A las 12 y media ha partido la marcha desde la alameda ondarrutarra, exijiendo la liberdad del preso político vasco, Ibon Iparraguirre, auejado de una grave enfermedad y sin embargo aún preso, pese a estar hospitalizado y con un preocupante estado de salud.
Al terminar la marcha, no solo se ha pedido la libertad de Ibon, sino tambien la de tod@s l@s pres@s politic@s vasc@s, que se encuentran en identicas condiciones, y que con la propia ley de los españoles en la mano deberian estar ya en casa, en Euskal Herria.
Iparragirre aguarda la decisión que le permita recuperar la salud en libertad
Pegado al cristal de la habitación que le acoge desde el martes, Iparragirre pasó la mañana tratando de comunicarse por señas con su madre y su compañera, que no pudo entrar en la estancia custodiada por la Ertzaintza hasta la tarde. No le permitieron tocarle, pero su esposa podrá hoy visitarlo de nuevo, habiéndosele autorizado a que su hija pueda acudir.
Muy débil por el brutal descenso en sus defensas, aunque sin fiebre, el preso de Ondarroa, portador del VIH, trata de superar la infección pulmonar que ha agravado hasta el límite su ya precario estado de salud y que motivó su traslado desde la prisión de Basauri.
Al mediodía, una delegación de los firmantes del Acuerdo de Gernika acudió a Basurto a conocer de primera mano la situación del prisionero político y solidarizarse con su familia. Tasio Erkizia, Lorea Bilbao y Ana Etxarte accedieron al pabellón Jado, pero ertzainas les impidieron contactar con él «por motivos de seguridad».
Fuera del recinto hospitalario, Erkizia ‑en calidad de portavoz de los agentes políticos, sindicales y sociales que suscriben la declaración- manifestó que es «urgente, imprescindible y totalmente necesario que, en nombre de los derechos humanos, se excarcele inmediatamente» a Iparragirre. El militante de la izquierda abertzale aclaró que, con ello, no solicitan «ningún favor, ningún trato favorable, sino que sencillamente se respeten los derechos humanos y que se apliquen las propias leyes españolas».
En nombre del Acuerdo de Gernika, exigió la libertad inmediata de Iparragirre y de otros presos políticos enfermos. «Si en cualquier situación es grave que la Administración del Estado conculque los derechos humanos de los reclusos, resulta especialmente grave e irresponsable que en este momento político en que se abren puertas a la esperanza, cuando se están dando pasos importantes, se mantenga esa política cruel en las cárceles».