Yo misma comandante me sentía parte de ese proceso revolucionario y se hacía grande el corazón cada vez que lo escuchaba enfrentar con tanta tenacidad al imperio Estadounidense, a las oligarquía Venezolanas o al Estado terrorista de Colombia; no sabe cuantas veces lancé a la nada un grito de : ¡ESE ES MI COMANDANTE! . porque le creía presidente, le creía a su convicción a sus principios revolucionarios indoblegables, por eso hoy le escribo, porque no entiendo ¿ que le pasó comandante? , en que momento perdió el camino, que rayo de oscuridad se le cruzó en las ideas para comenzar a creer que extraditar a revolucionarios históricos a un país con las manos tan manchadas de sangre como Colombia era un acto revolucionario?, ¿en que momento comandante decidió cederle terreno al Estado que usted tantas veces acusó de genocida?. Porque ahora se vuelve débil y entrega a hermanos revolucionarios a la muerte segura?, usted como militar sabe que entre revolucionarios un acto como ese tiene una sola calificación: traición… y no, no se equivoque comandante con esto no me he vuelto contrarevolucionaria ni pretendo que el gobierno que usted encabeza se fraccione, eso sería hacerle el trabajo al enemigo y créame no es esa mi intención; además, una ciudadana como yo ¿que injerencia puede tener en el resto de la humanidad?…Le escribo para que retome el rumbo para que no olvide sus principios, para que no traicione al pueblo que lo eligió y mucho menos a los pueblos del continente que siempre hemos defendido su gobierno. Le escribo porque tengo rabia, no esa rabia de las tripas que no escucha razón alguna, no, mi rabia nace de mi razón de la profunda convicción en que entre hermanos de trinchera no se mete bala al dar la espalda; mi rabia comandante es la misma que sienten lo pueblos cuando se le arranca el pan de la boca, cuando el patrón los subyuga para hacerse más rico o cuando el imperio les trata de robar sus riquezas.
Desde este extenso y delgado país le digo comandante con el nombre de Salvador Allende en los labios: los principios, la moral revolucionaria, no se tranzan, no se venden, no se humillan, a ningún precio, por ninguna razón, se defienden comandante, ahí tiene usted el ejemplo de nuestro compañero presidente, prefirió la muerte antes que traicionar a su pueblo…