Aunque pareciera que las cooperativas van a jugar un importante papel dentro del conjunto de organizaciones que coexistirán en la economía cubana, en tanto formas empresariales más socializadas que las privadas (autoempleo y cuentapropistas que contratan trabajo asalariado), no queda claro si se les piensa dar prioridad, como se ha hecho en muchos países, cuyas constituciones, leyes, y políticas públicas reconocen explícitamente las ventajas de las cooperativas sobre las empresas privadas y se establece que ellas sean privilegiadas por el Estado (Venezuela, Ecuador, etc.).
Las medidas adoptadas en los últimos años y los debates del VI Congreso del PCC hechos públicos parecen indicar que ha sido menos complicado aceptar la creación de empresas privadas capitalistas (así el marxismo identifica a aquellas donde se contrata fuerza de trabajo asalariada de forma permanente) que cooperativas. Una de las razones por las que su avance en Cuba ha encontrado tantas barreras está en la persistencia de algunos prejuicios y confusiones sobre ellas.