El cambio de ciclo histórico que se está dando en nuestra sociedad ha llevado al primer plano el debate del relato. La “batalla del relato”, enfatizan algunos, incluso, en ese vocabulario bélico al que acostumbran. No es casual. Tras años de cubrir cualquier cuestión racional o ética con el discurso fácil del terrorismo y la violencia, el abandono de ésta deja esa retórica tocada del ala. Descolocada. Sin recursos de argumentación o respuesta.
Ya no hay malos o buenos por decreto, según de qué lado se sitúen. Tampoco hay lugar para leyes draconianas que se decían de excepción y son, en la práctica, las cotidianas. Tampoco se entienden políticas y situaciones antidemocráticas que sin embargo se justificaban en una alarma social puesta en escena.
Este nuevo escenario exige con urgencia clarificar y profundizar en ese relato societario que explica la realidad en que existimos. Nuestros conflictos y circunstancias. La memoria histórica es parte sustancial de esa narración. De hecho puede decirse que ese relato es memoria en esencia. Desdeñar el debate de la memoria es regalar el terreno de juego al poder que lleva siglos promoviendo aculturación, manipulación y desmemoria.
El día 3 de diciembre, día de Navarra y del euskera, la concesión de Nabarralde Saria se celebrará en Ziordia. Por esta población entraron las tropas del duque de Alba que invadieron Navarra en 1512. Nabarralde promueve una declaración de rechazo a aquella guerra que pronto cumple 500 años. La población de Ziordia (con Burunda y Sakana), que se ha adherido al manifiesto, encabeza así simbólicamente el rechazo a una violencia histórica que empezó por sus tierras.
“El pueblo de Navarra, con ocasión del debate abierto en torno a su historia, quiere hacer la siguiente declaración:
- En este próximo 2012 en que se cumplen 500 años de la invasión de Navarra por las tropas del duque de Alba, desde instancias oficiales se pretende celebrar esa fecha como origen de nuestra prosperidad presente y nuestra felicidad futura.
- En ello, la tergiversación de la historia y la manipulación de la memoria histórica que se ponen en escena se dedica a silenciar la guerra de conquista y cultivar la idea de pacto y adhesión navarra voluntaria. De paso, para dignificar aquel penoso episodio de colonización violenta, se eleva a condición y origen de España, como si fuera una hazaña acertada y necesaria.
- Pero Navarra era independiente y existía mucho antes de la aparición de Castilla y sus ansias de expansión. Los vascones crearon el Estado de Navarra, primero reino de Pamplona desde el siglo IX, para su convivencia y defensa, y lo dotaron de cultura, y trabajo, y castillos que pertenecían a la comunidad, e instituciones que la reglamentaban, por encima de la autoridad de los reyes o señores.
- De la cultura pirenaica proviene un Estado singular, que nada tiene que ver con la España de Santiago matamoros, con fueros, y derechos, y control sobre el monarca, y rechazo del culto a la guerra, en el que la población sólo se movilizaba en caso de agresión y necesidad de defensa.
- Por ello, queremos declarar que nuestra identidad es vasca, nuestra lengua y cultura, vascas, y nuestra presencia en el mundo, en el escenario internacional, como vascos que somos, sólo se ha realizado en el Estado de Navarra.
- Que sólo la guerra y la violencia están en el origen de nuestra «incorporación» a España. Que la guerra, la colonización y la violencia han frustrado el libre desarrollo de nuestra identidad, y que nos adherimos a un futuro en libertad –en el contexto internacional- en una nacionalidad equivalente a la navarra de la que fuimos arrancados.
- Rechazamos el falso origen o la vocación española de nuestras poblaciones, que son producto del trabajo de las personas y los pueblos, y no de autoridades que invaden, ocupan y guerrean, y denunciamos la conquista castellana, origen de muchos de nuestros conflictos y problemas.
- Declaramos solemnemente que el origen de nuestro pueblo se halla en nuestra tierra, y que este pueblo se organizó en Navarra, como depositario de su soberanía e independencia.
En Ziordia, a 3 de diciembre de 2011.