No teniendo otra cosa mejor que hacer, una noche de estas, hasta que me cabreé definitivamente, vi un espectáculo, cuando menos, surrealista: un deplorable programa televisivo en el que, al día siguiente del de la mujer trabajadora, se dio cita una representación únicamente masculina de todo el espectro parlamentario, citado para la ocasión a costa de la conmemoración del 10º aniversario de la supresión del SMO: el olvidado Servicio Militar Obligatorio. A la vista de que el tema parecía prometer (toda vez que uno, en los 90, dio con sus huesos en el viejo edificio de san Roque s/n por no prestarse a pasar por dicho aro), decidí permanecer ante la caja tonta, quedando totalmente flipao ante el espectáculo presenciado; ante, con perdón de los payasos, el circense espectáculo presenciado.
Y es que no es que, salvo el representante de IU, ningún otro de los presentes hubiese cumplido con la patria (hace falta valor, vendiendo los discursos que vendían en los años ochenta y noventa), sino que, además, no dudaron en posicionarse en contra del afortunadamente olvidado SMO. El ahora caduco, desfasado y afortunadamente superado SMO. Bueno, posicionándose de igual modo en el reportaje previo incluso el militar del acuartelamiento de Aizóain complaciente y peloteramente entrevistado. Eso sí, salvo en el caso del representante de NABAI, no ya una reivindicación o un recuerdo para los insumisos; para el imprescindible y generoso papel jugado por el movimiento insumiso en aras de lograr dicha supresión: ¡Ni una miserable mención por parte de nadie para los mismos, verdaderos artífices con su postura de la supresión del SMO! Vamos, como si la por todos actualmente denostada «mili» hubiese desaparecido por arte de magia. Por obra y gracia del Gobierno en 2001 presidido por Aznar, como se viene sugiriendo desde entonces.
Pero bueno, pese a haber sido lo hasta este momento visto totalmente surrealista, lo mejor aún estaba por llegar: y es que, según la versión oficial, fue el PP quién terminó con el SMO… ¡pero gracias al papel jugado por Juventudes Navarras, según explicó ombligista y autocomplacientemente el otrora “alcaldable” de Berriozar a la presentadora. Así pues, en otro orden de cosas, como es habitual en los circos de dicha cadena, entre todos la mataron y ella sola se murió. Y nosotros, los en su día insumisos condenados a cumplir penas de cárcel, sin habernos enterado, ¿en qué estaríamos pensando? ¡Más nos hubiese valido afiliarnos al PP! O, como el «alcaldable», a JJNN. Aún tendremos que agradecer a nuestra espectral clase política los servicios (no militares, claro está) prestados a la causa…
JAVIER OTXOA,
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