Hemos tenido conocimiento del Dictamen que ha emitido el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) a petición del Gobierno de Madrid sobre la prolongación de la vida de la central de Garoña,
una central con más de 40 años de vida, que pone en jaque la seguridad de su entorno: las grietas del barrilete, de las barras de penetración, de los manguitos; los problemas de corrosión intragranular, en las tuberías del circuito de refrigeración… son un agravante de su ya superada fecha de caducidad.
Pero a pesar de todo, CSN ya consideró «aceptable» la previsión del titular de la central (Nuclenor). Además, en dicho informe enviado en su momento a la Comisión, el CSN se comprometía a «revisar en una inspección las hipótesis y estimaciones realizadas ‑por el titular- para justificar la duración extendida de las baterías, así como los procedimientos de actuación previstos».
Por todo ello, Eguzki denuncia que estas pruebas pretenden aludir a la condición de expertos, cuando son personas y técnicos con intereses y que actúan como juez y parte, al defender este tipo de energía y la “infalibilidad” de las nucleares para las que vinculan su vida profesional, algo rebatido con los hechos, dramáticos para las poblaciodens que los padecen.
El riesgo es inasumible para una población concienciada y en riesgo de un accidente nuclear. Tanto Fukushima‑1 como Garoña tienen unos reactores con un pésimo sistema de contención y por ello podemos calificar a Garoña como un peligro de primer orden, sin medidas de prevención, evacuación, ni contención en caso de accidente nuclear, indesable pero posible según la experiencia y sus características.
Quedan en entredicho todos los estudios y pruebas de resistencia de estos pro nucleares cuando se echan las manos a la cabeza como si no se pudiera repetir la historia y no debíesemos de haber conocido accidentes en las nucleares de Three Mile Island; Chernobyl; Fukushima-Daiichi, y Marcoule, todas con informes y parabienes de la industria nuclear y de los organos de control gubernamentales como el CSN.
Para Eguzki, estos denominados “accidentes” son consecuencia de la energía nuclear, puesto que no es segura, sino al contrario, impredecible, cuyos efectos y residuos los asumimos todos y todas. Los intereses económicos del lobby nuclear estan frotandose las manos con la decisión política de servir este gobierno al interes de las grandes empresas energéticas en su apuesta por la energía nuclear, y que sólo la presión social puede desenmascarár la imposición de esta prórroga a la voluntad popular, a la seguridad y la salud de las personas. La clave del debate es la voluntad manifestada por el Partido Popular de proceder a la prórroga del plazo de concesión de actividad, en contra de la mayoría social.
Garoña es una planta nuclear que debería haber estado cerrada hace mucho tiempo por vieja, por peligrosa, por innecesaria, por estar amortizada, porque lo demanda la sociedad, no adminitiendo imposiciones al respecto. Para Eguzki, no hay criterios económicos, ecológicos ni democráticos que avalen el funcionamiento la energía nuclear.
Por lo tanto, es la sociedad vasca la que exige al Gobierno Español que atienda a la demanda netamente mayoritaria cierre Garoña de forma inmediata, y plantee un programa de cierre de las centrales nucleares para acabar con esta energía peligrosa en el Estado.
NUKLEARRIK EZ!! GAROÑA ITXI ORAIN !!!
EGUZKI Talde Ekologista