Car­ta de Julian Con­ra­do para Apo​rrea​.org y para todos los revo­lu­cio­na­rios del mundo

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Cre­di­to: Ali Manaure

Julian Con­ra­do
Cre­di­to: Pren­sa Coor­di­na­do­ra Que no Calle el Autor-FundaLatin

Cre­di­to: Yuri Valecillo

Cara­cas, diciem­bre 26 – A nues­tra reda­ción lle­gó una misi­va envia­da por Julian Con­ra­do, a tra­vés de manos soli­da­rias, para el equi­po de Apo​rrea​.org y para los revo­lu­cio­na­rios del mun­do con moti­vo de las fes­ti­vi­da­des del sols­ti­cio de invierno, es decir, Navi­dad para el mun­do catolico.

A con­ti­nua­ción la misi­va del cama­ra­da, escri­ta des­de lo que él mis­mo lla­ma su Carraca:

«Para mis her­ma­nos de APORREA, quie­nes han sido un fac­tor valien­te y de dig­ni­dad revo­lu­cio­na­ria en esta lucha.

Por­que la feli­ci­dad esta en vivir amán­do­nos y no morir matán­do­nos, mi deseo de navi­dad y año nue­vo es el mis­mo de Jesús: que nos ame­mos los unos a los otros.

Que no sigan hacien­do millo­nes y millo­nes de niñas y niños en pese­bres de mise­ria mien­tras unos cuan­tos, ino­cen­tes de seme­jan­te afren­ta, nacen en cuna de oro.

Que aca­be­mos con la explo­ta­ción del hom­bre por el hom­bre para que no haya ni más Cain, ni más Abel; para que el tra­ba­jo deje de ser un cas­ti­go en que ha sido con­ver­ti­do por la ava­ri­cia y la opre­sión y reco­bre su esen­cia, es decir, que vuel­va a ser lo que nun­ca debió dejar de ser: crea­do­ra rela­ción amo­ro­sa entre el hom­bre y la naturaleza.

Que los panes y los peces sean mul­ti­pli­ca­dos y repar­ti­dos de tal mane­ra que nadie mue­ra de hambre.

Que los can­to­res, al igual que los pája­ros del mon­te, can­ten sin cobrar, para que el can­to sea expre­sión de pen­sa­mien­tos y sen­ti­mien­tos edi­fi­can­tes y no pros­ti­tui­das notas de oropel.

En fin, que a nadie le fal­te vivien­da, ves­ti­do, cal­za­do, salud, edu­ca­ción, depor­te, nada de lo nece­sa­rio para vivir con dignidad.

Des­de mi pri­sión en Vene­zue­la, salu­do a los indig­na­dos de la tie­rra que como Jesús y el Che, ven­cien­do el temor a morir cru­ci­fi­ca­do en cual­quie­ra de las cru­ces del Impe­rio del Capi­tal, luchan por cons­truir un mun­do de Paz con Jus­ti­cia y Amor.

Agra­dez­co la soli­da­ri­dad que des­de dis­tin­tas par­tes del pla­ne­ta me rega­la tan­ta gen­te hones­ta, esa gen­te que “no pre­gun­ta de qué lado nos va mejor sino de qué lado está el deber”. Es por ello que a pesar del sufri­mien­to de estar enfer­mo y pri­sio­ne­ro me sien­to feliz, por­que más que por el ace­ro y el cemen­to de mi cala­bo­zo, me sien­to envuel­to en la ter­nu­ra del amor que me dan.

Qué tris­te­za con mis car­ce­le­ros, por­que con­mi­go, son ellos quie­nes están en prisión.

¡Amo­ro­so abrazo!
¡AMANDO VENCEREMOS!
Julián Conrado

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