Askapena
El fin de semana del 17 al 20 de febrero tuvimos ocasión en Madrid de conocer de primera mano las voces de algunos militantes vasc@s, en unas jornadas organizadas por diferentes organizaciones y colectivos madrileños en el marco de la V Semana Internacional de Solidaridad con Euskal Herria. Entre ellas, tuvimos oportunidad de escuchar a varios compañeros de Askapena (organismo de solidaridad internacionalista), y hemos querido profundizar con ellos sobre ciertas cuestiones que surgieron a lo largo de las diferentes charlas y encuentros.
1‑Te proponemos comenzar con una breve presentación de Askapena, organización de solidaridad internacionalista. ¿Cómo entiende Askapena la práctica del internacionalismo?
Askapena entiende el internacionalismo como una práctica eminentemente política de solidaridad entre los pueblos trabajadores. Entendemos la solidaridad internacionalista como una necesidad que proviene de un interés común a los pueblos y sectores populares de unirse en la lucha contra el sistema capitalista imperialista. Desde el respeto de las diferencias culturales e idiosincrásicas que existen entre los pueblos, la solidaridad internacionalista tiene como objetivo el apoyo, fortalecimiento y aprendizaje mutuo, de ida y vuelta, entre los y las que se enfrentan al sistema de dominación vigente. Al enfrentarnos a un enemigo común, la liberación de cualquier pueblo trabajador se torna un elemento que repercute objetivamente y favorablemente en el proceso de liberación de los otros pueblos. En ese sentido, paralelamente a un trabajo de solidaridad con los pueblos en lucha, Askapena, como parte del MLNV, está comprometida con el proceso de liberación nacional y social del pueblo vasco. Conseguir nuestro objetivo estratégico, un estado socialista e internacionalista para las sietes provincias vascas, será el mayor aporte solidario del pueblo trabajador vasco a los otros pueblos en lucha. Pero por otro lado, este objetivo no será alcanzable sin gozar de un firme apoyo internacionalista que acompañe, enriquezca y blinde nuestro proceso de liberación.
2‑La Izquierda Abertzale se haya inmersa en un proceso de impulso de lo que viene a llamarse un proceso democrático. ¿En qué consiste dicho proceso democrático?
El proceso democrático es el principal instrumento político de cambio para Euskal Herria propuesto unilateralmente por la Izquierda Abertzale tras un largo e histórico debate en su seno. Su objetivo es el de construir un marco democrático mediante el cual se pueda dar una solución justa y duradera a los dos principales ejes del conflicto: la autodeterminación y la territorialidad. Para ello, la Izquierda Abertzale apuesta por un nuevo modelo de confrontación en el que la violencia política no tiene cabida. En este sentido, al pasar de una estrategia politico-militar a una exclusivamente política, las únicas formas de intervención política defendidas son la lucha de masas, la lucha institucional y la lucha ideológica, facilitando de esta manera la acumulación de fuerzas a favor del cambio y llevando la confrontación al terreno donde los Estados son más débiles: el terreno político. La modificación de la correlación de fuerzas mediante la utilización de vías y medios exclusivamente políticos y democráticos y la búsqueda del apoyo internacional son los instrumentos que, junto al apoyo popular, permitirán y garantizarán que el proceso avance firmemente y de forma irreversible, por un lado, hacia la desactivación de las medidas de excepción, por otro, hacia la posibilidad de defender y materializar, en igualdad de condiciones, cualquier proyecto político incluido el independentista y finalmente serán los únicos garantes de la consecución de un marco que materialice juridico-políticamente lo acordado acerca de la territorialidad y el derecho a decidir del pueblo vasco. Por lo tanto con democrático se quiere subrayar que tanto los medios utilizados (ausencia total de violencia), el motor (el movimiento popular), los objetivos (un marco en el que la última palabra la tenga el pueblo vasco), y el garante (la ciudadanía vasca) responden a criterios escrupulosamente democráticos. Por otro lado, con proceso se quiere explicitar la dimensión temporal y acumulativa de esta nueva estrategia de resolución del conflicto en la que cada victoria en la recuperación de derechos fundamentales (individuales y colectivos), aunque parcial, implica un fortalecimiento y avance irreversible hacia la superación del conflicto en su totalidad.
3– El conjunto de la base de la Izquierda Abertzale llegó al acuerdo que se plasmó en el documento Zutik Euskal Herria tras un debate de valoración de la trayectoria de los últimos 30 años y de análisis de las condiciones actuales. ¿Cuál es esa valoración a grandes rasgos sobre la trayectoria de los últimos 30 años así como de las condiciones actuales? ¿Qué relación tiene ese análisis con la decisión tomada de impulsar el proceso democrático?
