La revo­lu­ción con­tra el capi­tal- Anto­nio Gramsi

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Antonio Gramsci

Escri­to: 1917
Pri­me­ra Edi­ción: Apa­re­ci­do en Avan­ti, edi­ción mila­ne­sa, el 24 de noviem­bre de 1917. Repro­du­ci­do en el Il Gri­do del Popo­lo el 5 de enero de 1918
Digi­ta­li­za­ción: Aritz
Esta Edi­ción: Mar­xists Inter­net Archi­ve, año 2001


La revo­lu­ción de los bol­che­vi­ques se ha inser­ta­do defe­ni­ti­va­men­te en la revo­lu­ción gene­ral del pue­blo ruso. Los maxi­ma­lis­tas, que has­ta hace dos meses fue­ron el fer­men­to nece­sa­rio para que los acon­te­ci­mien­tos no se detu­vie­ran, para que la mar­cha hacia el futu­ro no con­clu­ye­ra, dan­do lugar a una for­ma defi­ni­ti­va de apo­sen­ta­mien­to ‑que habría sido un apo­sen­ta­mien­to bur­gués- se han adue­ña­do del poder, han esta­ble­ci­do su dic­ta­du­ra y están ela­bo­ran­do las for­mas socia­lis­tas en las que la revo­lu­ción ten­drá final­men­te que hacer un alto para con­ti­nuar desa­rro­llán­do­se armó­ni­ca­men­te, sin exce­so de gran­des cho­ques, a par­tir de las gran­des con­quis­tas ya realizadas.

La revo­lu­ción de los bol­che­vi­ques se com­po­ne más de ideo­lo­gías que de hechos. (Por eso, en el fon­do, nos impor­ta poco saber más de cuan­to ya sabe­mos). Es la revo­lu­ción con­tra El Capi­tal de Car­los Marx. El Capi­tal de Marx era, en Rusia, el libro de los bur­gue­ses más que el de los pro­le­ta­rios. Era la demos­tra­ción crí­ti­ca de la nece­si­dad ineluc­ta­ble de que en Rusia se for­ma­se una bur­gue­sía, se ini­cia­se una era capi­ta­lis­ta, se ins­tau­ra­se una civi­li­za­ción de tipo occi­den­tal, antes de que el pro­le­ta­ria­do pudie­ra siquie­ra pen­sar en su insu­rrec­ción, en sus rei­vin­di­ca­cio­nes de cla­se, en su revo­lu­ción. Los hechos han supe­ra­do las ideo­lo­gías. Los hechos han reven­ta­do los esque­mas crí­ti­cos según los cua­les la his­to­ria de Rusia hubie­ra debi­do desa­rro­llar­se según los cáno­nes del mate­ria­lis­mo his­tó­ri­co. Los bol­che­vi­ques renie­gan de Car­los Marx al afir­mar, con el tes­ti­mo­nio de la acción desa­rro­lla­da, de las con­quis­tas obte­ni­das, que los cáno­nes del mate­ria­lis­mo his­tó­ri­co no son tan férreos como se pudie­ra pen­sar y se ha pensado.

No obs­tan­te hay una ineluc­ta­bi­li­dad inclu­so en estos acon­te­ci­mien­tos y si los bol­che­vi­ques renie­gan de algu­nas afir­ma­cio­nes de El Capi­tal, no renie­gan el pen­sa­mien­to inma­nen­te, vivi­fi­ca­dor. No son mar­xis­tas, eso es todo; no han com­pi­la­do en las obras del Maes­tro una doc­tri­na exte­rior de afir­ma­cio­nes dog­má­ti­cas e indis­cu­ti­bles. Viven el pen­sa­mien­to mar­xis­ta, lo que no mue­re nun­ca, la con­ti­nua­ción del pen­sa­mien­to idea­lis­ta ita­liano y ale­mán, con­ta­mi­na­do en Marx de incrus­ta­cio­nes posi­ti­vis­tas y natu­ra­lis­tas. Y este pen­sa­mien­to sitúa siem­pre como máxi­mo fac­tor de his­to­ria no los hecho eco­nó­mi­cos, en bru­to, sino el hom­bre, la socie­dad de los hom­bres, de los hom­bres que se acer­can unos a otros, que se entien­den entre sí, que desa­rro­llan a tra­vés de estos con­tac­tos (civi­li­dad) una volun­tad social, colec­ti­va, y com­pren­den los hechos eco­nó­mi­cos, los juz­gan y los con­di­cio­nan a su volun­tad, has­ta que esta devie­ne el motor de la eco­no­mía, plas­ma­do­ra de la reali­dad obje­ti­va, que vive, se mue­ve y adquie­re carác­ter de mate­rial telú­ri­co en ebu­lli­ción, cana­li­za­ble allí don­de a la volun­tad pla­ce, como a ella place.

