Tras los Acuerdos de Ginebra del 30 de junio, la Comunidad Internacional, bajo el liderazgo de la ONU, se había comprometido a buscar una solución pacífica a la crisis política y militar en Siria. Estos acuerdos incluían el apoyo al plan de paz de seis puntos del enviado especial de la ONU y la Liga Árabe para Siria Kofi Annan, y el inicio de una transición política pacífica que contara con el diálogo entre el Gobierno sirio y la oposición en el exterior, ulteriormente este diálogo debería desembocar en la entrada de la oposición política siria del exterior en el gobierno del país árabe.
El plan de paz de Kofi Annan originalmente fue impulsado por la diplomacia rusa y su máximo representante, el ministro Serguéi Lavrov. Este plan de paz consiste en el cese de las hostilidades en Siria por los contendientes bajo la supervisión de observadores internacionales, la liberación de las personas detenidas de forma arbitraria y el reparto de ayuda humanitaria entre la población.
El plan de paz de Kofi Annan fue aprobado por el Consejo de Seguridad de la ONU el 29 de marzo y entró en vigor en Siria el 12 de abril.
Desde el comienzo de la entrada en vigor del plan de paz de Annan, la “oposición exterior” dio muestras de rechazarlo. Diferentes franquicias extranjeras de esta oposición exterior se manifestaron para pedir su anulación y el inicio de las acciones armadas internacionales contra Siria que, calcando el ejemplo de la guerra en Libia, deberían comenzar con sanciones por parte del Consejo de Seguridad de la ONU y la declaración de una zona de exclusión en el espacio aéreo sirio.
La oposición desde el extranjero a las reformas iniciadas en Siria por su Presidente Bashar al-Assad se organizó, en primer lugar, a través de la creación del Consejo Nacional Sirio (CNS), en la ciudad turca de Estambul el 2 de octubre de 2011, con el auspicio de Turquía y la Unión Europea.
El Consejo Nacional Sirio declaró en su acto de fundación que su objetivo era el “derrocamiento” del régimen político sirio vigente mediante una “revolución pacífica”. Sin embargo, se dotó de un brazo armado al que denominó “Ejército Libre Sirio” (ELS), nombre bajo el que las distintas bandas paramilitares en Siria pasaron a realizar sus operaciones de castigo contra las fuerzas de seguridad y la población civil. Este Consejo Nacional Sirio también declaraba que perseguía conseguir sus objetivos con la creación de un “gobierno de transición” en el que no estuvieran representadas ninguna de las tendencias políticas que hasta la fecha han formado parte de los diversos gobiernos sirios liderados por el Partido del Renacimiento Árabe Socialista o BAATH (socialistas, nacionalistas, nasseristas y comunistas).
Por otro lado, los países que habían protagonizado la agresión militar contra Siria empezaron a organizar encuentros internacionales en los cuales concretar su apoyo político, económico y militar al Consejo Nacional Sirio y a su brazo armado. A estos encuentros se los empezó a conocer como “conferencias de los amigos de Siria”, que fueron rechazadas por el frente de resistencia anti-sionista de Líbano, Siria e Irán, que las renombraron como “conferencias de los partidarios de Israel”.
Con el plan de Kofi Annan ya en vigor, siguieron sucediéndose las acciones de las bandas paramilitares con el fin de hacerlo fracasar; además, no se cortó el suministro de armas desde la frontera turca a las milicias armadas, apoyado por las autoridades turcas.
La masacre de Houla a finales de mayo, en vísperas de una visita de Kofi Annan a la capital siria, supuso un nuevo intento por parte de la oposición armada exterior para hacer fracasar el plan de paz de la ONU.
Acuciada por la presión imperialista, la Comunidad Internacional llegó a un nuevo acuerdo en Ginebra, con el auspicio de la ONU, para lograr el entendimiento entre la oposición al Gobierno sirio en el extranjero y dicho Gobierno. Este acuerdo necesita de la buena voluntad de las partes en conflicto para poder aplicarse y, en este punto, la oposición extranjera organizada en torno al Consejo Nacional Sirio insiste en que no quiere ninguna solución que contemple el diálogo y el acuerdo con el Gobierno sirio: en otras palabras, busca la satisfacción de todas sus reivindicaciones, con el apoyo militar de las potencias imperialistas, y el visto bueno de la ONU, como sucedió en la anterior guerra de Libia.
