Se bus­ca a Bush por tor­tu­ra­dor- Anto­nio Muñiz

Ya en dos ciu­da­des euro­peas el ex pre­si­den­te nor­te­ame­ri­cano Geor­ge W. Bush corre el peli­gro de ser arres­ta­do por ser el máxi­mo res­pon­sa­ble de la apli­ca­ción de tor­tu­ras duran­te y des­pués de la gue­rra san­grien­ta que empren­dió con­tra Iraq, con el apo­yo de sus prin­ci­pa­les alia­dos, los ex pri­me­ros minis­tros de Gran Bre­ta­ña Tony Blair, y de Espa­ña José María Aznar.

Las acu­sa­cio­nes con­tra Bush en ese sen­ti­do le impi­die­ron mate­ria­li­zar un via­je que tenía pre­vis­to hacer la sema­na pasa­da a Gine­bra, Sui­za, don­de orga­ni­za­cio­nes de dere­chos huma­nos han empren­di­do deman­das lega­les con­tra el ex man­da­ta­rio esta­dou­ni­den­se por sus fla­gran­tes vio­la­cio­nes de los dere­chos humanos.

El gobierno sui­zo reci­bió fuer­tes pre­sio­nes de los denun­cian­tes para impe­dir que el ex inqui­lino de la Casa Blan­ca visi­ta­ra Gine­bra y par­ti­ci­pa­ra en una cere­mo­nia de una enti­dad judía, dije­ron repor­tes de prensa.

Algo simi­lar le ocu­rrió a Bush en noviem­bre pasa­do, cuan­do pla­nea­ba pre­sen­tar en Lon­dres, Gran Bre­ta­ña, su supues­to libro de memo­rias “Deci­sion Point”, en el cual pre­ci­sa­men­te defien­de las prac­ti­cas de tor­tu­ras de “aho­ga­mien­to simu­la­do”, apli­ca­das por mili­ta­res de su país en la cár­cel que Washing­ton man­tie­ne en la ile­gal base nor­te­ame­ri­ca­na de Guan­tá­na­mo, en terri­to­rio cubano.

Enton­ces, el alcal­de de Lon­dres, Boris John­son, le envió al pro­pio ex gober­nan­te de Esta­dos Uni­dos una misi­va en la que le expre­só que no se sin­tie­ra inmu­ne pues podría ser apre­sa­do si via­ja­ba a la capi­tal británica.

En la mis­ma car­ta, John­son le recor­dó a Bush que el ex dic­ta­dor Augus­to Pino­chet fue dete­ni­do en Lon­dres en 1998, cre­yen­do que eso nun­ca hubie­ra sido posi­ble, por los crí­me­nes y tor­tu­ras come­ti­dos en Chi­le duran­te su mandato.

Lo cier­to es que el cono­ci­do mun­dial­men­te “pre­si­den­te de las gue­rras” se ha vis­to impe­di­do de visi­tar dos impor­tan­tes ciu­da­des euro­peas, y es muy pro­ba­bles que ello le pue­da ocu­rrir en lo ade­lan­te en otras del Vie­jo Continente.

Igual le pudie­ra suce­der a Bush en otras nacio­nes de dife­ren­tes regio­nes del mun­do, por­que lo cier­to es que sobre sus espal­das pesan crí­me­nes de lesa huma­ni­dad que deben ser juz­ga­dos por la comu­ni­dad internacional.

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