Sobre la mesa largas historias de tortura y violaciones en nuestro pueblo, envueltas en largos silencios, en complicidades de jueces, fiscales, forenses, funcionarios, gobernadores, políticos, delegados gubernamentales…
Sobre la mesa montones de denuncias personales, colectivas, de jóvenes, de mayores, de gremios, de ayuntamientos, de organismos internacionales, de leyes protectoras de derechos, acusadoras y castigadoras de maltratos…
Y en el aire silencios elocuentes, miradas perdidas, cicatrices bordadas en comisaría, lágrimas amargas de mujer, de hombres, de jóvenes y padres vertidas y derramadas en silencio, escondidas en la noche… de una violación no denunciada, de una tortura mascullada en el miedo y la vergüenza….
Envueltos en la indignidad hombres y mujeres, que estudiaron para jueces y son verdugos, fiscales de inquisición y statu quo, voceros del miedo y la injusticia, forenses avivadores de la angustia y el suicidio, funcionarios del masoquismo y la depravación, políticos de la hipocresía, doble rasero y degradación
Se calcula que en los 50 últimos años podrían ser 10.000 las personas torturadas o violadas en Euskal Herria.
Beatriz Etxebarria, detenida la semana pasada en Bilbao, denunció haber sido violada mediante la introducción de un palo en su cuerpo. Relató a su letrado que la subieron completamente desnuda a un taburete donde le esparcieron vaselina en el ano y en la vagina, y le introdujeron un palo.
La joven vizcaina indicó que le arrebataron la ropa de forma reiterada, y que en una ocasión le echaron agua fría sobre su cuerpo desnudo. Beatriz Etxebarria, como el resto (Íñigo Zapirain, Daniel Pastor y Lorena López), permaneció todo el periodo de incomunicación con un antifaz y denuncia que, mientras le echaban agua en las manos, escuchaba un ruido que simulaban ser electrodos.
Y el Ayuntamiento de Bilbao, que ha guardado absoluto silencio ante la violación y tortura denunciada, a través del concejal del PNV, Ricardo Barkala con su alcalde Azkuna a la cabeza, por fin ha hablado para decir que Lorena López, detenida la semana pasada con Beatriz Etxebarría y que trabaja como conserje en un centro municipal –como dice el acta del juez Marlaska: acusada y encarcelada por el grave delito de dormir en casa del novio y nada más- ha sido suspendida de empleo y sueldo “desde el minuto uno” por no acudir a su puesto de trabajo.
¡Todo un detalle de collaborateur