Marx ha pre­vis­to lo pre­vi­si­ble. No podía pre­ver la gue­rra euro­pea, o mejor dicho, no podía pre­ver la dura­ción y los efec­tos que esta gue­rra ha teni­do. No podía pre­ver que esta gue­rra, en tres años de sufri­mien­tos y mise­ria inde­ci­bles sus­ci­ta­ra en Rusia la volun­tad colec­ti­va popu­lar que ha sus­ci­ta­do. Seme­jan­te volun­tad nece­si­ta nor­mal­men­te para for­mar­se un lar­go pro­ce­so de infil­tra­cio­nes capi­la­res; una exten­sa serie de expe­rien­cias de cla­se. Los hom­bres son pere­zo­sos, nece­si­tan orga­ni­zar­se, pri­me­ro exte­rior­men­te, en cor­po­ra­cio­nes, en ligas; des­pués, ínti­ma­men­te, en el pen­sa­mien­to, en la volun­tad… de una ince­san­te con­ti­nui­dad y mul­ti­pli­ci­dad de estí­mu­los exte­rio­res. He aquí por­qué nor­mal­men­te, los cáno­nes de crí­ti­ca his­tó­ri­ca edl mar­xis­mo cap­tan la reali­dad, la aprehen­den y la hacen evi­den­te, inte­le­gi­ble. Nor­mal­men­te las dos cla­ses del mun­do capi­ta­lis­ta crean la his­to­ria a tra­vés de la lucha de cla­ses cada vez más inten­sa. El pro­le­ta­ria­do sien­te su mise­ria actual, se halla en con­ti­nuo esta­do de desa­zón y pre­sio­na sobre la bur­gue­sía para mejo­rar sus con­di­cio­nes de exis­ten­cia. Lucha, obli­ga a la bur­gue­sía a mejo­rar la téc­ni­ca de la pro­duc­ción, a hacer más útil la pro­duc­ción para que sea posi­ble satis­fa­cer sus nece­si­da­des más urgen­tes. Se tra­ta de una apre­su­ra­da carre­ra hacia lo mejor, que ace­le­ra el rit­mo de la pro­duc­ción, que incre­men­ta con­ti­nua­men­te la suma de bie­nes que ser­vi­rán a la colec­ti­vi­dad. Y en esta carre­ra caen muchos y hace más apre­mian­te el deseo de los que que­dan. La masa se halla siem­pre en ebu­lli­ción, y de caos-pue­blo se con­vier­te cada vez más en orden en el pen­sa­mien­to, se hace cada vez más cons­cien­te de su pro­pia poten­cia, de su pro­pia capa­ci­dad para asu­mir la res­pon­sa­bi­li­dad social, para deve­nir árbi­tro de su pro­pio destino.

Todo esto, nor­mal­men­te. Cuan­do los hechos se repi­ten con un cier­to rit­mo. Cuan­do la his­to­ria se desa­rro­lla a tra­vés de momen­tos cada vez más com­ple­jos y ricos de sig­ni­fi­ca­do y de valor pero, en defi­ni­ti­va, simi­la­res. Mas en Rusia la gue­rra ha ser­vi­do para sacu­dir las volun­ta­des. Estas, con los sufri­mien­tos acu­mu­la­dos en tres años, se han pues­to al uní­sono con gran rapi­dez. La cares­tía era inmi­nen­te, el ham­bre, la muer­te por ham­bre, podía gol­pear a todos, ani­qui­lar de un gol­pe a dece­nas de millo­nes de hom­bres. Las volun­ta­des se han pues­to al uní­sono, al prin­ci­pio mecá­ni­ca­men­te; acti­va, espi­ri­tual­men­te tras la pri­me­ra revo­lu­ción[1].

