Cuando empieza el “ período especial” , sobre todo a partir de 1993, se abre un régimen dual, con circulación de divisas y una moneda nacional depreciada. Lógicamente, se abre un espacio importante de diferencia en la población, a partir de que un sector accede a recursos mayores que el resto. Cuando esto se adoptó, aproximadamente en 1993, se calculaba que un 10% de la población tenía acceso al dólar.
Esta medida se toma porque la ausencia de divisas en el país hacía necesario garantizar alguna forma de ingreso a la balanza de pagos, fundamentalmente incentivando la inversión extranjera y permitiendo la entrada de divisas sin la obligación de cambiarlas por una moneda nacional que se estaba depreciando. Esto fue un factor indudable de impulso a la inversión extranjera, una medida indispensable, y por otro lado permitía atenuar la caída de ingresos a una parte de la población.
El Estado se apropiaba de una parte de ese ingreso, no por la vía directa sino por la comercial. Se crearon las tiendas en divisas y con un impuesto sobre las ventas el Estado tenía una parte de ese ingreso, que desde un primer momento fue relativamente importante. Hay divisas que no se contabilizan por ser transportadas por personas.
No suelen utilizarse mecanismos bancarios ‑que no están prohibidos- dado los altos costos que suponen (por ejemplo, la Western Union funciona, cobrando un 30% por un giro de Estados Unidos a Cuba). Las personas que viajan a Cuba llevan ese dinero consigo, y el Estado nunca trató de ejercer un control sobre ese flujo, sino que lo permitió y luego trató de recuperarlo por la vía comercial.