«No es una sen­ten­cia ais­la­da, por­que obli­ga al Esta­do a tomar medi­das para que no se repro­duz­ca la vio­la­ción de derechos»

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Didier Rou­get es, jun­to a Amaia Izko, el autor de la deman­da pre­sen­ta­da por la pre­sa tafa­lle­sa Inés del Río ante el TEDH. El juris­ta natu­ral de Lille y afin­ca­do en Uzta­ritze apor­ta las corres­pon­dien­tes expli­ca­cio­nes, tan­to sobre la sen­ten­cia como sobre la pre­ten­sión del Gobierno espa­ñol de hacer caso omi­so de la decisión.

Toma­do de Naiz​.Info
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El tri­bu­nal le dice a Madrid que debe libe­rar a la pre­sa, que le debe indem­ni­zar, pero, por enci­ma de todo, debe adop­tar medi­das para evi­tar la reite­ra­ción del daño

El Gobierno espa­ñol ha anun­cia­do que pre­sen­ta­rá recur­so ante la Gran Sala de la Cor­te de Estrasburgo.

En vir­tud del artícu­lo 46 de la Con­ven­ción Euro­pea de Dere­chos Huma­nos, los esta­dos se com­pro­me­ten a acep­tar las sen­ten­cias defi­ni­ti­vas de la Cor­te. La deci­sión defi­ni­ti­va del tri­bu­nal es tras­la­da­da des­pués al Comi­té de Minis­tros de Asun­tos Extran­je­ros de los 47 esta­dos miem­bros del Con­se­jo de Euro­pa, encar­ga­do de velar por su aplicación.
Es posi­ble plan­tear un recur­so ante la Gran Sala, inte­gra­da por 17 jue­ces, pero solo cuan­do con­cu­rren cir­cuns­tan­cias excep­cio­na­les, cuan­do la sen­ten­cia da lugar a una cues­tión gra­ve de inter­pre­ta­ción o de carác­ter gene­ral. Y creo que no se dan las con­di­cio­nes para que el recur­so prospere.

Madrid ha afir­ma­do que, en prin­ci­pio, no tie­ne inten­ción de apli­car una sen­ten­cia que inclu­so con­tem­pla indemnizaciones.

El anun­cio públi­co del minis­tro de Inte­rior espa­ñol según el cual Espa­ña se nega­ría a pagar la suma de 30.000 euros, acor­da­da para la deman­dan­te a títu­lo de satis­fac­ción jus­ta o equi­ta­ti­va, cons­ti­tu­ye una vio­la­ción direc­ta de la Con­ven­ción y aten­ta con­tra la obli­ga­ción de coope­ra­ción que incum­be a todos los esta­dos miembros.

Hemos escu­cha­do a des­ta­ca­dos juris­tas remar­car la soli­dez de la sen­ten­cia. ¿Com­par­te esa opinión?

El tri­bu­nal expli­ci­ta con suma cla­ri­dad cómo y por qué se ha pro­du­ci­do la vul­ne­ra­ción de dere­chos fun­da­men­ta­les. Y no solo eso, sino que tam­bién dice que el Esta­do debe tomar las medi­das opor­tu­nas para que no se pue­da repe­tir el daño cau­sa­do en este caso a Inés del Río.

Lue­go, pese a las opi­nio­nes ver­ti­das por el Gobierno del PP, no esta­ría­mos, estric­ta­men­te, ante un caso aislado.

Con su deci­sión, el tri­bu­nal con­vier­te en insos­te­ni­ble el man­te­ni­mien­to de medi­das jurí­di­cas de excep­ción, que res­pon­den a menu­do a las actua­cio­nes y las nece­si­da­des de la Audien­cia Nacio­nal, ya que le dice a Madrid que debe libe­rar a la pre­sa, que le debe indem­ni­zar, pero, por enci­ma de todo, debe adop­tar medi­das para evi­tar la reite­ra­ción del daño. Lue­go, lo que se le está dicien­do al Esta­do espa­ñol es que debe de renun­ciar a esa “mul­ti­pli­ca­ción de la excep­cio­na­li­dad” a la que se ha pres­ta­do con esta y otras normas.

El mis­mo Gobierno que salu­dó la deci­sión de Estras­bur­go de ava­lar la ile­ga­li­za­ción de Bata­su­na vie­ne a mini­mi­zar aho­ra las con­se­cuen­cias de esta sen­ten­cia. Por acla­rar­nos, ¿la deci­sión de la Cor­te es de obli­ga­do cum­pli­mien­to o es una mera recomendación?

Hay que saber que la Cor­te ha evo­lu­cio­na­do en los últi­mos años y sus tareas no cesan de ampliar­se. En ori­gen, ejer­cía una mera veri­fi­ca­ción efec­ti­va del pago por el esta­do de la suma atri­bui­da al deman­dan­te. Actual­men­te, fija a los esta­dos una obli­ga­ción de adop­tar las dis­po­si­cio­nes opor­tu­nas para impe­dir que se repro­duz­can las vul­ne­ra­cio­nes. Para ello, la Cor­te pue­de pro­mo­ver medi­das de carác­ter indi­vi­dual o de carác­ter gene­ral o colec­ti­vo. En todo caso, cabe recor­dar que el Esta­do espa­ñol está obli­ga­do por la Con­ven­ción Euro­pea de Dere­chos Huma­nos y debe ate­ner­se a ella. La Cor­te le dice aho­ra que ha vul­ne­ra­do par­cial­men­te los con­te­ni­dos de esa Con­ven­ción y, por lo tan­to, el Rei­no de Espa­ña no pue­de adop­tar una acti­tud insu­mi­sa ante la sentencia.

¿Hay meca­nis­mos para garan­ti­zar el cum­pli­mien­to de la sentencia?

El Tri­bu­nal de Estras­bur­go es el órgano de jus­ti­cia del Con­se­jo de Euro­pa, que tie­ne un Comi­té de Minis­tros que repre­sen­ta a los esta­dos [inte­gra­do por los minis­tros de Exte­rio­res o sus repre­sen­tan­tes per­ma­nen­tes en Estras­bur­go]. Los 47 esta­dos están obli­ga­dos a apli­car el Con­ve­nio y, si no lo hicie­ran, podrían ser denun­cia­dos ante ese Comi­té de Minis­tros, que está habi­li­ta­do para pro­mo­ver san­cio­nes finan­cie­ras y otras más gra­ves a las que nin­gún esta­do demo­crá­ti­co homo­lo­ga­do que­rría arriesgarse.

¿Hay pre­ce­den­tes de actua­cio­nes puni­ti­vas como las que evoca?

Hacien­do his­to­ria, hay que recor­dar la denun­cia con­tra Gre­cia tras el Gol­pe de los Coro­ne­les, que lle­vó a este país a auto­ex­cluir­se tem­po­ral­men­te para evi­tar la expul­sión del Consejo.

Por lo que dice, no pare­ce bue­na idea resis­tir­se a cum­plir una sen­ten­cia que, ade­más, pue­de hacer­se exten­si­va a dece­nas de pre­sos polí­ti­cos vascos.

La polí­ti­ca peni­ten­cia­ria espa­ño­la ha sido des­acre­di­ta­da en Euro­pa, y sus prác­ti­cas irre­gu­la­res han que­da­do al des­cu­bier­to. Debe­mos per­se­ve­rar en la bata­lla jurí­di­ca para que otras vic­to­rias sean posibles.

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