La captura de “Artemio”, un pequeño jefe de banda armada, ha servido para que Ollanta Humala actualice el circo mediático y presentarse como un exitoso jefe de gobierno que “limpiamente esta derrotando la subversión de Sendero Luminoso”. Este circo de mala muerte es idéntica copia de los montajes teatrales de la época de Alberto Fujimori. Hasta el discurso presidencial resultó una grosera repetición del fujimorismo. Por eso dijo Humala, “tengo que agradecer a Dios que las circunstancias de la vida, hoy me permiten estar aquí como Presidente del Perú y anunciar al país la captura del terrorista Artemio”.
“Artemio”, cuyo nombre es Florindo Flores Hala, fue capturado el miércoles 8 de febrero en Santa Rosa de Mishollo, en el departamento de San Martín. La intervención policial se realizo sin disparar un solo tiro. El subversivo se encontraba herido de la mano, desarmado y sin ninguna protección de otros de sus camaradas. Según el gobierno (hay que tomar con pinzas cualquier versión oficial), Artemio fue herido por un “topo” o mejor dicho por un agente infiltrado en sus propias filas. Otra versión señala, que fue baleado por dos militantes que se habían puesto en contacto con los militares norteamericanos de la base de Santa Lucia (Alto Huallaga), para entregar a Artemio y cobrar los 5 millones de dólares que ofrecen los Estados Unidos por la captura de este subversivo.
Pero en todo este circo mediático, habría que suponer que el tal Artemio, que desde hace mucho tiempo estaba dispuesto a “dejar las armas” y colaborar con el gobierno, se hizo “capturar” en una acción concertada con Ollanta Humala y las fuerzas armadas. El tiro de bala en la mano es sin mayores consecuencias. La atención médica inmediata y esmerada de parte de los militares hacia el prisionero es poco creíble en un país donde el preso acusado de subversivo es secuestrado, torturado y masacrado. Las mentiras sobre la salud del herido, primero se dijo que estaba gravemente herido, y después se corrigió el libreto para anunciar que incluso lanzaba consignas. Las fotos de primera plana de Humala con el guerrillero herido. Las incoherencias en torno a como fue herido Artemio. Al inicio se dijo que fueron militantes de este grupo, y después se cambio la versión por aquella que dijo que fueron soldados infiltrados. Incluso se entregó el nombre de Walter Lozano Pajuelo, alias «Bica», y Harvey Colchado Huamaní, alias «René» como los supuestos “topos” que se encargaron de herir y apresar a Artemio.
Este golpe teatral sirve al gobierno para intentar desviar la atención del pueblo peruano en torno al candente conflicto de Cajamarca. Hace algunos días más de 70 mil pobladores se movilizaron para acusar al gobierno de ser un títere de las transnacionales mineras y los grupos de poder. Se le cayó la mascara de “nacionalista” al militar Ollanta Humala han dicho los peruanos. Los pobladores en rebeldía recorrieron más de 900 kilómetros para llegar a Lima a protestar contra este proyecto minero que amenaza con arrasar para siempre la naturaleza de la región cajamarquina. En ese largo recorrido, los manifestantes se ganaron el aprecio, el apoyo y la solidaridad de las poblaciones por donde pasaron. La lucha es contra el gobierno que quiere imponer el proyecto minero Conga perteneciente a la transnacional Yanacocha. Por ello los manifestantes de las ciudades de Cajamarca, Piura, Trujillo y Moquegua marchan con carteles con lemas como “El agua se defiende” y “No al proyecto Conga”. Este conflicto no ha concluido, y en las próximas semanas se agudizará al máximo. Por el lado el gobierno quiere a cualquier precio poner en ejecución este proyecto minero antipopular, y de otro lado, los pobladores que se disponen a defender su territorio, sobre todo el agua de las lagunas y el medio ambiente de la región de Cajamarca.
La propaganda oficial a presentado al “Camarada Artemio” como “el ultimo dirigente del comité central de Sendero Luminoso (SL) que aún estaba en libertad”. Lo que no dice el gobierno es que el actual Sendero Luminoso es una caricatura del grupo que dirigió la lucha armada entre 1980 y 1993. Sendero Luminoso se ha convertido en una organización de la contrarrevolución. Lo que queda de etapas heroicas es una organización hecha trizas y de dudosa actividad política. Abimael Guzmán y toda la cúpula de Sendero Luminoso ya no hablan de la lucha armada sino más bien de la “paz y la reconciliación”. No piden sanción para los militares criminales, sino más bien solicitan el perdón y la libertad de ellos. En lugar de socialismo ahora claman abrir espacios democráticos con la burguesía, y ruegan que los dejen participar en los procesos electorales.
Artemio hace parte de esta caricatura de “grupo revolucionario” y desde hace algún tiempo ha devenido la vedette de la televisión y otros medios de comunicación del país. Ha sido entrevistado en repetidas oportunidades, pero solo para que declare sus intenciones de arrepentimiento y capitulación. Muchas veces ha propuesto un “acuerdo de paz” y su deseo de deponer “las armas”. Su relación ideológica sigue intangible con el capitulador Abimael Guzmán. Incluso ha señalado que el “presidente Gonzalo”, sigue siendo el “guía indiscutible” de sus acciones y que se “sujeta” a su dirección. El grupo armado de Artemio no tiene ninguna significación en la política peruana y menos es una amenaza para el Estado y el gobierno. Sus acciones guerrilleras se confunden con las actividades mafiosas del ejército y la policía, y en otros casos se mezclan a la actividad del narcotráfico
EL CIRCO EN MARCHA
Ollanta Humala, apenas enterado de la captura de Artemio, subió a un helicóptero militar que junto con un séquito de fotógrafos, camarógrafos de televisión, radios, periodistas mal pagados y listos para recibir el escupitajo del jefe, fue conducido hasta Tocache (Alto Huallaga) el lugar donde estaba el capturado subversivo. Ahí no faltaron las fotos en primera plana y menos las declaraciones ostentosas. En las fotos, de un lado Artemio, el “terrorista” vencido y al otro, lado, el comandante Humala, el vencedor, el Alejandro el Grande del Perú, el único, el Cesar peruano.
Hasta el gobierno norteamericano se plegó al circo. Celebró la captura de Artemio. Mike Hammer, subsecretario de información para Asuntos del Hemisferio Occidental, dijo que felicitaba “Gobierno del Perú por los esfuerzos por luchar contra el terrorismo. Aplaudimos este logro y esperamos que este sea un paso adelante para erradicar la violencia en ese país”. El embajador de norteamericano en Lima, dijo que “Estados Unidos apoya firmemente los esfuerzos del pueblo peruano, del Gobierno del presidente (Ollanta) Humala y de la Policía Nacional y Fuerzas Armadas por derrotar a Sendero Luminoso, al cual Estados Unidos considera una organización terrorista extranjera”.
El éxito de Humala, también impactó en sus aliados de la izquierda oficial. El “socialista” Javier Diez Canseco desempolvó su viejo discurso de 1992 cuando elogió el “triunfo de Fujimori contra el terrorismo”. A propósito de la captura de “Artemio”, dijo que esta captura era un hecho importante para el país, y que ello constituía una “derrota de este movimiento” y que mostraba “la superioridad ética y moral que revela el Estado en la resolución del problema”. Los dirigentes de la Confederación General de Trabajadores del Perú (CGTP) y al mismo tiempo militantes de “Patria Roja” y del PCP (ex pro soviético), dijeron que la captura de Artemio a manos de fuerzas combinadas de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional, es un paso significativo en la lucha contra el narcoterrorismo.
La Haine