Este es un punto clave en el que nos tenemos que detener si queremos entender cabalmente el carácter innovador y la viabilidad estratégica de la propuesta que la Izquierda Abertzale recoge, tras un largo debate, en el documento Zutik Euskal Herria. Teniendo en cuenta el carácter estratégico de la reflexión, la Izquierda Abertzale vio la necesidad de llevar a cabo una lectura crítica y autocrítica de su trayectoria combinada con el análisis de los diferentes actores en juego y de sus respectivas estrategias e intereses, con el fin de poder visualizar la evolución en la correlación de fuerzas que se dio en los últimos 50 años de lucha. Me limitaré aquí a trasladar los puntos clave acerca de la fase histórica que se inicia con la famosa y mal llamada “transición democrática” agregando ciertos aspectos, que aunque no planteados tal cual en el debate, facilitarán la comprensión de los y las lectoras menos familiarizadas con la historia reciente de Euskal Herria. En la década de los 70 empezó a resquebrajarse el edificio fascista español al agudizarse las contradicciones que venía sufriendo, a lo largo de los sesenta, su bloque dominante debido los evidentes problemas que tenía en su inserción económica a nivel europeo. Este endeble marco socioeconómico, las constantes movilizaciones obreras y populares, el incremento de las acciones armadas contra el régimen fascista (atentado que causa la muerte de Carrero Blanco, elegido sucesor del dictador Franco) junto a la presión internacional de denuncia del terrorismo de Estado fueron factores que obligaron a la clase dominante española, tras la muerte del dictador, a reformular su proyecto de dominación dando paso así a la mal llamada Transición democrática. Con la incalculable ayuda de las burguesías periféricas (vasca y catalana), del sindicalismo burocrático y de la izquierda reformista, la oligarquía financiera española apostó por un modelo de dominación monárquico constitucional parlamentario (rechazado en plebiscito en tierras vascas) que además de apuntalar al sistema capitalista en su reformulación neoliberal (pacto de la Moncloa), supeditaba constitucionalmente la salvaguarda de la sacrosanta unidad de España a la intervención de las fuerzas armadas. Asimismo, la composición del aparato estatal (judicial, policial, militar, burocrático) y de las instituciones civiles (Iglesia, medios de comunicación) fue marcada por un claro continuismo con el régimen fascista al no exigirse ningún tipo de responsabilidades ni celebrarse juicio alguno en contra de los genocidas y cómplices. Finalmente, esta reformulación del modelo de dominación quedaba definitivamente sellada al colocarse bajo la tutela de un rey educado y nombrado por Franco, convirtiendo a esta supuesta Transición democrática en un alevoso ejemplo de gatopardismo político. Única fuerza sociopolítica en denunciar esta operación cosmética y en apostar por una verdadera ruptura democrática con el régimen anterior, es decir por un nuevo marco que reconociera los derechos nacionales y sociales del Pueblo Trabajador Vasco, el MLNV siguió adelante en todos sus frentes demostrando a través de su compromiso militante los límites estructurales del modelo autonómico que emanaba de dicha constitución. En efecto, denunciar el carácter estratégico de este nuevo proyecto de dominación que buscaba la dilución del carácter diferencial de las naciones oprimidas (Euskal Herria, Catalunya, Galicia) en una nueva división político – territorial de descentralización meramente administrativa (las Comunidades Autónomas) se volvió central para todas la organizaciones populares (sindical, juvenil, feminista, internacionalista, ecologista, etc.) que conforman a la MLNV. A pesar del terrorismo de Estado (GAL) implementado por el PSOE en los años 80 y del constante cerco policial, judicial e ideológico en los 90, la Izquierda Abertzale logró afianzar su posición a nivel político y territorial (en las sietes provincias vascas), logrando así, a finales del siglo XX (Lizarra Garazi), dejar en evidencia la verdadera polarización en juego. Así es como el modelo autonómico perdía respaldo como marco pertinente para resolver los problemas nacionales y sociales dejando al planteamiento rupturista soberanista defendido por la Izquierda Abertzale como única opción viable frente al unionismo españolista. Sin embargo, durante la primera década este siglo, la Izquierda Abertzale, acorralada por una ofensiva judicial sin precedente que tenía en la figura del juez Baltasar Garzón1 uno