El refugiado político donostiarra sufre unas condiciones carcelarias extremas, según el movimiento pro amnistía.
El ciudadano vasco fue detenido y posteriormente encarcelado el pasado mes de mayo, acusado de «posesión de armas de fuego de uso exclusivo del Ejército mexicano».
Ipiña se encuentra enfermo de diabetes e hipertensión. Además, padece retención de líquidos, por lo que requiere de atención médica constante y de la toma de cierta medicación.
Según el organismo antirrepresivo, el ciudadano vasco, nacionalizado mexicano, comparte celda con otros 52 presos, a pesar de que ésta sólo tiene sitio para 12 personas.
En consecuencia, los presos se ven obligados a dormir en el suelo o encima de una tabla. Asimismo, a causa de esa saturación, los reclusos se ven obligados a pasar de pie todo el tiempo que no están en el patio.
Entre otras cuestiones, las instituciones penitenciarias niegan a los presos el derecho a tener cubiertos y, si quieren plato, deben conseguir uno. De lo contrario, los presos reciben la comida en sus propias manos.
El movimiento pro amnistía, en su página web, también ha censurado que se pida a Ipiña dinero por el simple hecho de estar en la celda, o por reservar los tan solicitados teléfonos para ponerse en contacto con sus allegados. Quienes acuden a visitar al ciudadano vasco también tienen que pagar por encontrarse con él en un pasillo.
Personalidades y organizaciones mexicanas exigen la liberación de Ipiña