Las pré­di­cas socia­lis­tas han pues­to al pue­blo ruso en con­tac­to con las expe­rien­cias de los otros pro­le­ta­rios. La pré­di­ca socia­lis­ta hace vivir en un ins­tan­te, dra­má­ti­ca­men­te, la his­to­ria del pro­le­ta­ria­do, su lucha con­tra el capi­ta­lis­mo, la pro­lon­ga­da serie de esfuer­zos que tuvo que hacer para eman­ci­par­se ideal­men­te de los víncu­los de ser­vi­lis­mo que le hacían abyec­to, para deve­nir con­cien­cia nue­va, tes­ti­mo­nio actual de un mun­do futu­ro. La pré­di­ca socia­lis­ta ha crea­do la volun­tad social del pue­blo ruso. ¿Por qué debía espe­rar ese pue­blo que la his­to­ria de Ingla­te­rra se renue­ve en Rusia, que en Rusia se for­me una bur­gue­sía, que se sus­ci­te la lucha de cla­ses para que naz­ca la con­cien­cia de cla­se y sobre­ven­ga final­men­te la catás­tro­fe del mun­do capi­ta­lis­ta? El pue­blo ruso ha reco­rri­do estas mag­ní­fi­cas expe­rien­cias con el pen­sa­mien­to, aun­que se tra­te del pen­sa­mien­to de una mino­ría. Ha supe­ra­do estas expe­rien­cias. Se sir­ve de ellas para afir­mar­se, como se ser­vi­rá de las expe­rien­cias capi­ta­lis­tas occi­den­ta­les para colo­car­se, en bre­ve tiem­po, al nivel de pro­duc­ción del mun­do occi­den­tal. Amé­ri­ca del Nor­te está, en el sen­ti­do capi­ta­lis­ta, más ade­lan­ta­da que Ingla­te­rra, por­que en Amé­ri­ca del Nor­te los anglo­sa­jo­nes han comen­za­do de gol­pe a par­tir del esta­dio a que Ingla­te­rra había lle­ga­do tras una lar­ga evo­lu­ción. El pro­le­ta­ria­do ruso, edu­ca­do en sen­ti­do socia­lis­ta, empe­za­rá su his­to­ria des­de el esta­dio máxi­mo de pro­duc­ción a que ha lle­ga­do la Ingla­te­rra de hoy, por­que tenien­do que empe­zar, lo hará a par­tir de la per­fec­ción alcan­za­da ya por otros y de esa per­fec­ción reci­bi­ráa el impul­so para alcan­zar la madu­rez eco­nó­mi­ca que según Marx es con­di­ción del colec­ti­vis­mo. Los revo­lu­cio­na­rios crea­rán ellos mis­mos las con­di­cio­nes nece­sa­rias para la rea­li­za­ción com­ple­ta y ple­na de su ideal. Las crea­rán en menos tiem­po del que habría emplea­do el capitalismo.


Las crí­ti­cas que los socia­lis­tas han hecho y harán al sis­te­ma bur­gués, para evi­den­ciar las imper­fec­cio­nes, el dis­pen­dio de rique­zas, ser­vi­rán a los revo­lu­cio­na­rios para hacer­lo mejor, para evi­tar esos dis­pen­dios, para no caer en aque­llas defi­cien­cias. Será, en prin­ci­pio, el colec­ti­vis­mo de la mise­ria, del sufri­mien­to. Pero las mis­mas con­di­cio­nes de mise­ria y sufri­mien­to serían here­da­das por un régi­men burgués.

El capi­ta­lis­mo no podría hacer jamás súbi­ta­men­te más de lo que podrá hacer el colec­ti­vis­mo. Hoy haría mucho menos, por­que ten­dría súbi­ta­men­te en con­tra a un pro­le­ta­ria­do des­con­ten­to, fre­né­ti­co, inca­paz de sopor­tar duran­te más años los dolo­res y las amar­gu­ras que le males­tar eco­nó­mi­co aca­rrea. Inclu­so des­de un pun­to de vis­ta abso­lu­to, humano, el socia­lis­mo inme­dia­to tie­ne en Rusia su jus­ti­fi­ca­ción. Los sufri­mien­tos que ven­drán tras la paz sólo serán sopor­ta­bles si los pro­le­ta­rios sien­ten que de su volun­tad y tena­ci­dad en el tra­ba­jo depen­de supri­mir­los en el más bre­ve pla­zo posible.

Se tie­ne la impre­sión de que los maxi­ma­lis­tas hayan sido en este momen­to la expre­sión espo­tá­nea, bio­ló­gi­ca­men­te nece­sa­ria, para que la huma­ni­dad rusa no cai­ga en el abis­mo, para que, absor­bién­do­se en el tra­ba­jo gigan­tes­co, autó­no­mo, de su pro­pia rege­ne­ra­ción, pue­da sen­tir menos los estí­mu­los del lobo ham­brien­to y Rusia no se trans­for­me en una enor­me car­ni­ce­ría de fie­ras que se entredevoran.

1. Se refie­re a la revo­lu­ción demo­crá­ti­co-bur­gue­sa de febre­ro (mar­zo) de 1917.

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