Hay varios países en el mundo donde se practica la tortura hasta el asesinato de animales inocentes como el caballo y el toro. A esta abominable costumbre se le llama Tauromaquia. No hay argumento decente ni racional que soporte que la utilización con fines lúdicos de animales libres para ser humillados deba ser ni legalizada ni elevada al grado de Bien de Interés Cultural. Se trata de un acto bárbaro y cruel donde se castiga hasta la muerte a unos seres vivos, donde se les priva de su derecho a la libertad y se les condena a un final inimaginable de terror físico y psicológico.
En una sociedad moderna y equilibrada debemos enseñar y educar a nuestros jóvenes en la práctica del respeto, de la empatía y de una honesta relación con todo el universo que nos rodea. Debemos aprender a valorar a los otros, debemos tratar de conocer las diferencias para comunicarnos con facilidad, sin violencia ni agresividad. Tenemos que fomentar el conocimiento para erradicar el miedo y las actitudes racistas hacia lo desconocido.
Debemos de preservar las tradiciones que alimentan estos valores y desterrar a los libros de historia todo aquello que embrutece y nos avergüenza como personas y como sociedad. Digamos un NO A LA TAUROMAQUIA en todas sus variantes. NUNCA MÁS!.
Sres. del Comité para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial
En relación a la solicitud de inclusión de los festejos taurinos en la Lista de Bienes Culturales Inmateriales de la Humanidad efectuada por determinados sectores políticos y grupos empresariales interesados en la continuidad de la tauromaquia, ruego atienda las siguientes consideraciones:
De acuerdo con la ética y la racionalidad humana, los aludidos festejos taurinos no son un patrimonio “cultural” que deba ser salvaguardado, ya que, aunque hayan sido unas prácticas muy arraigadas en otros tiempos en nuestro país, en la actualidad la mayor parte de la población española rechaza el mantenimiento de tales “espectáculos” por considerarlos crueles tradiciones moralmente inadmisibles, más propias de salvajes que de pueblos civilizados, pues suponen el más absoluto desprecio a la vida de un animal inocente que es acorralado, torturado lentamente y vilmente ejecutado ante un público insensibilizado y envilecido, incapaz de ver la cruel y trágica realidad enmascarada en un espectáculo ilusoriamente alegre, vistoso y colorista.
No se trata, pues, de un bien “cultural”, ya que la cultura engrandece al ser humano, lo eleva, le aporta, si cabe, más valores a su condición, y como la misma UNESCO señaló en su Declaración de Mexico 1982 “ (…) la cultura da al hombre la capacidad de reflexionar sobre sí mismo. Es ella la que hace de nosotros seres específicamente humanos, racionales, críticos y éticamente comprometidos. (…)
De acuerdo con esta declaración, a la tauromaquia no podría atribuirse valor cultural alguno, porque no nos enriquece en ningún sentido, no hace de nosotros seres más “humanos” y “racionales”, ni por supuesto “éticamente comprometidos”. Al contrario, la tauromaquia envilece al hombre, lo degenera, hace que aflore en las personas su parte más sórdida e inhumana al despreciar sin compasión a ese animal merecedor de respeto y protección.
Por ello, no sería honestamente aceptable, y nadie en su sano juicio admitiría su inclusión como Bien Cultural Inmaterial de la Humanidad, pues eso supondría rebajar la “humanidad” a tal nivel de irracionalidad, brutalidad y depravación que haría de nuestra especie la escoria del universo.
Por las razones anteriormente expuestas y apelando al sentido común de la Humanidad a la que Uds. representan, ruego no sean declarados los festejos taurinos como Bienes Culturales Inmateriales de la Humanidad, teniendo en cuenta los siguientes aspectos a los que hace referencia el texto de la Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial, Paris 17 de octubre de 2003:
• No suponen un factor de desarrollo; al contrario, el enfrentamiento que desde siempre ha existido entre los españoles sobre esta cuestión ha generado y sigue generando un derroche enorme de energía y recursos humanos y materiales que nos impiden progresar como personas y como país.
• No contribuyen a enriquecer la diversidad cultural y la creatividad humana, puesto que no son actos creativos sino destructivos y depravados.
• No generan un sentimiento de identidad cultural; al contrario, somos muchos los que nos sentimos dañados moralmente y avergonzados ante el mundo por la continuidad de tales “espectáculos”.
• No son un factor de acercamiento, intercambio y entendimiento entre los seres humanos, ya que, como se ha dicho anteriormente, nos divide y enfrenta
Por ello, solicito, a su vez, colaboración de la UNESCO en la sensibilización y concienciación de la población de los países que irracionalmente todavía permiten tales festejos, con el fin de revelar a la ciudadanía la infamia, brutalidad y depravación moral que tales “espectáculos” conllevan, para poder erradicarlos cuanto antes y que pasen lo antes posible a formar parte de la historia como una de las tradiciones más crueles, salvajes e inhumanas que ha arrastrado durante siglos la cultura española.
Atentamente