Miles de chi­le­nos en fune­ral de joven ase­si­na­do por neo­na­zis- Pren­sa Latina

Imagen activaSan­tia­go de Chi­le, 30 mar (PL) Miles de per­so­nas acom­pa­ña­ron hoy el cor­te­jo fúne­bre que tras­la­dó has­ta el Cemen­te­rio Gene­ral de esta capi­tal los res­tos de Daniel Zamu­dio, el joven homo­se­xual sal­va­je­men­te agre­di­do por neo­na­zis el pasa­do 3 de mar­zo.

A la cere­mo­nia de des­pe­di­da se sumó una cara­va­na de casi un cen­te­nar de vehícu­los con fotos del joven y men­sa­jes de recha­zo a la homo­fo­bia y a todos los ses­gos dis­cri­mi­na­to­rios que pre­va­le­cen en la socie­dad chi­le­na, sig­na­da por un pro­fun­do conservadurismo.

En la oca­sión la Cor­po­ra­ción Par­que por la Paz Villa Gri­mal­di, Monu­men­to Nacio­nal don­de radi­có el prin­ci­pal cen­tro de tor­tu­ras y crí­me­nes de la dic­ta­du­ra, sub­ra­yó que la muer­te de Daniel Zamu­dio, más allá de sus eje­cu­to­res mate­ria­les, tie­ne su ori­gen en el défi­cit exis­ten­te en edu­ca­ción de dere­chos huma­nos en Chile.

La agre­sión y pos­te­rior muer­te de Daniel, seña­ló la ins­ti­tu­ción en un comu­ni­ca­do, es un ter­mó­me­tro del Chi­le real, por­que refle­ja dra­má­ti­ca­men­te nive­les de into­le­ran­cia, xeno­fo­bia y per­se­cu­ción a per­so­nas por ser distintas.

Esta vez, aña­dió, la víc­ti­ma fue un joven que asu­mía su homo­se­xua­li­dad. Otras veces, ha sido la con­di­ción de ser emi­gran­te peruano, mapu­che, vie­jo, pobre, dis­ca­pa­ci­ta­do; en defi­ni­ti­va, ser dis­tin­ta o dis­tin­to, lo que es peli­gro­so en las calles de Chile.

La irra­cio­nal vio­len­cia que le cos­tó la vida a Daniel Zamu­dio no es un hecho ais­la­do en Chi­le, es resul­ta­do de la ausen­cia de una demo­cra­cia con ple­na vigen­cia de dere­chos ciu­da­da­nos y que hace reme­mo­rar la vio­len­cia que ayer secues­tró, tor­tu­ró e hizo des­apa­re­cer a miles de com­pa­trio­tas, indi­có la declaración.

Lue­go de tres sema­nas luchan­do por su vida, murió el pasa­do mar­tes el joven de 24 años, a quien un gru­po de cua­tro neo­na­zis, según las pri­me­ras inves­ti­ga­cio­nes, tor­tu­ró duran­te casi seis horas a tal gra­do que lo deja­ron con un coma indu­ci­do del que no pudo recuperarse.

Sus ata­can­tes le cau­sa­ron frac­tu­ras en el crá­neo, en el tórax y en las extre­mi­da­des, le que­ma­ron con ciga­rri­llos, le cor­ta­ron una ore­ja y le mar­ca­ron tres esvás­ti­cas en el cuer­po con el golle­te de una botella.

El Sép­ti­mo Juz­ga­do de Garan­tía de San­tia­go fijó para el pró­xi­mo 23 de abril la audien­cia de refor­ma­li­za­ción de los car­gos, por homi­ci­dio cali­fi­ca­do, con­tra cua­tro jóve­nes de entre 19 y 25 años de edad, supues­ta­men­te res­pon­sa­bles del bru­tal ataque.

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