Las bom­bas de efec­to retar­da­do- Iña­ki Egaña

En 1966, Augus­to Unze­ta, uno de los fachas con mayor pede­gree de los que cono­ció Biz­kaia en el siglo XX, entre­ga­ba a Fran­co la meda­lla de oro y bri­llan­tes de Ger­ni­ka, pobla­ción que el dic­ta­dor había bom­bar­dea­do a tra­vés de sus socios nazis, aho­ra hace 75 años. El otro día estu­ve en la villa, para recor­dar la infa­mia, apor­tar algo de luz en las res­pon­sa­bi­li­da­des del ata­que y, sobre todo, pene­trar en la cons­truc­ción de esa gran men­ti­ra que Espa­ña edi­fi­có has­ta hace unos días a cuen­ta del bombardeo.

En 1946, el Ayun­ta­mien­to de Ger­ni­ka ya había nom­bra­do al mis­mo car­ni­ce­ro «hijo pre­di­lec­to». Cuan­do en 1961 la base nor­te­ame­ri­ca­na de Torre­jón de Ardoz con­clu­yó la for­ma­ción de una ban­da de músi­ca, la Admi­nis­tra­ción espa­ño­la le sugi­rió que fue­ra a Ger­ni­ka a inau­gu­rar­la. Y así lo hicie­ron. Los cana­llas que se ocul­ta­ban en los des­pa­chos muni­ci­pa­les y se hacían lla­mar con­ce­ja­les les rega­la­ron unas txa­pe­las «típi­cas del país».

La ofen­sa no tuvo lími­tes y el 12 de octu­bre de 1964, Espa­ña, con sus pom­po­sos y nau­sea­bun­dos ico­nos, inclui­dos los reales, se fue a Ger­ni­ka a cele­brar el día de la His­pa­ni­dad. Una fecha de infaus­to recuer­do para los pue­blos ame­ri­ca­nos que, sin embar­go, los ada­li­des de una demo­cra­cia que cau­sa estu­por un día sí y otro tam­bién siguen cele­bran­do en pleno siglo XXI. Espa­ña la qui­so cele­brar enton­ces, 25 años des­pués de con­clui­da la gue­rra, en la ciu­dad que había ser­vi­do de refe­ren­cia a nues­tros ante­pa­sa­dos. Y, de paso, lle­vó tan­ques y la Legión a Bil­bao que des­fi­la­ron por la Gran Vía como dicien­do: lo hici­mos en 1937 y lo pode­mos repe­tir cuan­do nos ven­ga en gana.

El 24 de abril de 2012, dos días des­pués de la pri­me­ra vuel­ta de las elec­cio­nes fran­ce­sas, once más tar­de de la rup­tu­ra de la cade­ra del rey en Bos­tua­na, el mis­mo que estu­vo en Ger­ni­ka en 1964 en cali­dad de prín­ci­pe, 12.304 días des­pués de la agó­ni­ca muer­te de Fran­co y a 75 años exac­tos de la entra­da del «ejér­ci­to de ocu­pa­ción» espa­ñol en Elge­ta, des­pués de la bata­lla de los Intxor­tas, un con­tin­gen­te mili­tar espa­ñol ha vuel­to para tomar la mis­ma pobla­ción de Elge­ta. Dicen que de maniobras.

Pero los ciu­da­da­nos vas­cos, ya sea­mos votan­tes del PP, del PSOE, del PNV o de Bil­du, sabe­mos de sobra que las manio­bras mili­ta­res no son de dis­trac­ción. Sabe­mos, como dijo en 1964 la orga­ni­za­ción juve­nil EGI, que el acto de Ger­ni­ka fue una «far­sa inso­len­te». Y que el acto de 2012 ha sido una acción chu­les­ca, nue­va «far­sa inso­len­te». Se mofan de todo lo que no sea espa­ñol. Inclu­so de los muertos.

En los últi­mos años hemos des­en­te­rra­do en Elge­ta, en los Intxor­tas y en sus cer­ca­nías, jóve­nes de ape­nas 18 años que vie­ron sus vidas cor­ta­das. Hemos sabi­do de ase­si­na­tos a boca­ja­rro, por diver­sión, de vio­la­cio­nes impu­nes, de todo tipo de tro­pe­lías a las que faná­ti­cos apro­pia­dos del tér­mino de jue­ces no han pres­ta­do aten­ción algu­na. Hemos cono­ci­do los res­col­dos de libros que­ma­dos y los insul­tos y prohi­bi­cio­nes a nues­tra len­gua milenaria.

