De Sabino Cuadra Lasarte, no del otro, Arana Goiri. Si Amaiur no se hubiera presentado a las elecciones por Nafarroa, ahora formaría grupo parlamentario propio en las Cortes españolas. Y eso que se quedaron a escasas centésimas de alcanzar el, según su reglamento, 15% requerido por provincia, que eso es Nafarroa, un equipo más en la Liga. Y, como tal provincia, separada de la Comunidad Autónoma Vasca a ojos del integrismo talibán carpetovetónico. Salvo cuando conviene e interesa que forme parte de la CAV, como en este ‑hay más- caso.
Resulta que el error de principiante novato de Amaiur fue no ya presentar candidatura por la irredenta Nafarroa, sino cometer la torpeza de obtener un diputado por la misma pero, ajajá, sin llegar a ese 15% Como decimos en mi pueblo, y tengo entendido que también en otros, ¡tócate los cojones!, Amaiur sumó votos, pero eso lo condenó: murió de éxito, ¿no es cierto? A mayor representatividad, más castigo por ser vos quien sois. ¿Tiene esto lógica o algún sentido? No, evidentemente, para cualquier demócrata, aunque se llame Celia Villalobos. ¿La tiene para la seu- dodemocracia española? Tampoco ‑no son tan lerdos‑, pero se la suda. Incluso se ha hablado de «veto» para impedir que Amaiur tenga grupo propio. Un término ‑veto- de resonancias feudovasalláticas, de Antiguo Régimen absolutista, de prerrogativas reales, regias para anular las iniciativas parlamentarias de las burguesías revolucionarias. Hoy, el ordeno y mando lo dice la Mesa del Parlamento, pero no el Parlamento mismo, igual que con Luis XIV. ¿Diremos que ya en 1986 el PNV se presentó por Nafarroa y, aunque no sacara siquiera ni un diputado eso no fue óbice para que formara grupo parlamentario propio por la CAV en el Congreso español? ¿Hablaremos de ese mercado persa que consiste en prestarse escandalosamente diputados unos a otros ‑por no hablar del transfuguismo- socolor de conformar grupos afines sin perjuicio de ‑en teoría- diferencias políticas? No lo haremos, para qué.
La democracia no existe. O, si parece exagerado lo que digo, se ha convertido en una cuestión de formas o, por mejor decir, de «guardar las formas». Yo siempre he sostenido que en el Estado español no existe la democracia, ni siquiera la democracia formal burguesa, porque es imposible que del fascismo se transite a la democracia mágicamente y sin ruptura. Tampoco ‑para que vea el lector hasta qué extremo llega mi ceguera bucéfala- en Europa. Pero, eso sí, en Europa, al menos, se «guardan las formas», disimulan mejor, vaya, aunque no siempre pero se valora la estética. En el Estado español, no. Para ellos, una vez acabada la lucha armada en clave de vencedores y vencidos dizque clave fascista sobre pueblos oprimidos nacionalmente, ya no existe «conflicto vasco». Es más: nunca lo hubo. Sólo «terroristas», una consecuencia sin causa.
Como decía Barrionuevo-Auzoberri, exministro del Interior del trilero presidente González, la culpa de que un policía matara a un manifestante la tenía… «la pistola». A Sabino, un abrazo y un pote en la calle Portu de Baraka. Urte berri on!