Ecología y globalización Amantes de «la naturaleza y la simbología del árbol», ambos crearon hace un año el grupo de música alternativa the Tree, cuyo disco salió al mercado en China en julio. «Xujun es el cantante principal y toca la percusión. Yo soy guitarrista, pero en el disco toco también el bajo, sintetizadores e instrumentos de cuerda, como la mandolina o el ukelele, además de hacer los coros», explica este mungiarra, que en Euskadi hizo sus pinitos musicales en grupos como Póg mo thón, Akustika y Big Fingers and the Love Seeds. «Los oyentes del disco nos han dicho de todo, desde que tenemos influencias bluegrass hasta que nos parecemos a Sigur Rós», comenta.
A la hora de componer las letras de las canciones, es Beñat quien empuña la pluma. «Hablan de ecología, de la vorágine del desarrollo mundial y la globalización, de la importancia de ir a contracorriente… También hay alguna letra beatnik y de amor», revela. Escritas en su mayoría en inglés, incluyen algunas estrofas en chino y euskera. Uno de los temas, Venus dago ederren, está compuesto íntegramente en bizkaiera. «Mientras la escribí me acordé mucho de amoma, que en paz descanse», confiesa Beñat.
Lejos de echarse para atrás, Xujun aceptó desde el primer momento el reto de cantar en euskera. «Tuvo que practicar muchas horas, pero el resultado es sorprendente. Le maravilló que fuera un idioma tan antiguo. Los chinos valoran mucho eso», asegura su compañero. A ambos les pareció «muy bonito el contraste» que creaban usando el chino y el euskera en el mismo proyecto, «el choque de dos culturas tan lejanas y antiguas».
Consciente de la suerte que han tenido, Beñat no ve viable vivir de la música en Euskadi. «Además, la gran mayoría de los que sí lo han conseguido no es feliz. Quizás porque, inevitablemente, se depende demasiado de muchos factores que no tienen que ver con la creación».
De su reciente gira guarda en la funda de la guitarra una curiosa anécdota. «En China en verano es habitual que el Gobierno mande cortar la luz para ahorrar energía. Lo hacen por bloques de casas, por turnos, y en una de esas se apagó la sala de conciertos en Wuhan. Nos quedamos perplejos, pero a los chinos les pareció normal y se quedaron fuera esperando una hora hasta que encendieron de nuevo todo el bloque de casas, incluyendo nuestra sala de conciertos», relata.