Las tro­pe­lías en 1964 y 1966 en Ger­ni­ka tuvie­ron nom­bres y ape­lli­dos. El pri­me­ro Augus­to Unze­ta. Lue­go el guar­dia civil Gui­ller­mo Can­dón, enton­ces gober­na­dor, Cami­lo Alon­so Vega, minis­tro de Gober­na­ción, los tenien­tes de alcal­de Julián María Arza­ne­gui y Domin­go Urru­tia, el con­ce­jal Félix Elzo, el secre­ta­rio de la cor­po­ra­ción Cruz Ugal­de, Luis Irion­do, Jai­me Bil­bao, el jefe de pro­to­co­lo Augus­to Zufía… per­so­nas con pede­gree, como apun­ta­ba anteriormente.

En 1966, los jóve­nes de ETA con­vo­ca­ron una mani­fes­ta­ción en Ger­ni­ka con­tra el acto de la entre­ga de la meda­lla de oro y bri­llan­tes. Asis­tie­ron 8 per­so­nas, entre ellas Txa­bi Exte­ba­rrie­ta. La Guar­dia civil lo mata­ría dos años más tar­de, en pleno fran­quis­mo. Los que jalea­ron aque­lla muer­te «des­ta­pa­ron» que su sobri­na Aitzi­ber se pre­sen­ta­ba en las lis­tas de Bil­du al Ayun­ta­mien­to de Bil­bo, ¡43 años des­pués! Memo­ria histórica.

Como es sabi­do, ETA mató a Unze­ta en 1977. Unas sema­nas antes, y con eso no quie­ro unir una cau­sa con el efec­to, el mis­mo Unze­ta había seña­la­do que la lega­li­za­ción de la iku­rri­ña era «des­gra­cia­da, sibi­li­na y lamen­ta­ble». En el año 2010, un tal Artu­ro Igna­cio Alde­coa, miem­bro de la Comi­sión de Cul­tu­ra de las Jun­tas Gene­ra­les de Biz­kaia (por el PP), dijo que Unze­ta «había ser­vi­do a nues­tro pue­blo de una mane­ra ejem­plar y por tan­to su memo­ria mere­ce un recuer­do permanente».

Dos años des­pués, el Ejér­ci­to ha entra­do en Elge­ta. Alde­coa debe de tener ascen­den­cia. Sien­to la repe­ti­ción, pero se tra­ta de una afren­ta que se esca­pa a la lógi­ca. Como tam­bién es sabi­do, la toma del «ejér­ci­to de ocu­pa­ción» de los Intxor­tas, fue el pre­lu­dio del bom­bar­deo de Ger­ni­ka, el mis­mo que des­de 1937 has­ta nues­tros días ha sido nega­do por los que lo rea­li­za­ron y ordenaron.

Ger­ni­ka, lo dije la sema­na pasa­da en el foro de Elai Alay, con­den­sa todas las atro­ci­da­des que ha sufri­do nues­tro pue­blo en déca­das, en siglos. La men­ti­ra es el eje de la mis­ma. Cuan­do Mola mar­có su obje­ti­vo, con el fin de des­truir «la ciu­dad sagra­da de los vas­cos», no había Inter­net, ni un equi­po de «cien­tí­fi­cos» detrás seña­lan­do cómo escon­der el bom­bar­deo. Sin embar­go, la ruti­na voló por un camino ya trillado.

Los rojo-sepa­ra­tis­tas habían que­ma­do la ciu­dad. El mal tiem­po no per­mi­tió la sali­da de los avio­nes. Geor­ges Bot­to, de la agen­cia Havas, reci­bi­ría una bue­na can­ti­dad de lo que hoy lla­ma­mos fon­dos reser­va­dos, para des­ple­gar la noti­cia. Nadie se lo cre­yó, así que hubo Plan B. Su pro­ta­go­nis­ta sería Alfon­so Merry del Val, espe­cia­lis­ta en temas vas­cos. Aca­ba­ba de escri­bir «Spa­nish bas­ques and sepa­ra­tism». Cons­tru­yó una nue­va men­ti­ra: «Alguien» bom­bar­deó leve­men­te Ger­ni­ka. Lue­go, los sepa­ra­tis­tas le die­ron fuego.

