Francia fue el país encargado de lanzar la primera bomba sobre Libia y abrir el camino para una invasión militar encabezada por la Organización del Tratado para el Atlántico Norte (Otan) que tuvo el objetivo preciso de derrocar al gobierno de Muammar Al Gaddafi.
El 19 de marzo de 2011, luego de que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas aprobara el despliegue de una zona de exclusión área sobre el país del norte de África, se desató una invasión que duró ocho meses y, todavía hoy, no se tiene un registro real de las consecuencias que produjo en la población.
Pero a finales de febrero, la secretaria norteamericana de Estado, Hillary Clinton, ya declaraba que su país no descartaba ninguna posibilidad para intervenir en Libia.
A los pocos días, Estados Unidos impulsaría la intervención de la Otan, apelando a la «colaboración» de sus aliados ‑Francia, Gran Bretaña, Italia, entre otros‑, a diferencia de la invasiones que encabezó en Afganistán e Irak, donde desplegó su fuerza militar de forma unilateral.
Antes que el gobierno de Gaddafi cayera en octubre del año pasado, desde esa administración se contabilizaban 5.000 muertos debido a los bombardeos. Por su parte, en informes preliminares dados por la ONU recientemente, se contabilizó la muerte de apenas 60 civiles por las incursiones aéreas de la alianza atlántica.
Para el embajador venezolano en Libia, Afif Tajeldine, la cifra de muertos podría sobrepasar los 70 mil, teniendo en cuenta que la Otan efectuó más de 20 mil incursiones aéreas y superó los 8.000 ataques armados.
Entrevistado por La Radio del Sur, el diplomático, que ahora reside en Túnez luego que la sede diplomática venezolana fuera atacada por los grupos procoloniales que derrocaron a Gaddafi, afirmó que la invasión tuvo como objetivo la conquista del petróleo por parte de Estados Unidos.
«Antes de la entrada de la Otan en Libia, habían muerto 118 personas. El día que entraron a Trípoli murieron más de 70 mil personas en la capital y sus alrededores. Ellos murieron víctimas del armamento norteamericano y eso no se cuenta. Se cuentan nada más los 118 que había muerto en el conflicto entre el gobierno de Gaddafi y los grupos militares. Pero los 70 mil muertos que mató la Otan no se cuentan», denunció Tajeldine.
El diplomático recordó el alto nivel humano que poseía Libia, que se ubica en el segundo puesto dentro de África y entre los diez primeros a nivel mundial.
El país norafricano fue víctima de un «plan macabro contra la tranquilidad y el desarrollo del pueblo libio, agredidos militarmente por Europa y Estados Unidos en base a la desinformación y una guerra mediática, donde mostraron a Gaddafi como un dictador, antisocial y matón. Lo satanizaron», aseveró.
Antes de su asesinato sin juicio previo, Gaddafi había denunciado que la nación terminaría como Afganistán, que dentro de las fronteras operaban células de Al Qaeda y que el objetivo principal era dividir geográficamente el territorio.
El 22 de febrero de 2011, el líder libio expresaba en un discurso a la nación que «Estados Unidos quiere hacer en Libia lo mismo que hicieron en Afganistán y lo mismo que hicieron en Irak. ¿Quieren que Libia se convierta en un país destruido, que Estados Unidos venga a nuestros territorios y hagan lo mismo que hicieron con los afganos y con Irak?».
Gaddafi agregaba que «si vienen los americanos volverá el colonialismo, ellos son unos terroristas que quieren convertir Libia en un país que dependa de ellos».
En la actualidad, Libia sufre un profundo conflicto interno, donde las bandas armadas del CNT se enfrentan permanentemente por el poder de las regiones; diversas investigaciones periodística comprobaron la presencia de milicianos de Al Qaeda, situación que no tuvo ninguna clase de pronunciamiento por parte de ONU y menos de Estados Unidos y la Otan; y el proceso de división de Libia comenzó semanas atrás, cuando jefes tribales y políticos declararon la autonomía de Cirenaica, antigua región que formaba parte de las tres federaciones durante la monarquía derrocada en 1969 por la Revolución Verde encabezada por Gaddafi.
«Ahora vemos una Libia dividida, donde mandan los grupos militares ayudados por Estados Unidos, la Otan y los gobiernos del Golfo. Ahora cada quien tiene una parcela. En Trípoli nada más hay veinte grupos militares y cada cual hace lo que le da la gana. Vemos a Libia dividida, pero el plan es dividirla todavía más», advirtió Tajeldine.
Sobre la situación interna en territorio libio, el diplomático venezolano señaló que en el país «nadie puede salir a la calle después de las 7 de la noche y casi no hay con qué pagar sueldos».
Tajeldine alertó que las reservas internacionales de Libia, que superan los 200 mil millones de dólares, están en poder del «imperialismo que es quien disfruta de esa riqueza».