La estrecha colaboración entre esta oposición siria organizada en el extranjero y las fuerzas militares integrantes de la OTAN no deja lugar a dudas. El suministro de armas se ha mantenido constante a través de las fronteras turca y libanesa. En Turquía este contrabando es controlado por el servicio de inteligencia de Estados Unidos y las autoridades turcas. En Líbano, el suministro de armas y milicianos gira en torno al partido de derechas “Movimiento Futuro” y a la rama de Al Qaeda libanesa.
El paramilitarismo en Siria demanda armas cada vez más potentes y letales contra el Ejército sirio. No obstante, su gran baza son las represalias y el secuestro de militares y civiles. Este terror desatado contra la población y los militares es lo que ha mantenido su amenaza sobre el terreno y ha obligado a una parte de la población a desplazarse a áreas del país aseguradas por la policía y el ejército sirios.
La misión diplomática de Kofi Annan le sirve a los terroristas sirios (CNS + ELS) como medio para obtener resonancia internacional y para imponer el derrocamiento de las instituciones políticas sirias. En este planteamiento político y de inteligencia militar también cuentan con el asesoramiento de EE.UU. y la OTAN. Particularmente, y en lo referente al apoyo logístico, Francia ya ha desplegado en Turquía unidades militares que dan apoyo al Ejército Libre Sirio en comunicaciones y sabotaje de las transmisiones del ejército nacional sirio.
La Guerra Imperialista contra Siria
El planteamiento político-militar de la guerra imperialista contra Siria tiene, por así decir, dos vertientes, una más práctica y pegada al terreno y otra psicológica que tiene provocar una escalada de tensión en la zona que impida a las autoridades sirias controlar los acontecimientos:
- A la parte práctica del plan insurreccional llevamos asistiendo desde que las potencias imperialistas elevaron la presión sobre el país árabe hasta el punto de comprometer el criterio del Consejo de Seguridad y de la Asamblea General de la ONU, y obligar a China y Rusia a ejercer un doble veto para impedir sanciones multilaterales sobre Siria e iniciar los preparativos de intervención militar bajo el paraguas de la ONU. EE.UU. movilizó a sus mercenarios en Líbano para coordinar con los paramilitares de dentro de Siria el inicio de la incursión militar internacional en el país. Este plan tuvo el contratiempo del doble veto de China y Rusia en el Consejo de Seguridad de la ONU. Si bien el plan siguió adelante, ya no pudo desarrollar la estrategia de la “cabeza de puente” en la frontera sirio-libanesa con todo su potencial; la ciudad de Homs, cercana a este frontera, fue desaloja de terroristas a finales de marzo por el ejército nacional sirio. Sin embargo, como ya hemos señalado, este plan pudo desarrollarse en mejores condiciones en la frontera turco-siria, donde las autoridades turcas dan todo tipo de facilidades para la injerencia en Siria, y los ejércitos norteamericano y turco cuentan con una larga experiencia de colaboración conjunta bajo el paraguas de la OTAN en la que ambos ejércitos están encuadrados.
- La parte de guerra psicológica del plan acumula dos experiencias diferentes. Por un lado, toda la experiencia desarrollada por la CIA en operaciones de guerra psicológica durante la guerra fría y en la post-guerra. Por otro lado, la implicación de los países árabes del Golfo Pérsico en la reciente guerra de Libia. A la experiencia de manipulación y control de los medios de comunicación atesorada por la CIA y el Ejército norteamericano, se añade en el fenómeno de las “primaveras árabes” la sectarización de los medios de comunicación árabes con sede en las Monarquías del Golfo Pérsico, particularmente Al Jazeera y Al Arabiya, para distorsionar la realidad, demonizar adversarios políticos y, en última instancia, iniciar procesos de enajenación del apoyo público y realización de Golpes de Estado cívico-militares con escaso margen de respuesta para las sociedades y población de esos países. Las operaciones de guerra psicológica en el caso de Libia se llevaron hasta el extremo de construir una réplica de la Plaza Verde de Trípoli en el desierto de Catar y escenificar la toma de Trípoli por las fuerzas mercenarias con actores amateur; avezados periodistas cayeron en el engaño, días más tarde fue descubierto, para entonces los imperialistas y sus lacayos habían ganado un precioso tiempo haciendo creer al mundo que los días de la Jamahiriya estaban contados.
