La (in)Justicia como coar­ta­da- Xabier Makazaga

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En una entre­vis­ta al dia­rio «Berria», el lehen­da­ka­ri Patxi López dejó bien cla­ro que no daba ni daría cre­di­bi­li­dad algu­na a las denun­cias de tor­tu­ras has­ta que no hubie­ra una sen­ten­cia fir­me de la Jus­ti­cia. Y cuan­do el perio­dis­ta le indi­có que los infor­mes de los exper­tos de la ONU sí que les con­ce­dían cre­di­bi­li­dad, el lehen­da­ka­ri insis­tió en negársela.

Por des­gra­cia, ésa pare­ce ser la pos­tu­ra ofi­cial del PSE y del actual Gobierno de Lakua al res­pec­to, por­que la con­se­je­ra de Edu­ca­ción, Isa­bel Celaá, ha insis­ti­do en la nece­si­dad de que haya sen­ten­cias judi­cia­les fir­mes para poder incor­po­rar a las aulas casos de víc­ti­mas poli­cia­les, aña­dien­do que su Depar­ta­men­to tenía la inten­ción de ser «muy rigu­ro­so» en la selec­ción de dichas víctimas.

Y tan rigu­ro­so, por­que la exi­gen­cia de esas sen­ten­cias judi­cia­les fir­mes exclu­ye a la inmen­sa mayo­ría de las víc­ti­mas del Esta­do que nun­ca han reci­bi­do ni reco­no­ci­mien­to ofi­cial ni repa­ra­ción algu­na. Tan­to duran­te la dic­ta­du­ra fran­quis­ta como duran­te la lla­ma­da tran­si­ción y estos últi­mos 25 años, la nega­ción de esas víc­ti­mas ha sido una constante.

El infor­me del ante­rior direc­tor de Dere­chos Huma­nos del Gobierno vas­co, Jon Mire­na Lan­da, iden­ti­fi­có al menos 75 muer­tos por actua­cio­nes poli­cia­les y para­po­li­cia­les, en mani­fes­ta­cio­nes, con­tro­les u otro tipo de actua­cio­nes, sin que se hayan dado ape­nas sen­ten­cias con­de­na­to­rias. Y con las víc­ti­mas de la tor­tu­ra por moti­va­ción polí­ti­ca en depen­den­cias poli­cia­les, que han sido unas 10.000 duran­te estos últi­mos 50 años, ha suce­di­do otro tanto.

En la mis­ma sesión par­la­men­ta­ria de la Comi­sión de Edu­ca­ción en la que puso como con­di­ción la exis­ten­cia de sen­ten­cias judi­cia­les fir­mes, Isa­bel Celaá sacó a relu­cir varias veces al pro­fe­sor del aula de Éti­ca de la Uni­ver­si­dad de Deus­to Xabier Etxe­be­rria, que es sin duda una refe­ren­cia indis­cu­ti­ble para el PSE en el tema de las víc­ti­mas, y ensal­zó su tra­ba­jo «Sobre la tor­tu­ra, pers­pec­ti­va éti­ca y pro­pues­ta pedagógica».

Aho­ra bien, en dicho tra­ba­jo, Etxe­be­rria afir­ma que «la tor­tu­ra no se ha des­te­rra­do, se ha hecho secre­ta. Y esto ha supues­to cier­tos agra­va­mien­tos», uno de los cua­les es que si el tor­tu­ra­dor «es inte­li­gen­te como para no dejar hue­llas, si está “bien pro­te­gi­do por el sis­te­ma”, nadie sabrá lo que ha hecho, nadie le pedi­rá cuen­tas, el tor­tu­ra­do no ten­drá a quién recla­mar. Este secre­tis­mo, por un lado, garan­ti­za la impu­ni­dad del tor­tu­ra­dor y, por otro, deja sumi­da a la víc­ti­ma en el mayor des­am­pa­ro no sólo en el momen­to de ser tor­tu­ra­da, sino en el momen­to de recla­mar la jus­ti­cia y la repa­ra­ción debi­da por lo que se le ha hecho».

Ante ello, sub­ra­ya la impor­tan­cia de con­ti­nuar la bata­lla por des­te­rrar la tor­tu­ra, y reco­mien­da tra­tar de «hacer­la públi­ca, de hacer que se sepa, de airear­la con vigor, no sólo para que se aca­be con la impu­ni­dad de los tor­tu­ra­do­res, sino para que haya una ver­da­de­ra rege­ne­ra­ción demo­crá­ti­ca y espe­cial­men­te para que las víc­ti­mas pue­dan tener la jus­ti­cia y repa­ra­ción debidas».

Para con­se­guir dicho obje­ti­vo, Xabier Etxe­be­rria pro­po­ne como cri­te­rio «que se reco­noz­ca que se da al menos tan­ta tor­tu­ra como la que vie­ne ava­la­da por las deci­sio­nes judi­cia­les y por orga­nis­mos inter­na­cio­na­les de pro­ba­da hones­ti­dad e impar­cia­li­dad» (men­cio­na a Amnis­tía Inter­na­cio­nal, el CPT del Con­se­jo de Euro­pa, el CAT y el Rela­tor para la Tor­tu­ra de la ONU…), y tam­bién por «orga­nis­mos loca­les de simi­lar impar­cia­li­dad probada».

¿Siguen las auto­ri­da­des del PSE esa reco­men­da­ción y ese cri­te­rio? Has­ta aho­ra, aun­que tan­to ensal­cen al pro­po­nen­te, des­de lue­go que no, por­que hacen todo lo con­tra­rio de airear los casos de tor­tu­ra y, en lugar de acep­tar lo que afir­man y reco­mien­dan los orga­nis­mos inter­na­cio­na­les y loca­les men­cio­na­dos, se escu­dan en la (in)Justicia para seguir con­de­nan­do a miles de víc­ti­mas de la tor­tu­ra al mayor de los desamparos.

¿Y en ade­lan­te? Es espe­ran­za­dor el hecho de que se hayan deci­di­do, por fin, a apo­yar una pro­po­si­ción no de ley para ins­tar al Gobierno de Lakua a «cons­ti­tuir de mane­ra inme­dia­ta un espa­cio ins­ti­tu­cio­nal y admi­nis­tra­ti­vo» para aten­der a las víc­ti­mas no reco­no­ci­das has­ta aho­ra, y a «poner en mar­cha medi­das y actua­cio­nes des­ti­na­das a su reconocimiento».

Mucho me temo, sin embar­go, que segui­rán ocul­tan­do la terri­ble reali­dad de la tor­tu­ra y exi­gien­do prue­bas a los tor­tu­ra­dos, aun­que todos los orga­nis­mos inter­na­cio­na­les men­cio­na­dos sub­ra­yen que la no exis­ten­cia de dichas prue­bas, que el régi­men de inco­mu­ni­ca­ción hace prác­ti­ca­men­te impo­si­bles, no sig­ni­fi­ca en abso­lu­to que las denun­cias sean falsas.

En nues­tras manos, y sobre todo en las de esos miles de tor­tu­ra­dos y tor­tu­ra­das, está obli­gar­les a rec­ti­fi­car y a dar nue­vos pasos que con­duz­can a un rápi­do reco­no­ci­mien­to y repa­ra­ción de todas las víc­ti­mas. De abso­lu­ta­men­te todas.

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