Análisis de James Petras este 9 de julio en CX36 Radio Centenario.
ChI: Para comenzar, te pediría nos hables de las elecciones mexicanas y sus consecuencias.
JP: En primera instancia, debemos anotar que las elecciones –en el pasado y actualmente- en México, son muy corruptas. En el caso actual tenemos el testimonio de miles de personas que recibieron tarjetas prepagas por el PRI para hacer compras en el supermercado. El PRI, el partido supuestamente ganador, entregó estas tarjetas a cualquiera que se comprometió a votar por su candidato, Peña Nieto. En este caso no es nada secreto: es una compra de votos abierta y con reclamos de los que recibieron estas tarjetas porque no recibieron el monto comprometido para hacer las compras, pero que igual están llenando supermercados.
En segundo lugar, tenemos el caso de que en más de mil centros de votación, hubo más votos que las personas que estaban registradas para votar en esos lugares. Incluso hay denuncias de casos en que los votos duplican la cantidad de votantes registrados. En otras palabras, tenemos el mismo carrusel de personas que votan dos y tres veces por su candidato del PRI.
Ahora, con esta información que tenemos ¿qué va a pasar? El Instituto Federal Electoral dice que va a investigar, pero por el momento no va a intervenir y supuestamente el voto está legalizado. Pero, como dice el candidato que salió segundo, Andrés Manuel López Obrador, el candidato ganó legalmente pero no es legítimo.
Es una frase aguda que pasa del marco de lo que debe ser un enorme escándalo, una enorme movilización, pero parece que López Obrador no está dispuesto a entrar en la campaña de movilización y protesta callejera. Según él esto debe seguir los canales legales. Sin embargo, los canales legales no existen en realidad porque la corrupción en México afecta no sólo al proceso electoral, sino también al Instituto Electoral, a los juzgados electorales. En poco tiempo van a dar un anuncio diciendo que existieron irregularidades, que hubo casos de coimas, que hay que rectificar eso para las próximas elecciones pero que por el momento el margen de victoria de Peña Nieto es suficientemente grande como para cancelar la parte corrupta. Y con eso se lavan las manos los canales legales y la izquierda queda otra vez con representación minoritaria en el Congreso y con algunas gobernaciones.
ChI: Seguimos en la región, ¿cómo ves la campaña electoral venezolana?
JP: La política de Estados Unidos es muy clara: cuando ganan elecciones los candidatos que ellos ponen, las elecciones son libres y honestas. Si Estados Unidos o su candidato pierden, las elecciones son corruptas, ilegítimas. No quieren aceptar una derrota. Es el caso de Venezuela y también en otros casos donde hay candidatos populares y nacionalistas con tendencias socialistas.
En el caso de Venezuela hemos recibido información de que Estados Unidos sigue canalizando dinero hacia ONG’s que siempre son una fachada para lo que existe en Venezuela. Son agentes pagados, organizados, dirigidos por Estados Unidos hacia varias tácticas. Una es el brazo político que está dirigido a hacer campaña donde la derecha no tiene fuerza, o sea en los barrios populares, la clase media baja y otros sectores donde podría haber alguna disidencia.
Ahora, la práctica de ellos no es presentar una alternativa porque no tienen alternativas con resonancia popular. Lo que hacen es aprovecharse de algunas condiciones negativas que existen, por ejemplo que no recogen la basura o un alcalde no cumple una promesa o el problema de la delincuencia; o sea cualquier tema que sea queja popular, ellos entran y explotan esa situación. Sin contar que ellos no ofrecen ninguna solución, más allá de los clichés de siempre de la derecha.
Ahora, este trabajo desde abajo está complementado por unas campañas de medios de comunicación de masas, donde la derecha sigue controlando los principales medios y particularmente la televisión.
Además, hay un grupo que están más clandestinos, los grupos de choque, que son los que van a fomentar algún desorden si pierden las elecciones, lo que es más probable que nunca.
Entonces, está funcionando la política norteamericana en tres niveles: Uno es el de abajo con las ONG’s; el segundo son los medios de comunicación de masas; y tercera es la línea dura con grupos de choque, que ya hemos mencionado en otros contextos.
En la actualidad, hasta las últimas semanas previo a las elecciones, vamos a ver en funcionamientos los grupos uno y dos, los medios y la política de agitación para fomentar conflictos. Pero el otro existe y está ampliando sus redes, y se mantiene como una amenaza a la democracia, incluso más allá de las elecciones buscando instalar una situación similar a la que crearon en Siria y en Libia.
El problema clave es que no tienen una masa crítica que pudieran levantar. En este sentido la democracia bajo el gobierno de Hugo Chávez y la influencia masiva que tiene en todos los sectores del país y sobre todo en los sectores populares, hace muy difícil que puedan repetir en Venezuela lo que montaron en Siria y otros lugares, que se basa en dar apoyo armado a grupos disidentes para provocar choques violentos.
