Diferentes colectivos y han convocado una manifestación en Donostia para reclamar la paralización de las grandes obras de infraestructuras en Gipuzkoa, como el TAV, el puerto exterior de Pasaia, la incineradora, la nueva cárcel y la plataforma logística de Gaintxurizketa, entre otras. La marcha, que se celebrará el 4 de febrero, servirá de colofón a una serie de actividades que tendrán lugar desde hoy en diferentes localidades del territorio y que incluirán mesas redondas, debates, concentraciones, proyecciones y conferencias, entre otras iniciativas.Así lo han anunciado hoy Amagoia Escudero y Kepa Olaiz, quienes han ofrecido una rueda de prensa en Donostia como portavoces de las plataformas que han organizado conjuntamente estos actos: AHT Gelditu! Elkarlana, la Coordinadora de Plataformas Contra la Incineración, el Grupo Contra el Superpuerto de Pasaia y el sindicato EHNE. Entre los convocantes se encuentran asimismo la Asamblea Contra el TAV, Mutriku Natur Taldea, la plataforma Gipuzkoa Zero Zabor y PDPren Aurkako Oiartzungo Taldea. La manifestación contra las grandes infraestructuras guipuzcoanas cuenta además con la adhesión de diferentes organizaciones y partidos políticos como la izquierda abertzale, Aralar, Alternatiba y Ezker Anitza-IU, varios de cuyos representantes han asistido a la rueda de prensa.
El comunicado en castellano dice así:
LLAMAMIENTO A LA MOVILIZACION SOCIAL POR LA PARALIZACION DE LAS GRANDES OBRAS DE INFRAESTRUCTURA EN GIPUZKOA
Movimientos y colectivos en lucha contra diferentes infraestructuras impulsan una dinámica conjunta que culminará con una manifestación el 4 de febrero en Donostia
Movimientos sociales y colectivos que trabajan desde hace años en oposición a diferentes proyectos y agresivos planes de infraestructura y por un modelo que respete la naturaleza y las condiciones de vida de la población se han unido para impulsar una dinámica de movilización que culminará con una manifestación conjunta por la paralización de las grandes obras de infraestructura en Gipuzkoa convocada el 4 de febrero en Donostia. Esta iniciativa de los movimientos sociales surge para impulsar la presión y la movilización popular en exigencia de la paralización de las grandes obras de infraestructura y para reclamar la necesidad de un cambio del modelo ante la feroz campaña de presiones políticas y mediáticas a favor de todo tipo de infraestructuras de elevado impacto ecológico, económico y social (TAV, incineradora, superpuerto de Jaizkibel, plataforma logística de Oiartzun-Lezo-Gaintxurizketa, Metro de Donostialdea, ampliación del aeropuerto de Hondarribia, macro-cárcel de Zubieta, variantes, etc.) lanzada en los últimos meses en Gipuzkoa. Por ello hacemos un llamamiento a la movilización social subrayando la importancia de ejercer en este momento la presión popular indispensable para paralizar los macro-proyectos que inciden sobre nuestro castigado territorio y para abrir un período de reflexión por una cambio del modelo de desarrollo, en la medida en que entendemos que estas contestadas infraestructuras no solamente nos afectan a unos y a otros aisladamente, sino que en su conjunto conforman un modelo de desarrollo que debe cuestionarse. En todo caso, en las actuales circunstancias en que también por la crisis económica se ha reabierto el debate sobre el futuro de las infraestructuras, aparece claramente la urgencia de reactivar la movilización popular, reuniendo en esta iniciativa que se llevará a cabo con el lema y la reivindicación común de “POR UN CAMBIO DEL MODELO SOCIAL PARA UNA GIPUZKOA DIFERENTE: ¡PARALIZACIÓN DE LAS GRANDES INFRAESTRUCTURAS!” la participación de todos los grupos locales de afectados, vecinos, movimientos y organizaciones sociales, ecologistas, sindicales, políticas y ayuntamientos que deseen mostrar su apoyo.
Es conocido que el territorio de Gipuzkoa, de reducidas dimensiones y con un alto grado de desarrollo industrial, ha soportado en paralelo a la última etapa de crecimiento y globalización económica una enorme expansión de infraestructuras. Ello ha conllevado fuertes agresiones al medio natural para un pequeño territorio que ya sufre un elevado deterioro ambiental, ocasionando junto con las tendencias a la urbanización a ultranza y a la metropolización del territorio, la degradación de zonas rurales y la pérdida de tierras agrarias, una artificialización cada vez mayor del entorno, contaminación atmosférica y acústica, una alta contribución relativa al cambio climático e importantes impactos negativos para los habitantes, que no logran ocultar ni las campañas de imagen ni el ajardinamiento.
