Nuestros vecinos del sur no son un Estado serio. En ninguna parte del mundo ocurre que Gobierno y oposición riñan públicamente como colegiales sobre los intentos de solución de un conflicto con cerca de 1.500 muertos, azuzados por medios de comunicación a los que únicamente les importa su cuenta de resultados mientras se les llena la boca hablando de «las víctimas» y con jueces que llaman a declarar a los interlocutores que han negociado en nombre del Ejecutivo. La experiencia ‑y el sentido común- dictan que no cabe afrontar una negociación para acabar con una organización armada de cincuenta años de historia pretendiendo que el Estado no tendrá que hacer ningún tipo de concesión. Al igual que la organización clandestina sabe que tendrá que ceder más allá de lo que pensaba. Eso es una negociación. Lo que ocurre es que en el ámbito político y mediático español la propaganda ha ocupado el espacio de la cordura y la responsabilidad hace tiempo que salió huyendo. Y los líderes políticos, en lugar de hacer pedagogía, se dedican a la demagogia. Quien ha estado del 18 al 21 de mayo de 2007 negociando sin parar dice que pasaba por allí, el otro aduce que es más duro que nadie y quien ayer hablaba del Movimiento Vasco de Liberación ahora caza traidores a cañonazos. ¿Dónde están sus estadistas?
Fuente: Gara