En ese sentido, creo que Hillary Clinton, Barak Obama y su ministro de Defensa, Leon Panetta, han calculado mal: Venezuela no es Siria, Venezuela no es Libia; Venezuela es un país democrático con una amplia base popular organizada libremente que están dispuestos a enfrentar cualquier desafío violento, desde abajo.
Por tanto, Venezuela tiene una vacuna democrática que neutraliza esos esfuerzos. Pero eso no quiere decir que no haya aventureros en ese sector violento de la oposición. Ellos pueden pensar –y esto hay que anotarlo- que pueden hacer detonar, con un pequeño grupo violento y determinado, un conflicto, una confrontación, donde haya heridos o muertos, y pensar que a partir del pequeño motor, arranca el gran motor. Un tipo de ‘foquistas’ de la derecha. Pero están equivocados porque esa pirotecnia va a caer en el vacío.
ChI: Ya que lo mencionaste ¿Cuál es el papel de las ONG’s? ¿Cómo surgen?
JP: Bueno, surgen realmente con gran fuerza durante las dictaduras, porque era la forma de mantener abierta alguna actividad por los derechos humanos. Pero rápidamente estos grupos voluntarios comenzaron a recibir subvenciones de fundaciones de Europa y de Norteamérica, entre socialdemócratas y liberales. A la vez, rápidamente la derecha captó su importancia como un instrumento de intervención.
Entonces tienen un origen que uno puede decir es casi progresista, pero sobrepasaron esa primera fase y luego comenzaron a funcionar con la agenda de sus financiadores de Estados Unidos y Europa.
Hay que ver que originalmente tomaron el título de Organización No Gubernamental, pero enseguida recibieron apoyo gubernamental y más adelante empezaron a colaborar con los gobiernos de turno en sus países. Así pierden cualquier originalidad que tuvieran.
Hoy las ONG’s –sobre todo las grandes- reciben millones de dólares, con un ejército de funcionarios bien pagos y enormes subvenciones para viajar a todos partes y dar testimonio sobre problemas que en realidad no afectan el poder del imperialismo ni la explotación de las multinacionales.
Están mucho más dedicadas a la tarea de crear pequeños nichos, donde hablan de autoayuda, donde los pobres deben juntar sus dineros para mejorar su vida en vez de exigir mayor gasto público. Y en vez de enfrentar a la estructura del poder, acomodarse y adaptarse a las exigencias de las clases dominantes.
En otras palabras asistimos al proceso en los últimos cincuenta años de la conversión de algo que tenía contenido humanitario, hacia instrumentos del imperialismo y las oligarquías. Hablan del microcrédito, dando pequeños préstamos, y después convierten las microfinanzas en una gran empresa, donde cobran tasas de interés usurarias y las tasas de bancarrota de las microempresas es realmente impresionante, alcanza casi el 50% en el primer año.
Entonces, eso no son soluciones. Ellos siempre funcionan con el contexto de mejoramiento incremental dentro del sistema de poder. Las ONG’s no son democráticas, hay grupos de intelectuales, de profesionales que manejan la empresa y ellos toman sus decisiones en consulta con los financistas externos, de la política externa de Estados Unidos, Europa. No son democráticos por ese contexto donde formulan su estrategia, su agenda y sus principales orientaciones.
Por todo esto debemos descalificar a las ONG’s como instrumento de la lucha popular.
ChI: Llega poca información de la situación actual en Siria. ¿Qué nos podes comentar sobre esto?
JP: No hay ninguna duda de que Siria es ahora el principal lugar de expansión imperialista. Estados Unidos dice abiertamente que está apoyando, financiando, armando la oposición. No tienen nada de rebeldes, de disidentes, de demócratas, son bandas de terroristas que operan con el respaldo imperial, que son un conglomerado de liberales, asaltantes, terroristas, fundamentalistas. No hay nada democrático, no hay nada nacionalista, no hay nada en este conglomerado que pudiéramos decir que representa la voluntad del pueblo sirio.
El pueblo sirio tal vez tiene sus críticas a Al Assad, tal vez quiera cambios, pero no a partir de la intervención imperialista, son ellos los que quieren decidir su futuro democrático, pacífico e independiente. No quieren pasar del gobierno de Al Assad a un dominio imperialista.
Eso es muy claro y debemos respetarlo y poner mucha distancia de las bandas trotskistas que han apoyado esta intervención imperialista llamándola revolución democrática. Otra vez tenemos un ejemplo de este fallo de los trotskistas que confunden sus ilusiones con las realidades en el mundo.
Extractado por La Haine