Hipótesis de trabajo: escenario futuro
A día de hoy, podemos decir que (ya) el triple veto de China y Rusia para que no se aplique el modelo injerencista de la Yamahiriya Libia en la República Árabe de Siria (RAS) no va a disuadir a EE.UU., la OTAN y el resto de plataformas imperialistas de seguir adelante con sus planes para el derrocamiento del régimen republicano y panarabista de la RAS, de su partido BAATH y del Frente Nacional Progresista (alianza de socialistas, panarabistas y comunistas).
De lo ocurrido hasta aquí (julio de 2012), cuáles pueden ser las claves para entender lo que viene a continuación para llevar a cabo los planes de derrocamiento del régimen sirio republicano:
- Aumento de la tensión en la frontera sirio-libanesa y recrudecimiento de los enfrentamientos civiles dentro de la población libanesa (estrechamente vinculada a la siria).
- Intensificación de los enfrentamientos entre los terroristas y las fuerzas de seguridad siria en torno a esa frontera (la intención de los terroristas y de su brazo político, el CNS, es obtener un “corredor humanitario” de la ONU en torno a esa frontera, a partir del cual comenzar la partición del territorio, este planteamiento incluye el desplazamiento forzado de la población chiita y cristiana de estas zonas para lograr enclaves exclusivamente sunnitas o “emiratos islámicos”, por esa razón esta zona ha sido especialmente castigada por los terroristas desde comienzos de año).
- Aumento de la campaña de desinformación y manipulación de las noticias de Siria en los medios de comunicación: esta campaña incluye la proliferación de imágenes grabadas por videocámaras y móviles, imposibles de verificar (las agencias las difunden reconociendo que no pueden decir dónde o cuando fueron grabadas); el aumento de noticias sobre deserciones de militares y funcionarios sirios; el goteo de testimonios individuales (en algunos casos se trata de niños) sobre las atrocidades del ejército sirio (en las condiciones antes señaladas: grabaciones con videocámaras o móviles de las que se desconoce el lugar y la fecha en que se hicieron, y ya no digamos quién las hace y a quién se hace); la imputación al Gobierno sirio de una nueva masacre de civiles… Últimamente, se emplea de nuevo el expediente de las “armas de destrucción masiva”, esta vez “armas químicas” para infundir pánico y desesperación en la opinión pública que justifique medidas extremas (contrarias al derecho internacional y a todos los tratados internacionales sobre la guerra y el derecho a la legítima defensa, por no hablar de los tratados internacionales de lucha contra el terrorismo ‑de los que la ONU es valedora).
- El recrudecimiento de la tensión militar en la frontera turco-siria y en las costas sirias. Esta tensión militar en alza hay que entenderla como medidas de distracción de la opinión pública internacional y nuevas excusas para continuar con la campaña por el “derrocamiento del régimen”. Turquía tiene muy claro que no le interesa ir a una guerra contra Siria, y así se lo ha dejado claro tanto a Rusia como a Irán.
- Una operación militar de cambio de régimen debe incluir a la aviación para que tenga visos de éxito. En la nueva doctrina militar de EE.UU y la OTAN las guerras se ganan desde el aire. De hecho EE.UU. ya ha sobrevolado Siria con aviones no tripulados (drones) en misiones de información a los que sólo le quedaría artillar para apoyar a los terroristas y provocar grandes pérdidas en el aparato político-militar sirio. Además, el chantaje de las represalias aéreas puede conmover la resistencia psicológica del pueblo sirio. En todo caso, EE.UU. y la OTAN deben sopesar las consecuencias para sus intereses geoestratégicos en la región de una implicación más directa en la guerra contra Siria, después de los antecedentes de Libia e Irak.
- Por la misma razón, Israel no contemplaría una participación más directa en el conflicto porque provocaría inmediatamente una reacción del Mundo Árabe y la entrada en la guerra de Irán.
- Recrudecimiento de la tensión militar en la frontera sirio-irakí. El gobierno federal irakí ha señalado en diversas ocasiones que los miembros de Al Qaeda incursionan en Siria a través de esta frontera. Por otra parte, el control de las autoridades irakíes sobre esta frontera siempre es relativo y muy condicionado por las propias dificultades del Estado irakí para consolidar su autoridad en todo su territorio. La región del Kurdistán irakí, concretamente, es un permanente motivo de desavenencias con el Gobierno central y de desestabilización de toda la zona, buscando una relación más ventajosa por su cuenta con Turquía, y ofreciendo ayuda a los kurdos sirios en caso de que se pongan del lado de los que quieren “derrocar” el régimen sirio y recomponer la política de alianzas en toda la región.
