Sol­da­dos yan­quees «borra­chos» cau­sa­ron una matan­za de civi­les en Afganistan

Tes­ti­gos del inci­den­te ase­gu­ra­ron que los sol­da­dos de EEUU lle­ga­ron al pue­blo en torno a las 02.00 horas de hoy –hora local – , con cla­ros sig­nos de embria­guez, y pro­ce­die­ron a irrum­pir en el inte­rior de al menos tres vivien­das, don­de abrie­ron fue­go con­tra sus ocu­pan­tes. «Esta­ban todos borra­chos y esta­ban dis­pa­ran­do por todas par­tes», decla­ró la veci­na Agha Lala, que visi­tó una de las casas don­de se pro­du­jo el tiro­teo. Los cuer­pos de los ocu­pan­tes esta­ban «acri­bi­lla­dos a balazos».De momen­to solo se ha dete­ni­do a un sol­da­do esta­dou­ni­den­se, que se entre­gó por volun­tad pro­pia y está sien­do inte­rro­ga­do en la base mili­tar. La ver­sión pro­por­cio­na­da en un prin­ci­pio por fuen­tes poli­cia­les afga­nas indi­ca que el sol­da­do aban­do­nó la base a las tres de la madru­ga­da del domin­go –una hora más tar­de de la que afir­man los resi­den­tes– y pro­ce­dió a abrir fue­go con­tra los resi­den­tes.

El resi­den­te Haji Samad decla­ró que once de sus fami­lia­res, entre ellos sus hijos y sus nie­tos, falle­cie­ron en el incidente.

Samad, que ense­ñó foto­gra­fías con las pare­des de su domi­ci­lio man­cha­das de san­gre, decla­ró que «los ame­ri­ca­nos echa­ron quí­mi­cos sobre sus cuer­pos y les incineraron».

«He vis­to los cadá­ve­res de once de mis parien­tes, entre ellos mis hijos y mis nie­tos», decla­ró entre lágri­mas Samad, que había aban­do­na­do el pue­blo sólo un día antes.

Este suce­so tie­ne lugar en un momen­to espe­cial­men­te ten­so de las rela­cio­nes entre EEUU y Afga­nis­tán tras el hallaz­go de varios ejem­pla­res del Corán que­ma­dos en la base esta­dou­ni­den­se de Bagram, una ofen­sa gra­ví­si­ma que des­ató nume­ro­sas pro­tes­tas en todo el país, que se sal­da­ron con 30 falle­ci­dos, entre ellos dos ofi­cia­les esta­dou­ni­den­ses muer­tos a tiros por un pre­sun­to infil­tra­do tali­bán den­tro del Minis­te­rio del Inte­rior en la capi­tal, Kabul.

Panj­wai se encuen­tra a 35 kiló­me­tros al oes­te de la capi­tal homó­ni­ma de la pro­vin­cia de Kan­dahar y se cree que es un foco de acti­vi­dad insurgente.

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