Escrito por askapena.org |
El martes 7 de febrero se realizará una concentración en Bilbo para denunciar el crimnal bloqueo que somete Estados Unidos a la isla rebelde del Caribe. Organizada por Askapena, Komite Internazionalistak y Euskadi Cuba la protesta dará comienzo a las 19:30 hs en la Plaza Circular (junto a la Estación de metro Abando). Escuchar la entrevista realizada a Guillermo (Askapena) en el programa «A desalambrar» de Hala Bedi Irratia en el que analiza las consecuencias, rechazos, y motivos para terminar con el criminal bloqueo que sufre el pueblo cubano. 50 años del bloqueo a Cuba Con la entrada victoriosa del ejercito guerrillero en la Habana el primero de enero 1959 se abría en América Latina un nuevo ciclo de luchas en el que la revolución cubana cumpliría un papel trascendental al demostrar en la práctica la posibilidad de poner en jaque al imperialismo y establecer un modelo alternativo al depredador e injusto sistema capitalista. En efecto, la Revolución Cubana, inspirada por el poderoso legado teórico y político martiano, supo establecer desde sus inicios que una verdadera independencia, es decir una verdadera soberanía popular, implica no solamente el derrocamiento de los gobiernos títeres de turno (la dictadura de Batista en el caso cubano) sino también y sobre todo la erradicación del aparato de estado y de la estructura socio-económica en la que se asienta la dependencia estructural de los paises de la periferia capitalista. Así es como el socialismo fue asumido por le pueblo trabajador cubano como herramienta estratégica para lograr la segunda y definitiva independencia. En una región que desde la Doctrina Monroe era considerada por EE.UU como su patio trasero, o como bien remarcaba el che guevara como «su retaguardia estratégica», que una pequeña isla sin grandes recursos naturales como Cuba lograra alcanzar altos niveles de bienestar social, que un pequeño pueblo pueda llevar adelante una práctica internacionalista genuina implicándose sin concesiones en los procesos de liberación de otros pueblos, convertía a la Revolución cubana en un ejemplo contrahegemonico demasiado peligroso para el sistema dominante. La contraofensiva del amo del norte no se hizo esperar. Así es como desde sus inicios la Revolución cubana ha detenido que hacer frente al duro castigo que el imperialismo le reserva a los pueblos que osan poner en cuestión su hegemonía y que optan por desarrollar su propio modelo social, económico, cultural y político. Desde un intento de invasión, pasando por ataques terroristas, bacteriológicos y una continua presión diplomática e intoxicación mediática, el imperialismo yanqui viene actuando desde los albores del proceso revolucionario en todos y cada uno de los frentes para intentar sofocar cuando no destruir la mayor experiencia emancipadora latinoamericana. Es en este afán de detener al proceso revolucionario que EE.UU estableció, hace ya 50 años, lo que fue y siguiendo su principal herramienta de coacción: el bloqueo. Si bien parcialmente establecido a partir de 1960, fue en febrero del 1962 cuando Kennedy le dio al bloqueo comercial, económico y financiero su carácter integral y en 1992 y 1996 cuando los gobiernos de Bush y Clinton, con las llamadas leyes Torricelli y Helms-Burton respectivamente, profundizaron en las medidas extraterritoriales que lo caracterizan. En efecto, el bloqueo comercial, económico y financiero no se limita a cortar de raíz las relaciones entre Cuba y EE.UU, sino que el gobierno estadounidense impone también sanciones y persecución extraterritorial a ciudadanos, instituciones y empresas de terceros países que establezcan o se propongan establecer relaciones económicas, comerciales, financieras o científico-técnicas con Cuba. En un flagrante ejercicio de injerencia en las decisiones de estados independientes, EE.UU reduce el espacio económico internacional en el que Cuba puede operar, dificultando, encareciendo cuando no imposibilitando la obtención de los recursos necesarios para el desarrollo de la isla (salud, educación, etc) habiendole ocasionado hasta ahora unas perdidas equivalente a la suma de dos planes Marshall. A pesar de estar infringiendo sistematicamente la legislación internacional y de las reiteradas manifestaciones de rechazo y condena adoptadas por amplia mayoría en la asamblea de la ONU, EE.UU se empecina en mantener el bloqueo como arma de castigo y de chantaje ante la decisión soberana del pueblo cubano de seguir materializando su propio proyecto de sociedad. Por todo ello, porque Cuba fue y sigue siendo el mayor exponente de dignidad y rebeldía frente al imperio, porque Cuba, a pesar de todos los obstáculos, ha logrado materializar un proyecto político a favor de las mayorías populares, porque Cuba es la prueba viviente de que el socialismo es tan posible como necesario, porque Cuba ha demostrado que el internacionalismo es una practica sustancial de cualquier proyecto emancipador, y finalmente porque el nuevo ciclo de luchas bolivariano abierto en Latinoamericana no hubiese sido ni sería posible sin el ejemplo y la participación activa de la Revolución cubana, nos solidarizamos con ella y exigimos el fin del bloqueo criminal que EE.UU le impone. |