Se han hecho públicas las conclusiones del Foro Cívico contra la Tortura «Esteban Muruetagoiena», en el marco de una concentración convocada a las 12 del mediodía frente al Parlamento de Navarra.
Tras el rechazo del Parlamento a investigar las denuncias de tortura y a apoyar las medidas que recomienda la ONU y otras instancias internacionales para prevenir el maltrato a las personas detenidas, Iniciativa contra la Tortura en Navarra ha devuelto al Parlamento las conclusiones del foro celebrado el pasado fin de semana, «en el que la ciudadanía hizo lo que debiera haber hecho la institución que representa a todos los navarros y navarras», según señalan.
En el acto se ha recordado a las 13 personas muertas por torturas en este país en las últimas décadas, y muy especialmente a Esteban Muruetagoiena, que murió tal día como hoy hace 29 años, tras 9 días de incomunicación. Su hija, Tamara Muruetagoiena, ha dirigido unas palabras a las personas presentes al terminar el acto.
CONCLUSIONES DEL FORO CIVICO CONTRA LA TORTURA
En los últimos 50 años, 10.000 ciudadanos y ciudadanas vascas han denunciado torturas y malos tratos durante el periodo de incomunicación. Sólo en los tres primeros meses de 2011 se han contabilizado 11 denuncias, varias de las cuales incluyen violaciones y vejaciones sexuales. En Navarra, 17 personas han denunciado torturas en los últimos seis meses. Desde 2002, ha habido 553 denuncias en Euskal Herria. Y en este mismo período, 6.235 en todo el Estado español. Estos datos reflejan el carácter sistemático de esta práctica en todos los pueblos del Estado, si bien en el nuestro los números alcanzan cotas de especial gravedad: aquí, tres de cada mil personas han pasado por el infierno en algún momento de su vida.La pervivencia de la tortura se asienta en el manto de impunidad que ofrece el actual sistema de detenciones incomunicadas, que es criticado desde todas las instancias internacionales. Es un pacto de silencio que empieza desde la propia legislación, pero en el que también intervienen los políticos que ordenan, los policías que obedecen, los forenses y abogados de oficio que dan presunción de legalidad a la más total oscuridad, los jueces que ordenan incomunicar y que a los cinco días ni se inmutan ante las denuncias de tortura, los medios de comunicación que silencian y hasta justifican, toda la gente que sabe y que ampara…El impacto de la tortura es brutal en nuestro pueblo. Y no sólo en las personas torturadas, o en su entorno más cercano. Con las cifras antes apuntadas, la gran mayoría de las personas que vivimos en este país la hemos vivido de cerca, sabemos que existe, conocemos a gente que la ha padecido, y sabemos de sus efectos, entre ellos ese miedo personal a que vuelva a pasar otra vez, y también el miedo colectivo de saber lo indiscriminada que puede llegar a ser. Porque la tortura, y la impunidad que la rodea, busca precisamente provocar terror en la sociedad, paralizar a las personas, imponerse por el miedo.Sin embargo, el infierno se supera en la mayoría de los casos, y Euskal Herria sigue dando pasos adelante para erradicar definitivamente esta forma extrema de violencia. El Estado español está desnudo frente al mundo en su empeño por incomunicar a los detenidos por motivos políticos, y en nuestro pueblo se está levantando ya un muro social que va a acabar con tanta impunidad más pronto que tarde. Mediante la movilización social y el compromiso colectivo, vamos a conseguir que se derogue de una vez el régimen de incomunicación y se apliquen las medidas de prevención de la tortura recomendadas por Torturaren Aurkako Taldea. Ese es el objetivo, y es una batalla que vamos a ganar. Ya ha empezado a correr el reloj de la historia para que lleguen a este país las tres erres que cerrarán las heridas de la tortura: reconocimiento, reparación y no repetición.
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Conclusiones: doc, pdf, mp3