La tarde de este 22 de junio han vuelto a sonar las sirenas de alarma en el parque de Los Hermanos, igual que sonaron durante la Guerra Civil cuando los aviones del bando fascista arrojaba sus bombas sobre la anteiglesia. A diferencia de lo que ocurría hace 75 años, esta vez sólo era el sonido que ha dado inicio al acto de homenaje a todos aquellos barakaldeses que murieron defendiendo la II República y a los que sufrieron tras la contienda la represión de la dictadura franquista. Un acto organizado por la Coordinadora para la Memoria Histórica de Barakaldo que ha contado con el testimonio de María Gago, quien, a sus 99 años, ha recordado aquellos años en los que las bombas caían sobre la población civil, aquellos años en los que trabajó como enfermera en varios hospitales donde atendió a heridos de ambos bandos, heridos por las bombas y las balas. Al final de su discurso, y antes de recibir una placa de homenaje, se hizo en alto una pregunta sin respuesta: “¿Tanto dolor para qué?”
En el acto ha habido momentos para la música, para escuchar, puño en alto, ‘La Internacional’ o el ‘Eusko guadariak’, para los ‘bertsolaris’, para las danzas con los ‘dantzaris’ del Ibarra Kaldu y para recordar cómo, cuando sonaba la sirena de alarma, todos corrían al refugio más cercano, algunos precarios, otros bien preparados como los que había en la cantera del camino a Trapagaran, el de Rontegi, el del caserío de los Zugasti. Lugares donde los habitantes de aquel Barakaldo fabril trataba de ponerse a salvo de las bombas fascistas mientras la fábricas que había en la Margen Izquierda estaban a salvo de los bombardeos.
El homenaje ha coincidido con los 75 años de la caída de Barakaldo en manos del bando fascista. Tras inaugurar una placa, se han recitado poesías de Juan Vega, un baracaldés de 90 años que compuso en los años sesenta unos versos recordando aquellos días y que ha hecho llegar a la Coordinadora para la Memoria Histórica de Barakaldo. Después el rap ha mezclado los ritmos del siglo XXI con los hechos del siglo XX, los ritmos urbanos con los recuerdos de una guerra que dejó medio millar de muertos en Barakaldo.