Al parecer, hemos entrado con la década en un tiempo de terremotos. Terremotos de carácter geológico, como el de Japón, con su secuela de destrucción, tragedias y penalidades para el pueblo y la puesta en escena, una vez más, del protocolo de ocultación de la gravedad de los hechos y desinformación sistemática.
“No hay histeria colectiva, ni desórdenes ni saqueos, los japoneses mantienen la tranquilidad en la confianza de sus instituciones. Algo ejemplar, sin duda, proclaman los noticieros, comentaristas y tertulianos de la “patria única e indivisible” y sus colegas de los medios de comunicación públicos de Euskal Herria.
Ha sido en el Estado español, y también en Euskal Herria, en su afán por defender los intereses del lobby nuclear y por ensalzar las “bondades” de una economía capitalista desarrollada, donde se ha conseguido rizar el rizo del ridículo más espantoso.
Patético. Sobre todo cuando la realidad, tan terca ella, se empeña en desmentir las irresponsables afirmaciones de los aduladores del imperio y de los propagandistas del neoliberalismo económico (o sea, del capitalismo más agresivo) que en la mayoría de los casos son los mismos.
Se tardará tiempo en conocer el balance real de la tragedia y, desde luego, se achacarán las responsabilidades a los imperativos de la naturaleza ocultándose las culpas inherentes a la irracionalidad, ambición y desprecio hacia el ser humano y el medio natural por parte del sistema capitalista y sus representantes políticos. Se ha hecho en múltiples ocasiones anteriores y en este momento no será distinto.
Siguiendo con los terremotos, también observamos, en este caso no con pena sino más bien con esperanza a pesar del precio en vidas y sufrimiento de los pueblos en los que se producen, el alcance inesperado de los terremotos políticos.
El Magreb y la Península Arábiga han sido los últimos lugares donde ha prendido la chispa del descontento popular. También ha habido un intento de aprovechamiento, por parte del Imperialismo americano y europeo, de la ola insurreccional en demanda de mejora en las condiciones de vida, para repetir la jugada de Irak en Libia (es decir, controlar el petróleo).
En cualquier caso el proceso más o menos largo de desestabilización social y política del Magreb y la Península Arábiga está servido.
El Imperialismo y las potencias europeas intentarán reconducir los procesos en toda la región, siendo así, la hegemonía política, económica y militar del capitalismo en su conjunto va a recibir serios correctivos en, hasta ahora, esa área de su influencia.
Terremoto permanente está siendo también la crisis económica del sistema capitalista en su conjunto y en particular de las potencias dominantes hasta el presente, EEUU y Japón.
En Europa la crisis está sirviendo para que el sistema con la ayuda inestimable de la socialdemocracia y los sindicatos, (salvo honrosas excepciones) esté apretando las tuercas, en una agresión sin precedentes, a los trabajadores por la vía directa del brutal recorte de los derechos económicos, sociales y laborales obtenidos con décadas de lucha, y por la indirecta de saquear los recursos económicos del Estado.
En este punto deberíamos seguir con atención el caso de Islandia como ejemplo de que lo que parece imposible no lo es cuando un pueblo desoye los cantos de sirena de su gobierno y no se deja engañar por la milonga de la “responsabilidad colectiva” en las crisis económicas.
Y hablando de terremotos, el “asunto SORTU” es el que está en el origen de tanto desasosiego. SORTU si, SORTU no. Hagamos cálculos, se dicen los del PPSOE. Los cálculos (electorales) no salen y el nerviosismo crece y llegamos al paroxismo del esperpento.
Hay que reconocer que con Franco estas cosas no pasaban. Ahora se ha avanzado mucho en el reino de España. De lo que se trata es que te condenan judicial, mediática y eticamente si no dices públicamente lo que te exigen que digas. Ya no se condena por hablar, sino por callar.
Pero claro, es que el asunto es mucho más serio. La propuesta al Pueblo vasco de un proyecto de construcción nacional con una meta visible de consecución de un Estado vasco independiente y socialista, en la que el sujeto político es el propio Pueblo vasco y su protagonista exclusivo, enciende todas las luces rojas de alarma.
Si los contendientes son por una parte el Pueblo vasco y por la otra el régimen español y su estado, la hipócrita cantinela de demócratas y violentos como opuestos y contendientes se va al traste. Sin contar con que también se desvanece el lucrativo negocio de las empresas de seguridad privada y su departamento estrella, los escoltas.
Pero es que, mirando más lejos está la posibilidad real de contagio, aunque parezca que los pueblos están dormidos, terminan por despertar. A veces un modesto ejemplo es el empujoncito que necesitan para empezar a cambiar las cosas.
La nueva Santa Inquisición española remedando a la Santa Alianza que mencionaba el Manifiesto Comunista de 1848, se tendría que poner las “pilas” para conjurar la expansión de ideas que van a demostrar, no sólo la necesidad de su realización, sino también la posibilidad de hacerlo.
Por eso, los comunistas abertzales que no renunciamos a nada, ni a ninguna forma de lucha y que creemos que lo revolucionario es aquello que nos hace avanzar en cada momento hacia la consecución de la libertad en su sentido más pleno, debemos estar dispuestos a apoyar, con el sentido crítico necesario, el proyecto de construcción nacional participando activamente en la ampliación del bloque popular que incorpore a cientos de miles de mujeres y hombres de nuestro pueblo, hoy temerosos o reticentes.
Sabemos que los medios de desinformación sistemática, que lo ocupan casi todo e intentan deformar la realidad, están siendo utilizados como arma privilegiada.
Por eso también es necesario que colaboremos desde lel respeto, la independencia y la lealtad con todas aquellas trabajadores en el conjunto del Estado español y francés, de Europa y del mundo para que participen de nuestros ideales.
Iniciativa Internacionalista, a pesar de sus limitaciones, derivadas en demasiadas ocasiones en desconfianzas y patriotismos de siglas, ha sido un punto de inflexión en lo que tuvo de acertado y equivocado y no debemos olvidar que, sobre todo en política, cuando en algún sitio se suma, se resta en el opuesto.
Euskal Herriko Komunistak (EHK)