«Hemos presentado esta iniciativa, que entendemos muy necesaria, precisamente en un momento en que desde ciertos sectores de la derecha se arremete contra el modelo del Estado constitucional, el modelo constitucional de la España de las autonomías, para volver ‑o pretender hacerlo al menos- al viejo modelo centralista del pasado. Un modelo que, por mucho que algunos se empeñen, no fue precisamente fructífero ni para Euskadi en particular, ni desde luego para España en general».
Con esta contundencia arrancaba ayer el portavoz del PSE, José Antonio Pastor, su intervención sobre la proposición no de ley presentada por su grupo en defensa del actual modelo autonómico.
Esos «ciertos sectores de la derecha» a los que hacía mención, al igual que las «voces neocentralistas» y los «mensajes catastrofistas» que criticó, no eran un ente abstracto. Se refería a José María Aznar y otros miembros de FAES y dirigentes del PP que a principios de febrero presentaron el informe «Por un estado autonómico racional y viable» con declaraciones del tipo «nuestro país no puede competir ni en Europa ni en el mundo con unas comunidades aspirando a convertirse en mini-estados» (Aznar) y «es preciso recuperar la homogeneidad perdida tras los últimos procesos de reformas estatutarias» (Gabriel Elorriaga).
Pero a José Antonio Pastor el ímpetu por luchar contra «quienes quieren acabar con el Estado de las autonomías y volver al viejo Estado centralista, [que] son los mismos que quieren acabar también con el Estado de bienestar en España», apenas le duró un cuarto de su discurso.
El PP, que alberga a todas esas «voces neocentralistas» con tan perversas intenciones como las mencionadas por Pastor, es el mismo partido que sustenta al Gobierno de Patxi López y que, además, anunciaba que iba a votar a favor de la propuesta.
Vuelta al debate de siempre
Así que no había discusión en los términos amagados, por lo que Pastor dedicó las otras tres cuartas partes de su intervención a atacar al abertzalismo en general, y de manera muy concreta al PNV. Es decir, el debate volvió a mostrarse como una pugna entre la tradición unionista, encarnada por PSE y PP en defensa del marco autonómico, y los representantes de la mayoría de los votos populares, que son PNV, Aralar, EA y EB, que apostaban por la superación del marco actual, el derecho a decidir y la posibilidad de que todos los proyectos políticos, incluido el independentista, puedan ser materializados.
En esta ocasión, Gorka Maneiro, de UPyD, se quedó en posición de fuera de juego. Su partido defiende la revisión del Estado autonómico en busca de «mayor eficacia», lo que incluye la «devolución de competencias al Estado» o el envío de algunas a la Unión Europea. Por tanto, votó en contra de la propuesta de PSE y PP. Eso le llevó a coincidir con quienes proponían la superación del actual marco en base al derecho a decidir.
Finalmente, el Parlamento de Gasteiz acabó aprobando la proposición no de ley por la que se «compromete a defender el marco general, y constitucional, en que se inserta nuestro sistema de autogobierno, que no es otro que el Estado de las autonomías».
En principio, el destinatario de la propuesta del PSE era el PP, pero este partido no tuvo ningún problema en sumarse a una propuesta que abogaba por defender el modelo de la Constitución española de 1978.
La votación en favor del marco autonómico prosperó por 38 escaños contra 37, con la paradoja de que esos 38 escaños de PSE y PP representan a menos votantes que los 37 que ayer se posicionaron en contra de la proposición no de ley.
El PNV propuso en su enmienda que el Parlamento se comprometiera a «defender, respetar, que el marco jurídico-político permita que todos los proyectos políticos de carácter bien sea autonomista, federalista o independentista desarrollados democráticamente y pacíficamente, puedan ser no sólo defendidos en condiciones de igualdad de oportunidades, sino que además puedan ser materializados si es el deseo mayoritario de la ciudadanía vasca, expresado a través de procedimientos democráticos».
Su portavoz, Joseba Egibar, le recordó al PSE que ese texto es el que estuvo encima de la mesa en las conversaciones de Loiola, pero que, según había dicho algún consejero del actual Ejecutivo de López, «eso ya ha prescrito». Echando mano de su habitual socarronería, Egibar dijo que ahora hay nuevas definiciones en la Real Academia de la Lengua:
-«Consenso: existe si el Partido Socialista está de acuerdo. Si no está el Partido Socialista no hay consenso».
-«Prescripción: situación que se produce cuando el Partido Socialista dice, pues ese texto que dije que sí, ahora digo que no, con absoluta naturalidad y flexibilidad».
Más tarde volvió a la carga incidiendo en que su mención a «facilitar un marco jurídico político, donde pueda caber el proyecto autonomista, federalista, o el independentista incluso», «son papeles de Loiola» que «el presidente de su partido tenía encima de la mesa el 2006». No dijo Egibar que esas concreciones no pasaron de la mesa al acuerdo porque el PNV se opuso a ello como el PSE.
Fuente: Gara