Corrupción, pérdida de soberanía y guerra, son algunos de los elementos más significativos que caracterizan al actual panorama político, a nivel de Estado los dos primeros; y a nivel internacional el tercero.
La corrupción se configura, por si a alguien le quedaban dudas, como un elemento estructural consustancial al actual Régimen. Ya se sabe que en todos los sitios hay casos de corrupción, pero en el Estado Español, no es que haya casos mas o menos destacados, es que la corrupción es uno de los distintivos en el funcionamiento ordinario del Sistema, que encarna esta II Restauración Borbónica que estamos sufriendo y en la que están implicados, como práctica sistémica, desde los concejales de pequeñas poblaciones hasta la familia real en pleno. La corrupción, en este caso, no es una enfermedad que invade un cuerpo sano, no. Es el propio cuerpo del Régimen el generador y transmisor de esa patología social que es la corrupción.
Los casos últimamente más mediáticos: Urdangarín, Matas, Camps, ERE’s de Andalucía con el caso Guerrero como el de mayor escándalo, son sencillamente síntomas y signos de un Régimen podrido cuyo único destino razonable debe de ser el de la liquidación.
Como dice el dicho castellano »en todas partes cuecen habas, pero en algunas a calderadas». Y cuando las habas se cuecen a calderadas es que la situación simplemente ha sobrepasado cualquier línea roja y ya no hay posible retorno.
La pérdida de soberanía: En paralelo al impulso a un proceso de recentralización y españolización estimulado por el PP, sectores muy significativos del PSOE y no despreciables, para sus dimensiones políticas, de IU, siguiendo las directrices del bloque dominante español, cuya finalidad es cortar los procesos de avance en el autogobierno de los Pueblos; el propio Estado Español, ese que teme a la soberanía popular de forma atávica, hace plenas y absolutas concesiones de la propia soberanía al eje Merkozy en determinados terrenos y al imperialismo anglo-americano en otros, convirtiendo al Estado Español en un puro marco para la gestión de los intereses de esos dos proyectos imperialistas.
Los del eje Merkozy, nos llevarán al empobrecimiento de las clases medias y a la total precarización de sectores muy amplios de las clases trabajadoras.
Los del imperialismo anglo-americano, nos conduce a implicarnos en unos proyectos guerreristas que son, además de otras muchas cosas, completamente contrarios a los intereses de los Pueblos bajo la jurisdicción del Estado
La guerra: La segunda guerra de Irak significó la apertura de un nuevo escenario, el de una escalada militarista y guerrerista que tiene como finalidad principal acabar por la vía de la guerra pura y dura con la evolución de las cosas en los últimos años a nivel internacional, que van configurando a China como la primera potencia económica y comercial de facto, del mundo.
Otros Estados como Rusia, Brasil, India…, en general los llamados BRIGS, pasan a ocupar también un papel de gran importancia, debilitando en gran manera la hegemonía que EE.UU. y en general el imperialismo anglo-americano mantenían en el plano económico a nivel mundial.
Sin embargo el imperialismo anglo-americano sigue teniendo una clara hegemonía en el plano militar y mediático, por eso, aprovechando esas circunstancias y antes de que estas empiecen a ser cuestionadas, van reconduciendo de forma cada vez más rápida, descarada y brutal las diferencias económicas, comerciales y políticas a nivel internacional hacia la confrontación militar abierta. Son conscientes de que ya es únicamente en esos terrenos, en el militar y en el mediático, en los que estratégicamente pueden obtener una victoria significativa. Y cueste lo que cueste, y tenga los riesgos y repercusiones que tenga para la humanidad, la tierra o el sursum corda, van a por ello a toda maquina.
La guerra de Irak, la de Libia, la intervención en Siria, en Irán..., no tienen otro hilo conductor. Todos los cuentos que nos relatan de intervenciones humanitarias no son mas que la otra cara de la moneda de esa política guerrerista, son la expresión de esa superioridad mediática que todavía conservan.
En la puesta en práctica de esa estrategia de guerra han aprendido la inconveniencia de que se configure un movimiento internacional contra esta, tal como ocurrió con la guerra de Irak. Es por ello que todas las intervenciones militares van precedidas y acompañadas de campañas mediáticas de justificación, en las que desgraciadamente participan, de una u otra manera, sectores que se autodefinen como progresistas y/o antiimperialistas.
Construir un movimiento en defensa de la paz y contra la guerra es también por tanto una necesidad de primer orden en una estrategia antiimperialista y progresista.
En la declaración política de Iz.Ca., de octubre de 2008 decíamos: » y el imperialismo esta preparándose para dar un paso adelante en la profundización de su estrategia guerrerista…
El candidato demócrata Obama a al presidencia de los EE.UU., es una pieza importante en el relanzamiento de esa estrategia imperial, eso sí, intentando una recomposición dela legitimidad social en EE.UU. para esa política y también en una buena parte de la Europa capitalista…
Que nadie se llame a engaño, Obama no es el candidato de ningún proyecto progresista, Obama es el candidato para relegitimar la política imperialista de los EE.UU. a nivel internacional y especialmente en Europa, además de en su propio país, y por tanto para reconstruir la unidad del proyecto imperialista global, parcialmente afectada por el mandato de Bush».
Desgraciadamente no nos hemos equivocado.
La reflexión, la lucha y la organización, como decíamos en un artículo anterior tienen que ser los ejes metodológicos de la actividad militante comunera y progresista en general.
Luis Ocampo, Izquierda Castellana.
Castilla a 12 de enero de 2012