de sus máximos instigadores, no pudo ni supo ofrecer una estrategia eficaz para materializar las condiciones existentes favorables al cambio político y a la resolución del conflicto en términos democráticos. En efecto, el Estado español consciente de su derrota política, con la insalvable colaboración de un PNV atemorizado por perder sus cuotas de poder en un proceso resolutivo, dio una vuelta de tuerca más a su ofensiva represiva golpeando e ilegalizando a las organizaciones de masas de la Izquierda Abertzale (juveniles, anti-represivas, etc.), a su organización político institucional (Batasuna, con un respaldo electoral que oscila entre el 12 y 18%), deteniendo y torturando sistemáticamente a cuadros y militantes populares (en la actualidad hay más de 750 presas y presos políticos), y cercenando sin tapujos los derechos de reunión, manifestación y expresión, todos ellos componentes supuestamente medulares de la democracia formal burguesa2. A pesar de este contexto represivo, la existencia cada vez más nítida de una masa crítica a favor del derecho de autodeterminación; la debilidad política, que no militar, del Estado español3; la perdida de poder del PNV al salir del gobierno de Gasteiz, la experiencia y confianza política adquiridas por la Izquierda Abertzale en los sucesivos procesos de negociación (Argel, Lizarra Garazi, Loyola), la crisis económica que azota Europa; la presencia del ejercicio del derecho de autodeterminación en la agenda europea (Escocia, Groenlandia, etc.), fueron algunos de los factores que llevaron a la dirigencia y base de la Izquierda Abertzale a realizar este intenso y autocrítico debate que culminó con su nueva propuesta estratégica. Con Zutik Euskal Herria se pretendía (y se ha logrado) retomar la iniciativa política, y superar de esta forma una situación enquistada, de bloqueo político en la que la Izquierda Abertzale, en una posición tendencialmente resistencialista, había estado sumergida en la última década. Las condiciones objetivas estaban reunidas, el agotamiento del ciclo autonómico evidente, pero faltaba una herramienta eficaz para actualizar esa potencialidad. A ese deficiencia vino a dar una repuesta el proceso democrático.
4‑Comentaste que uno de los objetivos del proceso democrático es el de facilitar la acumulación de fuerzas a favor del cambio. ¿En que medida se está logrando este propósito? ¿Qué papel juega la I.A. en este nuevo escenario de acumulación de fuerzas?
Se están creando sinergias en diferentes ámbitos de trabajo y entre diferentes familias políticas que eran impensables hace un par de años. En el ámbito laboral, la mayoría sindical vasca (ELA, LAB, STEE-EILAS, EHNE, Hiru) además de impulsar tres exitosas huelga generales para contrarrestar la ofensiva del capital que estamos padeciendo, está trabajando en conjunto una alternativa, plasmada en el llamado Decálogo contra la crisis, donde se articulan concretamente las necesidades de cambio social y político. Por otro lado, con el Acuerdo de Gernika firmado en septiembre y que recientemente recibió nuevas adhesiones (incluida la de Askapena), estamos frente a uno de los acuerdos más importante al haber logrado reunir a casi todo el arco social y político progresista de Euskal Herria sobre una bases firmes de resolución del conflicto de forma integral y escrupulosamente democrática. Desde el ámbito político-partidario se lograron dos acuerdos claves. Por un lado, la Izquierda Abertzale junto a EA acordaron un documento estratégico, Lortu arte, sobre la construcción de un Estado para Euskal Herria. Por otro, estos mismo partidos junto a Alternatiba acordaron otro documento, Euskal Herria ezkerretik, en el que se establece una alternativa socio-económica para nuestro pueblo. Finalmente, hay que subrayar la existencia de nuevas iniciativas plurales como son Independentistak y el Movimiento por los Derechos Civiles que impulsaron entre otras cosas y respectivamente, masivas movilizaciones en el Aberri eguna (Día de la patria) y en repuesta a la conculcación de derechos fundamentales que seguimos padeciendo. Este nuevo escenario, no solamente ha sido posibilitado por la apuesta unilateral de la Izquierda Abertzale de cambio en su estrategia política, sino que además es este espectro político el que principalmente enriquece y empuja este proceso mediante su gran capacidad y compromiso militante.
5-¿Cuáles son las principales contradicciones que ha generado la decisión unilateral tomada por la IA en el conjunto del panorama político vasco?
