La reina Isabel II del Reino Unido está en Belfast y permanecerá durante varios días para celebrar su jubileo de diamante que es la celebración que marca el 60° aniversario de la adhesión de la reina Isabel II al trono, tras la muerte de su padre. Esta celebración fue destinada según sus propias palabras a ser a la vez una conmemoración de sus 60 años como monarca y una oportunidad para ella de dar las gracias personalmente a su supuesto pueblo por su lealtad. Hoy , la reina acudirá a una fiesta multitudinaria en el castillo de Stormont, sede del Parlamento norirlandés, a la que se espera que asistan unas 20.000 personas
Oficialmente es la reina del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, pero no se queda ahí la cosa. También es la monarca de Canadá, Australia, Nueva Zelanda, Jamaica, Barbados, Bahamas, Granada, Papúa Nueva Guinea, Islas Salomón, Tuvalu, Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas, Belice, Antigua y Barbuda y San Cristóbal y Nieves. Siendo asimismo jefa de la Mancomunidad de Naciones, que agrupa a un total de 54 estados independientes y semi-independientes. Un auténtico ejemplo del legado del
imperialismo británico.
Para el republicanismo y nacionalismo irlandés es considerada la jefa de los escuadrones de la muerte británicos y última responsable de la ocupación de la parte norte de la isla irlandesa.
La polémica ha surgido porque en esta visita el Sinn Féin mandará una delegación encabezada por McGuinness al contrario que el año pasado donde el Sinn Féin se negó a participar en la visita de la reina a los 26 condados. Gerry Adams esta semana ha tenido que reconocer que es posible que víctimas de la violencia británica estén molestas por esta visita pero que están en su derecho de estarlo. Por otro lado algunos medios se han esforzado en explicar que el encuentro entre Sinn Féin y la reina no está enmarcado en las celebraciones del Jubilio de diamante aunque resulte algo complicado de justificar.
Y es que la protesta no se ha hecho esperar reflejando cierta brecha existente entre la pólitica institucional del Sinn Fein y el movimiento de calle. Una marcha bajo el lema “Truth and Justice – not Jubilation” (verdad y justicia, no jubilación), recorrió las calles de Belfast el pasado fin de semana y en Black Mountain (montaña negra) se desplegó la bandera irlandesa de mayor tamaño que se haya visto nunca junto a la leyenda “Ériu is our queen” (Ériu es nuestra reina). Ériu era la hija de Ernmas de los uatha Dé Danann. Matrona epónima diosa de Irlanda. Algo así como nuestra Mari.
Grupos unionistas denunciaron públicamente la presencia de la bandera irlandesa como un impedimento a la paz lo cual dio pie para que un grupo armado con bates, cuchillos y palos acudieran a la montaña para retirarla violentamente. La respuesta popular no se hizo esperar. Decenas de jóvenes republicanos se ofrecieron para ayudar y en un esfuerzo coordinado persiguieron a los atacantes recuperando parte de la bandera sustraída. La situación de tensión y violencia fue creciendo junto al número de heridos.
Cientos de jóvenes republicanos levantaron barricadas y se enfrentaron a la policía con cócteles molotov y piedras en diferentes puntos de Belfast como el area de Broadway, St James o Donegall road. Según fuentes policiales al menos 10 policías resultaron heridos.
En Irlanda del norte al contrario que en Euskal Herria se produjo un acuerdo político en el que se reconoció la nacionalidad irlandesa para cualquier ciudadano de Irlanda del norte y el derecho de autodeterminación, aunque aplicado a nivel regional y no del conjunto de la isla, lo cual puso las bases para dar inicio a un proceso de paz y de gestos mutuos. Como se puede observar poco tiene que ver con el orden que lleva el proceso vasco, lo cual podría servir de reflexión a la hora de plantear ( o no) gestos y de que manera en Euskal Herria ya que existe la posibilidad y peligro de alejamiento del movimiento popular, desactivación de la presión aún necesaria para un acuerdo político, o desvirtualización de los ejes políticos del conflicto. En Irlanda del norte aun con acuerdo político firme y proceso de paz sigue siendo un problema como se puede constatar y en Euskal Herrria sin acuerdo y sin proceso de paz multilateral las consecuencias políticas de una politica de gestos unilaterales si no son bien medidos, a medio plazo pueden tener consecuencias políticas como asentar una normalización sin justicia.