Hubo dudas, y para paliar­las, este argu­men­to ende­ble fue apo­ya­do por una comi­sión que creó la Uni­ver­si­dad de Valla­do­lid, al obje­to de inves­ti­gar has­ta el fon­do lo suce­di­do. El resul­ta­do fue des­alen­ta­dor. La inte­li­gen­cia espa­ño­la al ser­vi­cio de la ver­sión ofi­cial. Miles de hojas ava­la­das por sellos per­fu­ma­dos de odio mile­na­rio vol­vie­ron a repe­tir lo que aún sobre­vue­la por algu­nas esfe­ras: Espa­ña no tuvo cul­pa, ni siquie­ra la fran­quis­ta, en la des­truc­ción de la «ciu­dad sagra­da de los vas­cos». Todos sabe­mos, inclui­dos los diri­gen­tes y votan­tes del PP y del PSOE, has­ta los de UPyD, que Mola y Fran­co des­ti­la­ban odio hacia lo vas­co y que esa fue la madre de todas las razones.

Hoy, la his­to­ria se repi­te, aun­que la fra­se sea mani­da. Nos encon­tra­mos con men­ti­ras cla­mo­ro­sas, ele­va­das a la cate­go­ría ofi­cial, por el mero hecho de ser pro­pa­ga­das por, nue­va­men­te, gen­tes con pede­gree. No sé de qué, pero pede­gree. Los lamen­ta­bles repor­ta­jes de la tran­si­ción que emi­te ETB, las decla­ra­cio­nes increí­bles de la Igle­sia vati­ca­na (extran­je­ra) ancla­da en Nava­rra seña­lan­do que «noso­tros (por ellos) lle­ga­ron antes», el enro­que de Vocen­to con la niña Bego­ña Urroz, aho­ra apo­ya­do por el extin­to «Públi­co», min­tien­do a sabien­das, las decla­ra­cio­nes de agen­tes auto­nó­mi­cos (anó­ni­mos por supues­to) como si repar­tie­ran cara­me­los a la puer­ta de un colegio…

Son mani­fes­ta­cio­nes que nos dan el nivel de corrup­ción polí­ti­ca de la cla­se domi­nan­te. Son expre­sio­nes que nos con­fir­man has­ta qué pun­to está podri­do este sis­te­ma que nació, o pro­si­guió, a la muer­te del dic­ta­dor que orde­nó y jaleó el bom­bar­deo y la des­truc­ción de Ger­ni­ka. Un tirano que lue­go se refu­gió en la men­ti­ra y fue inca­paz de asu­mir, como lo hicie­ron otros, su crimen.

Y así, sus segui­do­res, por no decir sus secua­ces, siguie­ron bom­bar­dean­do Ger­ni­ka, y lo que ella repre­sen­ta, con explo­si­vos de baja o de alta inten­si­dad, con cró­ni­cas repe­ti­ti­vas, hirien­tes, abu­si­vas… que a pesar de la con­ti­nui­dad, nos siguen dejan­do perplejos.

Somos un pue­blo con memo­ria, humil­de, capaz de lla­mar a una mani­fes­ta­ción como lo hizo Txa­bi Etxe­ba­rrie­ta, con­tra aquel insul­to de meda­lla a Fran­co con­ce­di­da por Unze­ta. A pesar de los palos. Recor­da­mos Ger­ni­ka, y tam­bién, y sobre todo, esas bom­bas de efec­to retar­da­do que lan­za­ron en abril de 1937 y que, hoy, toda­vía siguen explo­tan­do entre noso­tros. Como la del otro día en Elge­ta. Y por eso nos con­mo­ve­rá para siem­pre Txa­bi Etxe­ba­rrie­ta, aun­que ni siquie­ra dé un nom­bre a una de nues­tras calles. Y repu­dia­re­mos otros nom­bres a los que empu­ja­re­mos al ester­co­le­ro de la historia.

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