Vemos la televisión, oímos la radio, leemos los periódicos y parece que la revolución hubiera comenzado, pero, algo no cuadra ¿Por qué los mismos medios de comunicación que ocultan las movilizaciones contra la privatización de servicios básicos, las guerras imperialistas, por el derecho a la vivienda o contra los recortes sociales, ahora cubren todas las movilizaciones a bombo y platillo? ¿De repente han visto la luz? ¿Y por qué todo en época de elecciones?
Está claro que hay un descontento generalizado en el estado español, aquello de “no hay futuro” se ha convertido en realidad para mucha gente en todo el estado. No hay futuro, no hay trabajo, no hay dinero, sólo hay precariedad, recortes sociales, privatizaciones, EREs, despidos, subida de la edad de jubilación… Con este panorama no hace falta buscar muchas razones para que la gente salga a la calle a expresar su indignación. Las hay de sobra.
Pero… ¿cómo es posible que este movimiento haya conseguido en unos pocos días lo que organizaciones y movimientos sociales rara vez han conseguido? Y lo que es más inquietante ¿por qué los medios de comunicación han arropado las movilizaciones dándole una cobertura que contrasta con la escasa o nula cobertura que, normalmente, se da a movilizaciones que defienden exactamente lo mismo? Los que hemos tenido que correr más de una vez de la Puerta del Sol para evitar los porrazos de la UIP sabemos a qué nos referimos. Cuando ha habido que ir a la Puerta del Sol por el derecho a la vivienda digna o contra los asesinatos neonazis y la policía ha cargado y detenido a gente, cuando ha habido “movida”, en los medios lo más bonito que nos habían llamado oscilaba entre “radicales antisistema”, “violentos” y “perroflautas”. ¿Qué es lo que pasa ahora?
Algunas personas hablan de una estrategia para canalizar el descontento, y controlarla para que no se les vaya de las manos. Tiene sentido. En un estado como el español, con altas tasas de paro, subida de precios, inflación, recortes en las ayudas más básicas, el riesgo de un estallido social es grande. Así que desde la perspectiva del poder puede ser mejor dejar que pase, apoyarlo desde sus medios, hablar en los medios de comunicación de los aspectos que convienen y obviar el resto. La máxima de hacer que todo cambie para que no cambie nada.
Un antecedente: el 11‑M, en este caso también había una indignación popular fuerte, tras 200 muertos en un atentado y la opinión general de que el Estado y los medios nos estaban engañando, miles de personas salieron a la calle para protestar, salieron honestamente, contra las mentiras de un gobierno que había ido demasiado lejos. Pero el PSOE supo aprovechar bien esto, y mucha gente creyó que la solución para quitar a Aznar pasaba por votar al PSOE, “el voto útil” le llamaron. Así que quitamos a Aznar para poner a un Zapatero que sacó las tropas de Irak para luego mantenerlas en Afganistán, o mandarlas a Líbano, Haiti… quitamos a un bigotes para poner a un cejas que siguió perfectamente el trabajo empezado, dando luz verde a EREs, privatizaciones, reformas laborales, abaratamiento del despido, aumentando la edad de la jubilación… eso sí, todo con mucho “talante”.
Y es que no debemos olvidar la capacidad que tiene el poder para canalizar el descontento social y darnos una “solución” light, que no ponga en peligro al propio sistema.
Esto no significa que debamos pasar de toda esta situación, ni que tengamos que quedarnos en casa esperando a una revolución más «pura», no. Significa que debemos hacer trabajo de base con toda esa gente que se está acercando, y significa que tenemos que estar muy atentos a cómo el poder va a intentar reconducir esta situación.
En cualquier caso, tenga el poder las intenciones que tenga (que, tengámoslo claro, alguna intención tiene con todo esto) la realidad en la que debemos fijarnos es que hoy miles de personas están en la calle contra un sistema político que condena a la miseria a la mayoría para que unos pocos obtengan inmensos beneficios. Es nuestra responsabilidad hacerle saber a toda esa gente que ese sistema tiene un nombre: se llama capitalismo. Es la responsabilidad de los anticapitalistas y antimperialistas tejer redes con toda esa gente que hoy está saliendo a las calles o que está hablando sobre este tema en su entorno. Tiene razón Nines Maestro cuando dice que «sólo la organización asegura lo único importante, la acumulación de fuerzas».
Tampoco debemos olvidar que no es casual que todo esto esté ocurriendo en medio de una campaña electoral, pero lo que la gente que se está acercando a Sol y las miles de personas que observan los acontecimientos desde su televisor, deben saber (los que no lo sepan ya) es que el problema no es el gobierno, no es el PP o el PSOE, el problema no es otro que el sistema en si mismo. Es un sistema injusto desde su base y no vale su reforma, sino su fin.
La Haine
Boro es miembro de La Haine.Euskal Herria