Ya en dos ciudades europeas el ex presidente norteamericano George W. Bush corre el peligro de ser arrestado por ser el máximo responsable de la aplicación de torturas durante y después de la guerra sangrienta que emprendió contra Iraq, con el apoyo de sus principales aliados, los ex primeros ministros de Gran Bretaña Tony Blair, y de España José María Aznar.
Las acusaciones contra Bush en ese sentido le impidieron materializar un viaje que tenía previsto hacer la semana pasada a Ginebra, Suiza, donde organizaciones de derechos humanos han emprendido demandas legales contra el ex mandatario estadounidense por sus flagrantes violaciones de los derechos humanos.
El gobierno suizo recibió fuertes presiones de los denunciantes para impedir que el ex inquilino de la Casa Blanca visitara Ginebra y participara en una ceremonia de una entidad judía, dijeron reportes de prensa.
Algo similar le ocurrió a Bush en noviembre pasado, cuando planeaba presentar en Londres, Gran Bretaña, su supuesto libro de memorias “Decision Point”, en el cual precisamente defiende las practicas de torturas de “ahogamiento simulado”, aplicadas por militares de su país en la cárcel que Washington mantiene en la ilegal base norteamericana de Guantánamo, en territorio cubano.
Entonces, el alcalde de Londres, Boris Johnson, le envió al propio ex gobernante de Estados Unidos una misiva en la que le expresó que no se sintiera inmune pues podría ser apresado si viajaba a la capital británica.
En la misma carta, Johnson le recordó a Bush que el ex dictador Augusto Pinochet fue detenido en Londres en 1998, creyendo que eso nunca hubiera sido posible, por los crímenes y torturas cometidos en Chile durante su mandato.
Lo cierto es que el conocido mundialmente “presidente de las guerras” se ha visto impedido de visitar dos importantes ciudades europeas, y es muy probables que ello le pueda ocurrir en lo adelante en otras del Viejo Continente.
Igual le pudiera suceder a Bush en otras naciones de diferentes regiones del mundo, porque lo cierto es que sobre sus espaldas pesan crímenes de lesa humanidad que deben ser juzgados por la comunidad internacional.