te con­di­cio­nan total­men­te. De tener una carre­ra ya más o menos esta­ble­ci­da, de tener un pues­to de tra­ba­jo, una pro­yec­ción de futu­ro… pasas a que una actua­ción poli­cial te cam­bia com­ple­ta­men­te la vida. Eso due­le mucho, pero no due­le tan­to como la impu­ni­dad y el tra­ta­mien­to que se está reci­bien­do posteriormente.

Noso­tros hemos inten­ta­do reabrir los casos a nivel judi­cial y se nos han nega­do siem­pre en el Esta­do espa­ñol. Due­le más la impu­ni­dad que el daño físico.

¿Qué es para usted la memo­ria histórica?

Es una nece­si­dad impe­rio­sa de saber lo que ha ocu­rri­do. Un esta­do demo­crá­ti­co tie­ne que saber lo que ha pasa­do para actuar en el pre­sen­te y cons­truir el futu­ro. Algu­nos dicen que es mejor no reabrir heri­das, pero una heri­da bien cerra­da no se reabre, y para cerrar­la hay que afron­tar los hechos que ocu­rrie­ron. En ese sen­ti­do, el Esta­do espa­ñol tie­ne un défi­cit muy grande.

Algu­nos sec­to­res pro­mo­cio­nan a las víc­ti­mas de ETA como gru­pos de pre­sión sobre la polí­ti­ca esta­tal y vas­ca… ¿Corres­pon­de a las víc­ti­mas ‑por ser­lo- deci­dir sobre la polí­ti­ca? ¿Tie­nen más razón por ser víctimas?

Las víc­ti­mas no pode­mos con­di­cio­nar pro­ce­sos polí­ti­cos ni esta­dos de opi­nión ni nada que se le parez­ca. Pode­mos opi­nar como ciu­da­da­nos nor­ma­les, pero no como víc­ti­mas. Es más, en cier­ta mane­ra pode­mos estar media­ti­za­dos por una situa­ción más o menos per­so­nal, que podría con­di­cio­nar­te una actuación.…

Yo no ten­go odio ni ren­cor; sí ten­go rabia, nece­si­dad de que se nos reco­noz­ca, pero no me sien­to legi­ti­ma­do para con­di­cio­nar a un par­ti­do u otro, o a un lehen­da­ka­ri o a un pre­si­den­te de gobierno a que vaya por aquí en fun­ción de mi bene­fi­cio o mane­ra de pensar.

Sí tene­mos dere­cho a opi­nar como uno más y tene­mos tam­bién dere­cho a la ver­dad, a la jus­ti­cia y a la repa­ra­ción, y a que ese espa­cio de impu­ni­dad se vaya corrigiendo.

Este año ven­drán alle­ga­dos y víc­ti­mas del Bloody Sun­day irlan­dés (14 muer­tos el 30-I-72). Su lucha ha sido muy simi­lar. Sin embar­go, allá el Infor­me Savi­lle encar­ga­do por el Gobierno bri­tá­ni­co con­fir­mó la ino­cen­cia de las víc­ti­mas y el pri­mer minis­tro cali­fi­có de «injus­ti­fi­ca­da e injus­ti­fi­ca­ble» la actua­ción mili­tar y pidió per­dón a los norir­lan­de­ses. ¿Se ima­gi­na aquí algo similar?

Hoy día, no. Cuan­do salió el Infor­me Savi­lle en junio, diji­mos que era un ejem­plo a seguir por el Gobierno espa­ñol. No hay nin­gún atis­bo de que vaya a ir en esa direc­ción… Es cier­to que en Irlan­da ha sido 38 años des­pués; aquí han pasa­do 35 pero nun­ca es tar­de. Aque­llo es jus- ticia, bus­car la ver­dad y reco­no­cer. Es nece­sa­rio impul­sar y crear una Comi­sión de la Ver­dad para Eus­kal Herria

La lucha ha sido muy pare­ja: Derry-Gas­teiz, Bloody Sunday‑3 de Mar­zo. La dife­ren­cia es que allá, aun­que tar­de, se ha reco­no­ci­do el peca­do come­ti­do por el Ejér­ci­to bri­tá­ni­co. En algún momen­to, el Esta­do espa­ñol ten­drá que reco­no­cer la masa­cre come­ti­da con­tra la cla­se tra­ba­ja­do­ra el 3 de mar­zo de 1976.

Des­pués de todo lo vivi­do estos años, ¿con­fía en que algún día habrá justicia?

Esta­mos tan escar­men­ta­dos… Nos han dado tan­tos palos duran­te todos estos años… No per­de­mos la espe­ran­za y es nues­tra labor. Esa es nues­tra inquie­tud y vamos a seguir peleando.

Fer­min Muna­rriz – Gara

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