En los últimos meses, dos prominentes ex integrantes de alto rango del Partido Pantera Negra regresaron a sus antepasados – – sus muertes prácticamente desconocidas y poco difundidas.
Durante los años ’60 y ’70 estos hombres eran reconocidos objetivos de la vigilancia del gobierno y de sus esfuerzos para encarcelarlos y destruirlos.
En octubre de 2010, Michael «Cetewayo» Tabor, anteriormente jefe del Ministerio de Información del Partido en Nueva York y uno de los celebrados “21 Panteras de Nueva York” murió en Lusaka, Zambia, en el Centro-Sur de África a la edad de 64.
En febrero de este año, Don «D.C.» Cox, anteriormente el Mariscal de Campo e integrante del Comité Central del partido, murió en su hogar en el Sur de Francia. D.C. tenía 74 años.
Como Mariscal de Campo, D.C. encabezó los asuntos militares y capacitó a los hombres y las mujeres en las tácticas de autodefensa.
Como uno de los “21 Panteras de Nueva York”, Cetewayo enfrentó el encarcelamiento debido a un montaje policial diseñado para destruir la agrupación de los Panteras en Nueva York. En lugar de confiar en las cortes para ganar su libertad, el se dio a la fuga estando bajo fianza y salió de Estados Unidos. D.C. enfrentó cargos en Baltimore, Maryland, relacionados con acciones militares ahí y se dirigió a la Sección Internacional del partido en Argel. Estuvo ahí trabajando durante varios años antes de migrar a Francia.
Los dos hombres pasaron las últimas décadas de su vida en lugares lejos de su tierra de nacimiento.
D.C. nació en Misuri in 1936.
Cetewayo nació en Nueva York en 1946.
Ambos escribieron artículos para el periódico nacional de los Panteras Negras. Cetewayo escribió un artículo tan bien recibido que posteriormente fue reproducido y distribuido nacionalmente, titulado, “El Capitalismo y la Droga = Genocidio”. Fue publicado como folleto y distribuido a nivel internacional.
Cetewayo tenía una voz grave de actor, y era un orador poderoso. De hecho, el presentó al Ministro de Defensa Huey P. Newton, cuando dio un discurso en la Convención Constituyente Revolucionaria del Pueblo en Filadelfia, Pensilvania, en el verano de 1970.
D.C. era un hombre de voz suave, básicamente tímido, que casi nunca habló ante grandes grupos. Era paciente y tenía los pies sobre la tierra. Tenía un profundo cariño y aprecio por las bases del Partido.
Los dos hombres escribieron libros sobre su vida en el Partido, pero hasta la fecha, ninguna de las dos obras ha sido publicada.
Creyeron en la Revolución Negra, en el derecho a la autodefensa, en la conformación de un partido político negro y revolucionario para ayudar a abrir paso a la independencia y libertad para los Negros.
Pelearon como guerreros para lo que creían y nunca dejaron de creer.
Murieron en continentes distintos, pero sus corazones se quedaron en América Negra.
Desde el corredor de la muerte soy Mumia Abu-Jamal.