Ha provocado sin duda alguna un verdadero terremoto político. Al retomar la iniciativa política y al apostar por vías exclusivamente democráticas rechazando cualquier injerencia violenta en el nuevo escenario abierto, la Izquierda Abertzale obligó al resto de los agentes en juego a posicionarse explícitamente en términos verdaderamente políticos, a retratarse, sin poder esconderse más tras los sempiternos argumentos supuestamente pacifistico-democráticos. Después de pasado un año de la presentación pública de Zutik Euskal Herria, de múltiples pronunciamientos rechazando el uso de la violencia, de la decisión de ETA de declarar un alto al fuego unilateral, general y verificable como se lo exigía tanto los firmantes del Acuerdo de Gernika como importantes agentes internacionales comprometidos con la resolución democrática del conflicto en la Declaración de Bruselas, de la presentación de un nuevo partido Sortu cuyos estatutos cumplen los requisitos de la antidemocrática ley de partidos, los partidos defensores del statuto quo, particularmente el PSE y el PNV, no pueden sostener por más tiempo el discurso según el cual “no ha cambiado nada”. En realidad han pasado tantas cosas que se destapan en el PSE tensiones, por un lado, a nivel interno y, por otro, con la ejecutiva de Madrid. Por su parte, el PNV ya debilitado por su incapacidad a incidir políticamente estando fuera de las instituciones, se ve incapaz de gestionar está nueva situación donde ve peligrar su hegemonía nacionalista y su discurso de supuesto baluarte del “nacionalismo democrático” frente el constitucionalismo españolista y el radicalismo independentista. Por otro lado, EA e IU han sufrido sendas escisiones dando nacimiento a dos nuevos partidos: Alternatiba que reagrupa los sectores provenientes de IU más propicios al diálogo y al cambio socio político en Euskal Herria y Hamaikabat partido que reúne la línea más derechista de EA. Finalmente, a Aralar al ser literalmente desplazado del poco espacio que había logrado obtener los últimos años aprovechándose de la ilegalización de la Izquierda Abertzale, le agarró un vértigo existencial tal como lo demuestra algunas declaraciones (pidiendo más pasos a la IA) y sobre todo el bochornoso episodio que protagonizó en Nafarroa alineándose con el PNV y boicoteando de esta forma la posibilidad de crear un espacio de izquierdas y abertzale capaz de desbancar a la derecha españolista en Nafarroa (llegando a expulsar a EA de Nafarroa bai por sus acuerdos estratégicos con la IA). Como se puede ver, el nuevo panorama político vasco al estar marcado por la necesidad de posicionarse en términos políticos (y no retóricos), claros y contundentes sobre los verdaderos parámetros del conflicto, acelera el desarrollo de las contradicciones preexistentes ofreciéndonos un escenario clarificador en el que dos polos se están tendencialmente materializando: uno a favor de la resolución democrática del conflicto y otro que apuesta por un segundo fraude estatutario cuando no por el retorno a un centralismo autoritario y chauvinista.
6-¿Qué papel va a adoptar Askapena a la hora de contribuir al proceso democrático? ¿Cuál es el papel que pueden jugar los apoyos internacionales en la resolución del conflicto y en su superación en clave política y democrática?
Askapena, a pesar de la redada que sufrió en septiembre del 2010, sigue comprometida en la construcción de una Euskal Herria internacionalista y en su trabajo de fomentar la solidaridad hacia nuestro pueblo. En este sentido, Askapena va a seguir empujando y alimentando la red de solidaridad que ya existe a lo largo y ancho del mundo a favor de nuestro proceso de liberación en la que el trabajo de los EHL (Euskal Herriaren Lagunak-Amigos y amigas del pueblo vasco) destaca particularmente por su compromiso y constancia. Esta línea de trabajo es sin duda alguna clave ya que en el nuevo escenario abierto los Estados francés y español siguen manteniendo una política represiva, negando la dimensión política del conflicto. Es fundamental por lo tanto que agentes tanto a nivel institucional como popular presionen a sus respectivos gobiernos y a los gobiernos francés y español para que se impliquen positivamente en una resolución democrática del conflicto. Finalmente, cabe subrayar que Askapena está comprometida con el trabajo de acumulación de fuerzas en Euskal Herria y en ese sentido es una de las numerosas organizaciones populares firmantes del Acuerdo de Gernika.
7-¿Cómo valora Askapena el papel de la solidaridad internacionalista entre los pueblos bajo jurisdicción del estado español? ¿Qué papel puede jugar en ese proceso vasco de acumulación de fuerzas la solidaridad internacionalista entre los pueblos bajo jurisdicción del estado español?
Creemos que después de años de desencuentros, de desconfianza mutua, debido a errores compartidos a la hora de plantear un trabajo conjunto, se están creando unas sinergias muy positivas. El hecho de haber tenido con Iniciativa Internacionalista una candidatura común para las últimas elecciones europeas no es más que la traslación a nivel político institucional de un largo trabajo de recomposición de lazos de confianza en base a un trabajo común desde abajo. Todavía nos queda mucho trabajo que hacer pero, evidentemente, al estar sometidos al mismo Estado capitalista que niega nuestro carácter nacional tenemos que seguir en esa línea. Eso si, desde el respeto de los tiempos y prioridades que cada pueblo tiene en tanto que marco autónomo de lucha de clases.