¡Ay, Fukushi­ma Maca­re­na!- Alva­ro Reizabal

Tuve noti­cia hace unos días de un con­cien­zu­do y por­me­no­ri­za­do estu­dio rea­li­za­do por una con­sul­to­ra giputxi sobre la evo­lu­ción de la pro­gra­ma­ción de EITB des­de que se hizo car­go del Gobierno de la Comu­ni­dad Autó­no­ma el fren­te espa­ño­lis­ta. La mono­gra­fía lle­ga a con­clu­sio­nes tales como que se está pro­du­cien­do la eli­mi­na­ción de las señas de iden­ti­dad de la socie­dad vas­ca y la impo­si­ción mayo­ri­ta­ria de otros refe­ren­tes liga­dos al Esta­do espa­ñol: Nafa­rroa e Ipa­rral­de no exis­ten prác­ti­ca­men­te en los infor­ma­ti­vos, la ban­de­ra espa­ño­la apa­re­ce en pan­ta­lla un 77,5%, fren­te al 11,3 de la iku­rri­ña, hacién­do­se eco así de la cono­ci­da rei­vin­di­ca­ción popu­lar «iku­rri­na bai espai­no­la ez». Ade­más, la pre­sen­cia del PP-PSOE se con­si­de­ra exce­si­va fren­te al res­to de fuer­zas del arco polí­ti­co, espe­cial­men­te la izquier­da aber­tza­le, que no exis­te. Ni qué decir tie­ne que las con­clu­sio­nes del estu­dio han sido des­ca­li­fi­ca­das por los res­pon­sa­bles del ente, que las con­si­de­ran una patraña.

Lle­gué ayer a casa a eso de las ocho y media de la tar­de y puse la radio. Me gus­ta la radio por­que te deja hacer otras cosas mien­tras la escu­chas, no te impo­ne la dic­ta­du­ra de la caja ton­ta, que te obli­ga a mirar­la como úni­ca ocu­pa­ción posi­ble has­ta que te duer­mes. Por eso sue­lo enchu­far­la mien­tras me dedi­co a rea­li­zar las tareas pro­pias de mi sexo, como pre­pa­rar la cena. Esta­ba sin­to­ni­za­da Eus­ka­di Irra­tia. En un momen­to deter­mi­na­do empe­zó a sonar la cele­bé­rri­ma can­ción de Los del Río «¡Ay Maca­re­na!». Pen­sé, extra­ña­do, si habrían empe­za­do las emi­sio­nes de Inter­eco­no­mía Radio en eus­ke­ra, pero no, era Eus­ka­di Irra­tia. Según dije­ron, un día de estos se cele­bra el no sé cuan­tos ani­ver­sa­rio de que se com­pu­sie­ra la can­ción más famo­sa de la his­to­ria de la músi­ca y, con tan faus­to moti­vo, empe­za­ron a poner, una tras otra, ver­sio­nes en dife­ren­tes idio­mas. Creo que iban por la cuar­ta, que me pare­ció en japo­nés, cuan­do le di al boton­ci­co que zapea. Al pun­to salió otra emi­so­ra. Habla­ban de Japón y más con­cre­ta­men­te de Fukushi­ma. Decía­mos en nues­tro artícu­lo ante­rior que para tra­tar de resol­ver una catás­tro­fe ante la que nadie sabe qué hacer, el sane­drín mun­dial de los sabios nuclea­res había deci­di­do apli­car la sofis­ti­ca­da téc­ni­ca de echar­le agua al reac­tor para que se enfria­ra. Bueno, pues no se enfrió, y aho­ra toda el agua uti­li­za­da, que es muchí­si­ma, la están ver­tien­do al mar. Natu­ral­men­te, con altí­si­ma con­ta­mi­na­ción radiac­ti­va. Has­ta aquí ya han lle­ga­do par­te de las radia­cio­nes, y más que segui­rán lle­gan­do, pero las auto­ri­da­des han anun­cia­do que no es peli­gro­sa para la salud y que, ade­más, da un tono de piel muy boni­to para lucir en la playa.

Esta maña­na, para ser con­se­cuen­te con mis ideas, he con­ce­di­do una amnis­tía per­so­nal a Eus­ka­di Irra­tia y la he sin­to­ni­za­do de nue­vo. No sona­ba «Maca­re­na», pero han infor­ma­do de la pro­gra­ma­ción, anun­cian­do que hoy van a emi­tir un apa­sio­nan­te pro­gra­ma sobre los artis­tas que can­tan fla­men­co en eus­ke­ra. La noti­cia por enci­ma de todo.

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