El pleno del ayuntamiento de Ondarroa decidió adherirse a la Red de Municipios por la Tercera República en una sesión celebrada el día 26 de abril. Es el primer municipio de la Comunidad Autónoma Vasca y el décimo en Hego Euskal Herria en sumarse a la Red en la que están también los municipios navarros de Oibar, Irurtzun, Altsasu, Atarrabia, Orkoien, Antsoain, Berriozar, Agoitz y Zangotza.
En principio me parece un hecho positivo pero creo que requiere algunas matizaciones.
Puestos a pedir, que es de balde, porque no pedir la República popular de Euskal Herria. Que la verdad se habla mucho de la III República o de la original II República, que no importa demasiado como le llamemos, porque lo importante es la propia República, que los independentistas vascos ya lo damos por hecho que una vez alcanzado nuestro estatus soberano será el de una república.
Pero lo que sí está claro es que para los vascos nos es indiferente que sea una República burguesa o una monarquía neo-franquista quien nos tenga sometidos. Lo que queremos es ir solitos por la vida que ya somos mayorcitos sin necesidad de que nos lleven de la mano por la senda de una nacionalidad ajena a la nuestra.
Alguien pudiera decir, que deberíamos luchar por la República que con un Estado republicano será más fácil alcanzar la soberanía. Yo les diría a esos optimistas que este país ya estuvo en la II República y entre sus políticos españoles, no había la más mínima voluntad de aplicar el derecho de autodeterminación para las naciones de la periferia, sino más bien todo lo contrario. En la II República los estatutoss de autonomía que se concedieron a catalanes y vascos fueron por las condiciones de extrema necesidad creadas por el levantamiento militar de Franco.
La clase política española, me refiero a la izquierda, la derecha no tiene por dónde agarrarla, tiene aún pendiente desprenderse de algunos preconceptos “patrios” con mucho sabor rancio imperialista , y asimilar algunas aulas de democracia, derecho de autodeterminación ‚respeto a las minorías culturales etc.
De todas formas los vascos seguiremos nuestra propia senda de conseguir la soberanía, es un derecho que nos confiere nuestra propia historia, nuestra propia cultura, y nuestro propio pueblo. Sería absurdo pedirnos que nos desviemos de esta senda para coger la senda de los que luchan por instaurar la República, porque no es así. Porque el fin de nuestra senda supone alcanzar más cotas de libertad, y estas cotas siempre serán coincidentes con los luchadores por la República. Nuestra lucha no es antagónica más bien complementaria.
Nuestro enemigo es el mismo, el integrismo español, y los éxitos conseguidos con nuestras luchas, son actos que debilitan a la Monarquía franquista, y eso supone también un debilitamiento del enemigo común y por tanto una facilitación de la senda hacia la nueva República.
Solo malas intenciones o pura ignorancia es querer afirmar que son caminos diferentes o que se incordian entre sí. Nuestra lucha solo puede incordiar a aquellos que defienden este status de monarquía franquista, y ellos no son republicanos.
Y sin ánimo de incordiar a nadie, solo de constatar hechos .Todos sabemos que en los últimos treinta años, la ciudadanía española se había acostumbrado a desenvolverse en aquel placentero “estado de bienestar”, y también en una apatía o despreocupación total por cualquier compromiso o cosa política. Nadie prácticamente movía un pelo por luchar contra este Estado neo-franquista, es más, yo diría que les parecía un estado “maravilloso” donde reinaba la “democracia” y la “justicia social”. Y hasta consideraban que los problemas del “terrorismo” eran ajenos al Sistema, eran cosa de unos “terroristas” del “norte” que pretendían destruir tan maravilloso “Sistema democrático”.
Las llamadas izquierdas institucionales, funcionarios a sueldo del Sistema, además de legitimarlo se dedicaban a atacar despiadadamente a los únicos que se enfrentaban con dureza contra el Estado, pues en realidad era su patrón
Y durante ese tiempo en Euskal Herria si nos preocupábamos por nuestras libertades robadas y veíamos la realidad sin gafas de colores. Mientras los españolitos satisfechos con su barriguita llena y su cochecito nuevo, muy receptivos hacia su Estado benefactor, se fundían con él en un fraternal abrazo. Llegaron , incluso hasta a odiar a los vascos porque combatían a su “Estado benefactor “. El poder mediático trabajando a 24 horas al día durante décadas para que se diera una identificación empática entre el pueblo y su Estado, poniéndole a este como “víctima del terrorismo” y se llegaron a creer que el propio pueblo era “ víctima” de ETA.
Esa empatía aún está muy dentro del inconsciente del español medio y que en parte explica el porqué de la desidia o el desprecio de algunas izquierdas hacia el derecho de los vascos a la autodeterminación
Resumiendo: Para aquellos que dicen que los vascos debemos incorporarnos también a la senda de la lucha por la República, decirles que, en el fondo ya estamos en ella en la medida de que cuestionamos y acometemos nuestras energías combativas contra los fundamentos de esta sistema Monárquico franquista.
Que nadie dude que los basamentos de este Estado heredero de Franco se fundamentan básicamente en tres pílales; el ejército, el mismísimo que nos pasó Franco y está ahí, silencioso, guardando las esencias “patrias”. La monarquía, la mismísima que nos colocó Franco. Y el tercer y más deteriorado pilar; el de la “unidad de España”. Si cualquiera de estos pilares se resquebraja, el régimen entra en fase de desmoronamiento.
Desde el comienzo de aquella falsa transición, incluso bien antes de eso, las tribus rebeldes del “norte” se negaron a ser sometidas y siempre han mantenido variadas formas de contestación al sometimiento. Nuestra historia, la de los vascos, hace mucho tiempo que se está escribiendo en otro libro diferente al del resto de los pueblos del Estado, y se está escribiendo a un ritmo y a una velocidad que nos marca nuestras circunstancias particulares, que son bastante diferenciadas. Nuestro tren ya ha arrancado y su ritmo aumenta progresivamente. Y ante esto, ¿Qué hacen las incipientes “fuerzas” contestatarias del resto del Estado? Que aún no están consolidadas y preparadas es evidente, Y lo que parece que también es evidente es que algún día van a tener que ponerse en marcha, y cuando lo hagan va ser complicado que se adapten al ritmo y la velocidad que los vascos ya habrán alcanzado. Suele ser difícil coger un tren en marcha al que lo hemos despreciado incluso criticado.
Nadie viaja sin destino y equipaje, los vascos tenemos los nuestros; soberanismo y socialismo. Los demás pueblos del Estado lo primero que deberían hacer para emprender el viaje de su futura historia es decidir cuál va ser su destino y su equipaje ; Les sugiero que sean prácticos y se decidan por III Republica y el socialismo, ( el real , claro ) la desastrosa situación económica lo pide y porque la Monarquía ya está en crisis y son factores objetivos para la acumulación de fuerzas.