Al mismo tiempo, cabe resaltar que estos proyectos han suscitado en los últimos años una fuerte contestación social, incrementada por la falta de transparencia y de un debate social participativo, al haberse impulsado las grandes infraestructuras de forma impositiva y en total ausencia de participación de la población y de los municipios que se consideran negativamente afectados en la toma de decisiones.
Finalmente, es preciso destacar el inmenso agujero económico en que se han convertido las infraestructuras en los últimos años, descubriéndose ahora el derroche de recursos y los “pelotazos” que se han dado con la ejecución de obras públicas particularmente no rentables y cuya justificación oficial se ha construido recurriendo sistemáticamente a un retórico “interés general” y a hipótesis falsas de rentabilidad socioeconómica y de creación de empleo. Respecto a lo cual, ese empleo ha consistido en contratos fuera de los convenios laborales de Euskal Herria, con jornadas laborales de 12 horas y bajo condiciones de inseguridad laboral que se saldan con la muerte de numerosos trabajadores.
Es decir que la prioridad otorgada al gasto público en infraestructuras se ha hecho, con un coste colosal, a expensas del enorme endeudamiento público provocado por estas políticas derrochadoras, hipotecando medioambiental y económicamente los bienes comunes en beneficio de intereses empresariales muy concretos, absorbiendo crecientemente los recursos que requieren imperiosamente otros sectores de actividad económica, social o cultural y la cobertura de necesidades sociales. Estos procesos están teniendo ya consecuencia sociales muy graves, que, si no cambiamos de rumbo, lo serán aún más si cabe en el contexto de la profunda crisis económica en la que nos adentramos.
En este contexto, se ha reabierto el debate sobre las infraestructuras, obligado por un legado de política de infraestructuras cuestionada socialmente y por la escasez de recursos ante una infinidad de demandas sociales. Nos encontramos, por tanto, ante la apertura de una fisura en el consenso institucional hasta ahora firmemente establecido sobre las grandes infraestructuras y ante la posibilidad de iniciar el debate social que nunca se dió para acometer un profundo cambio del modelo de desarrollo actual.
Sin embargo, la reacción de la clase política acomodada durante años en la loca carrera por las infraestructuras y en las políticas desarrollistas tradicionales no se ha hecho esperar. A este respecto, denunciamos que determinados cargos políticos pretenden neutralizar y bloquear las reivindicaciones populares en las instituciones para impedir políticas de cambio y seguir manteniendo la presión destructiva sobre el territorio, acudiendo en tanto que firmes sostenedores de los intereses económicos y privados creados en torno al fabuloso negocio de las infraestructuras, a la política de hechos consumados para tratar de colar sus mega-proyectos.
Ante esta situación, la responsabilidad que nos corresponde como organismos populares es la de actuar con independencia y determinación por la paralización de estos proyectos, impulsando la movilización y la contestación popular. En cualquier caso, sería equivocado creer que las respuestas están todas en las instituciones, sino que los logros, si finalmente se concretan, serán a nuestro entender fruto fundamentalmente de la toma de conciencia y del esfuerzo de la población. Por tanto, hemos de persistir en la lucha por la paralización de las grandes infraestructuras y de los proyectos destructivos, incidiendo en la necesidad de transformar el modelo y en la importancia de la defensa de la tierra para que cuaje un cambio social verdadero.
Conflictos socio-ambientales que siguen incidiendo en nuestro territorio:
En este sentido, hemos de llamar la atención sobre los múltiples conflictos socio-ambientales que siguen incidiendo en nuestro territorio:
- Si existe un proyecto que en los últimos años ha suscitado un considerable debate entre la población, éste es el del TAV. Esta es la mayor y más cara infraestructura jamás planteada en este país. Miles de personas se han posicionado claramente en contra de este proyecto, argumentando su inadaptación a la orografía, impacto ecológico, inadecuación a las necesidades de transporte, elevados costes e impactos ambientales del trazado. Por otro lado, si bien ésta ha sido la apuesta principal del Gobierno Vasco en materia de infraestructuras, el gasto realizado hasta ahora en la ejecución de las obras ronda el 15 – 20% del total a llevar a cabo. La existencia de una amplia contestación social, las incertidumbres y la falta de debate social que ha caracterizado el desarrollo del proyecto son razones suficientes para paralizar las obras y dar la palabra a la población. En lugar de continuar las obras de la “Y vasca”, éste es un buen momento para paralizarlas. El Gobierno Vasco, en cambio, a pesar de la grave situación de crisis económica que afrontamos, prevé destinar en el año 2012 cerca 380 millones a las obras de los tramos gipuzkoanos del TAV, mientras que anuncia ajustes en gasto social “muy duros” para el próximo año. Esto es incomprensible e inaceptable.
