Durante los dos días de vista sobre Sortu, en la Sala del 61 se habló mucho de «estrategia político-militar» en alusión a la izquierda abertzale. Fiscalía y Abogacía insistieron en poner en duda que en su apuesta «los únicos instrumentos» sean los políticos, como establece Zutik Euskal Herria. Luego ha llegado el fallo contrario al nuevo partido. Y tras él, nuevas voces que intentan alimentar esa ligazón, como la de Gregorio Peces-Barba, que argumenta que pudo perjudicar a Sortu la presencia de un abogado «de causas de ETA» (quien lo dice, por cierto, fue letrado defensor en el Proceso de Burgos).
Por eso, no está de más recordar que entre los dieciséis jueces de la Sala del 61 había uno llamado Francisco Javier de Mendoza Fernández, miembro del Ejército español desde el año 1976 y actualmente general consejero togado del Cuerpo Jurídico Militar. Y también otro que responde al nombre de Ángel Calderón Cerezo, a la sazón presidente de la Sala de lo Militar del Supremo, condecorado por el Gobierno español en 2008 con la Gran Cruz del Mérito Militar con distintivo blanco y tildado de «muy conservador».
Adivinen qué votaron.