La campaña por la consulta popular se ha convertido en un referéndum de apoyo o rechazo al gobierno de Rafael Correa. El contenido de las preguntas, la explicación de su alcance o posibles consecuencias no es el centro de preocupación de la gran mayoría de ciudadanos. Simplemente se evalúa lo que ha venido sucediendo en estos años de “revolución ciudadana”, y en ese sentido hay quienes se mantienen aún expectantes de lo que el gobierno pueda lograr, porque han recibido de manera directa alguno de los beneficios de la política asistencialista del régimen, pero también hay quienes hasta hace poco tenían esperanzas en que esos beneficios les llegue y ahora se han desengañando al mirar el rumbo que ha tomado el régimen.
Lo interesante al analizar los primeros datos de las encuestas es que esta vez, como no había sucedido hasta ahora en procesos electorales en los que ha participado Rafael Correa desde que llegó a la Presidencia, la campaña parte con porcentajes en su favor, pero a corta distancia de sus opositores. La gran aceptación con la que el NO arrancó la campaña tiene que ver, de manera muy importante, con que las organizaciones populares de trayectoria y los partidos de izquierda esta vez decidieron llamar a votar en contra del régimen.
Pero también tiene que ver con los propios errores políticos del gobierno, como el de los enjuiciamientos a periodistas y medios de comunicación, sin mayor argumento que el mal humor del primer mandatario; el veto a la Ley del Comerciante Minorista que había sido aprobada por la Asamblea, luego de una importante lucha de los trabajadores autónomos; la provocación a los estudiantes de la Universidad Central del Ecuador, donde quedaron en evidencia sus poses autoritarias, entre otros.
La oligarquía y sus medios de comunicación juegan sus cartas bajo una lógica: aprovechar el nivel de descontento popular y tratar de erigir en figuras a algunos de sus principales personajes, enarbolando una crítica sustentada en la defensa de las libertades democráticas que ellos jamás quisieron respetar. Siendo un puñado pequeño y desgastado, son los que copan los espacios de opinión de los medios burgueses.
El gobierno, sin embargo, es el que lidera la campaña, en cuanto a cantidad de mensajes y a espacios de difusión de las tesis por parte del Presidente de la República. Según lo ha denunciado la vocal del Consejo Nacional Electoral, Marcia Caicedo, el pleno del organismo no vigila, discute y toma decisiones sobre los mensajes gubernamentales que aparecen en los medios, bajo el membrete de “autorizado por el CNE”, puesto que el único que aprueba esos contenidos es el presidente del organismo, el gobiernista Omar Simons.
Por otro lado, no existe un control a lo que hacen los medios en propiedad del gobierno, donde la campaña en apoyo a Correa está en su punto más alto. Se han denunciado actos ilegales como la colocación de vallas publicitarias con el SÍ, así como hojas volantes y actos públicos en los que se entrega borregos, bonos y demás. Eso sin contar las cadenas de radio y televisión que debieron ser prohibidas en este período de campaña.
Desde los pueblos, la Coordinadora Plurinacional “esta vez NO”, se ha convertido en la instancia unitaria de los sectores más democráticos, progresistas y de izquierda, que han asumido la responsabilidad histórica de impedir que en el Ecuador se instale el autoritarismo y se traicione la voluntad mayoritaria de los pueblos de construir una patria nueva, en camino hacia el socialismo.