- La incineración de residuos es altamente contaminante, cara y un despilfarro de recursos. No reduce la generación de residuos, sino que supone seguir esquilmando la tierra para fabricar nuevos productos de usar y tirar. La moratoria exigida por el pacto de Usurbil y los movimientos sociales sobre la incineradora de Zubieta debe conducir a la paralización definitiva de las obras. También se hace inaplazable la necesidad de extender a toda Gipuzkoa la recogida selectiva de las basuras mediante el sistema de puerta a puerta en cada vez más municipios y el desarrollo del modelo Zero zabor (Cero residuos) que permita clausurar los actuales vertederos contaminantes;apostando por la prevención, el reciclaje real y una gestión de los residuos urbanos más racional.
- El superpuerto de Jaizkibel es el mayor atentado ecológico que amenaza la costa gipuzkoana. Sus promotores siguen empecinados con este proyecto que beneficiaría únicamente a empresas constructoras y del sector energético. Además de ocasionar la destrucción de un entorno incomparable por su máximo valor natural, conlleva un enorme coste económico y supone convertir una de las zonas más pobladas de Gipuzkoa en un agujero negro, privatizar los bienes, suelos y recursos públicos y socializar los costes (ecológicos-económicos-sociales). A su vez, la plataforma logística de Oiartzun-Lezo-Gaintxurizketa unida al superpuerto destruiría una extensión de 180Has de tierras agrarias de gran valor, socavando la necesaria actividad agraria local y la soberanía alimentaria bajo el imperio sin futuro del hormigón.
- Tampoco debería olvidarse el escalofriante plan de infraestructuras promovido en el PTP de Donostialdea, que recabó en su contra todo un record de alegaciones contrarias al proponer la prolongación del Segundo Cinturón de la Autopista A‑8 por el Valle de Oiartzun hasta Iparralde y la construcción de una enorme plataforma logística y una central térmica en Olaberria (Irun).
- La macro-cárcel y el polígono logístico e industrial de enorme envergadura actualmente en construcción junto al emplazamiento previsto para la incineradora en Zubieta.
- Finalmente, nos unimos a la voces que están dando alerta ante los nuevos conflictos socio-ambientales que se avecinan, como es el caso de los tendidos de alta tensión promovidos desde Nafarroa y Bizkaia hasta Ezkio-Itsaso, el proyecto de extracción de gas mediante la técnica denominada fracking en Araba, y la reactivación de las Directrices de Ordenación del Territorio DOT-Euskal Hiria que dan cobertura a un modelo desarrollista y neoliberal ecológicamente insostenible y socialmente cuestionado.
En consecuencia, podemos decir que tanto por las afecciones particulares de algunos proyectos concretos como por el modelo que representan en su conjunto, todas las personas en alguna medida somos afectadas.
Iniciativas y actividades previas a la manifestación:
Por todo ello, hoy hacemos un llamamiento a toda la sociedad para que apoye esta iniciativa por la paralización de las grandes obras de infraestructura y por un cambio del modelo, impulsando una dinámica de movilización en la que durante el mes de enero tenemos previsto presentar mociones en muchos ayuntamientos de Gipuzkoa, realizar marchas a las zonas afectadas y organizar mesas redondas y actividades de debate (ver programa de actividades, en la última página). Al tiempo, llamamos a trasladar esta reivindicación a los centros de trabajo, de estudio y a la calle. Como colofón, el sábado 4 de febrero realizaremos una manifestación central partiendo a las 17’30h desde el Boulevard donostiarra, donde será preciso reunir la máxima participación popular ya que ésta es, junto con el trabajo constante de los diferentes colectivos, la única forma de poder alcanzar nuestro objetivo.
Convocantes:
AHT Gelditu! Elkarlana: ahtgelditu@ahtgelditu.org
Coordinadora de Plataformas contra la Incineración : lasarteoriabizirik@yahoo.es
Jaizkibelgo Superportuaren aurkako taldea: Itaka-23@hotmail.com
EHNE: eneritz.ehne@gmail.com.
Asamblea Contra el TAV: ahtezhernani@gmail.com
PTPren aurkako Oiartzungo taldea: kepaola@telefonica.net.
Mutriku Natur Taldea: Txanbolin@gmail.com.
Gipuzkoa Zero Zabor: gipuzkoazz@gmail.com
Apoyos:
El llamamiento está abierto a la adhesión de todos los movimientos y organizaciones que deseen mostrar su apoyo. Estos son los apoyos recabados por el momento:
-15‑M
-Ekologistak Martxan
-Eguzki
-ESK
-LAB
-CNT
-CGT-LKN
-Alternatiba
-Ezker Abertzalea
-Antikapitalistak
-Gorripidea
-Ezker Anitzak-IU
-EPK-PCE
-Aralar