- Una nueva reunión de los falsos “Amigos de Siria” (en realidad, partidarios de Israel) para ultimar el apoyo decisivo a la alianza contra-revolucionaria del exterior, o para sancionar el éxito de esta alianza, una vez de que, cara a la opinión pública internacional, se haya escenificado el derrocamiento del “régimen de Assad”.
- El papel que Jordania pueda desempeñar en una escalada militar en su país vecino resulta una incógnita. De lo que hay pocas dudas es de su apoyo a la desestabilización e injerencia en Siria, mientras por su parte tiene que hacer frente a las protestas de su ciudadanía en la calle pidiendo más democracia.
Por último, quién compone la mal llamada “oposición siria” en el exterior del país
- Antiguos miembros de la élite social, política y económica siria en el extranjero (funcionarios, intelectuales, empresarios), desde mediados de la década pasada llevan trabajando por el “derrocamiento” del régimen, asociados con los gobiernos occidentales que les protegen (EE.UU., Reino Unido y Francia).
- La Hermandad Musulmana, combatida por Siria desde el intento de insurrección militar en el país en la década de 1980. A partir de 2007, y coincidencia con una profundización de la política injerencista de EE.UU. en la región, trabaja con los partidos anti-sirios libaneses (el Movimiento Futuro y los drusos de W. Jumblat) para propiciar el cambio de régimen en Siria.
- Partidos autonomistas kurdos (Unión patriótica y el Partido democrático), aunque apoyan al Consejo Nacional creado en Turquía, han preferido mantenerse fuera y crear su propio consejo kurdo para administrar una futura autonomía en la zona de asentamiento de esta minoría en Siria.
- Rama siria de Al Qaeda (autodenominada Brigada del Islam), se la atribuyen todos los atentados suicidas perpetrados en Siria desde comienzos de este año. Financiada y pertrechada por Arabia Saudí (uno de los países donde “compran” a los terroristas suicidas), es la responsable de extender el llamamiento a la “guerra santa” en Siria por todos los países musulmanes, junto con la Hermandad Musulmana. Su operatividad en Siria ha sido reconocida por la propia ONU.
Qué hacer
La Plataforma No a la Guerra Imperialista de Madrid (Estado Español) lleva un año de andadura, aunque sus integrantes sumen experiencias en anteriores movimientos y plataformas con objetivos similares.
En nuestro año de andadura, acumulamos la experiencia de las protestas contra la guerra de Libia, criminal y salvajemente despachada por las potencias imperialistas, con el visto bueno de la OTAN, y con total cinismo y fanatismo belicista por parte de la mayoría de los medios de comunicación españoles.
En la actual crisis siria, todos, tanto los países imperialistas como aquellos que integramos el campo anti-imperialista, también esta plataforma, nos vemos aleccionados e inquiridos por la anterior crisis libia y por cómo se resolvió en contra de los intereses del pueblo sirio y de todos los pueblos del mundo. En ese sentido, esta plataforma no acumula causas, sino que aprende de ellas para hacer más efectiva y eficaz su accionar en beneficio de la causa internacionalista por la autodeterminación de los pueblos del mundo, frente al dominio global del capitalismo.
Por esa razón, y en relación con los acontecimientos en Siria, está Plataforma se ha declarado en alerta y vigilante ante lo que allí pasa, dispuesta a manifestarse públicamente en la calle si los acontecimientos en Siria dan un giro radical en contra de la causa anti-imperialista en Medio Oriente y el resto del mundo. Por esa razón, somos conscientes de que los momentos vacacionales son especialmente propicios a la hora de provocar cambios en los acontecimientos internacionales e imponer soluciones arbitrarias a los pueblos del mundo.
Por lo tanto, nos declaramos en alerta permanente y os emplazamos a secundarnos públicamente en actos y manifestaciones para denunciar el aumento de la injerencia y presión criminal imperialista sobre Siria y la región de Oriente Medio.
Podéis seguir las novedades de la Plataforma a través de nuestra página web ( http://noalaguerraimperialista.org ), y de nuestras cuentas de facebook (http://www.facebook.com/no.imperialista) y de twitter (https://twitter.com/Noalimperialism).
Un abrazo solidario y anti-imperialista a tod@s.
“La única lucha que se pierde es la que se abandona” (Madres de Plaza de Mayo)