Nunca antes los pueblos árabes y el mundo entero habían experimentado tanto bombardeo mediático. Las bombas que hoy son más empleadas por el imperialismo norteamericano y el sionismo internacional contra los pueblos árabes, no son precisamente las que están destrozando y mutilando los cuerpos de sus principales victimas: las mujeres, jóvenes y niños palestinos en Gaza y Cisjordania, o en toda Libia; no son precisamente las centenares de bombas de racimo, fósforo blanco o los misiles “inteligentes” compuestos con uranio empobrecido lanzados sobre objetivos civiles en esos pueblos.
No. Las bombas y misiles que más daño ocasionan a todos los pueblos en el mundo son precisamente las bombas mediáticas que son diseñadas en los más oscuros laboratorios del imperio, y cuyo propósito está dirigido a destruir la verdad sobre lo que hoy acontece en esos países, para no sólo ganarse la opinión publica mundial, sino también para manipular a los pueblos árabes.
Las bombas mediáticas imperiales son silenciosas, pero muy efectivas, y no paran de lanzarse a través del espectro radioeléctrico y la Internet cuyas tecnologías y espacio monopolizan. Esas bombas no destrozan cuerpos humanos, pero si las mentes de todos los pueblos. Es la manipulación de los pueblos a través de falsas y repetidas informaciones manipuladas para destruir la conciencia de los pueblos, sus verdaderas luchas y exigencias, en pro de los intereses del gran capital.
No existen dudas de que el canal de noticias Al-Jazzera, televisora de capital estatal qatarí –y de otros capitales privados extranjeros‑, se ha convertido en un formidable instrumento de manipulación al servicio del imperialismo norteamericano y del sionismo internacional. Su señal, que posee el Rankin más alto en todos los países árabe, ha logrado lo que ningún otro medio ha podido hacer contra los gobiernos soberanos.
Es importante recordar que el Emirato de Qatar se ha asegurado un importante negocio con la comercialización del petróleo libio extraído de los puertos hoy controlados por los mercenarios libios mal llamados “rebeldes”. Por otro lado, la manipulación de Al-Jazzera no se limita sólo a Libia, sino contra otros pueblos árabes que hoy sufren de semejante conspiración también de origen foráneo. Es el caso del gran complot orquestado por los Estado Unidos e Israel, a través de mercenarios armados por ellos mismos, contra el gobierno y el pueblo sirio.
La televisora Al-Jazzera ha dedicado días enteros de programación con opiniones parcializadas contra el gobierno de ese país, y a favor de los grupos mercenarios, transmitiendo imágenes de origen desconocido de personas heridas y muertas en los enfrentamientos registrados entre los grupos mercenarios y las fuerzas del Estado sirio. También AL-Jazzera hace lo mismo con los pueblos de Egipto y Túnez, cuando trata de desviar la atención de eso pueblos sobre la revolución recientemente producida en esos países, en problemas sectarios y origen religioso que parecen inducidos por los servicios secretos extranjeros (CIA y el MOSSAD) para ese propósito.
La acción de Al-Jazzera recuerda al infame canal privado “venezolano” Globovisión, mejor conocido como Globo-terror. Falsas informaciones, entrevistas y análisis parcializados, mentiras repetidas hasta la saciedad, etc., emplean el mismo formato y táctica goebeliana de repetir una mentira mil veces para hacer creer que es “verdad”.
Aporrea