“Vivos o muer­tos esta­re­mos en nues­tra tie­rra”, dicen los gua­ra­ní-kaio­wá en Brasil

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Ante la len­ti­tud e insen­si­bi­li­dad del gobierno cuan­do se tra­ta de devol­ver­les sus tie­rras, dos gru­pos de indí­ge­nas gua­ra­ní-kaio­wá se can­sa­ron de espe­rar y deci­die­ron recu­pe­rar dos áreas en la fron­te­ra con Para­guay, pese a las agre­sio­nes de hacen­da­dos y pistoleros.

Território Arroio Kora no dia 11 08 2012 às 17 h os membros guarani e kaiowá observam os cartuchos deflagrados contra a vida deles

Mato Gros­so do Sul,Brasil.Otros dos gru­pos de gua­ra­ní-kaio­wá se can­sa­ron de espe­rar la acción del gobierno bra­si­le­ño y toman la jus­ti­cia y la tie­rra con sus manos. Como si no bas­ta­ra la espe­ra por las dece­nas de áreas cuya demar­ca­ción aguar­dan des­de hace años, inclu­so en áreas cuyos decre­tos de homo­lo­ga­ción ya fue­ron fir­ma­dos por el pre­si­den­te de la repú­bli­ca con­ti­núan ocu­pa­das por los hacen­da­dos. Esto suce­de por la len­ti­tud del Poder Judi­cial cuan­do se tra­ta de garan­ti­zar los dere­chos indí­ge­nas, y por la rapi­dez de cier­tos jue­ces para con­ce­der medi­das a favor de los colo­nos blancos.

Los dos gru­pos que ocu­pa­ron tie­rras en las últi­mas sema­nas son de la región de Paranhos (Mato Gros­so do Sul), en ple­na zona fron­te­ri­za con el Para­guay. His­tó­ri­ca­men­te, la región tie­ne fama de ser vio­len­ta y peli­gro­sa debi­do a la impu­ni­dad de la que gozan una can­ti­dad inde­ter­mi­na­da de ase­si­nos a suel­do des­pa­rra­ma­dos en esta zona fron­te­ri­za sin con­trol. Ade­más, hay un gran flu­jo de armas de fue­go debi­do a la pre­sen­cia del nar­co­trá­fi­co – exis­ten enor­mes plan­ta­cio­nes de marihua­na des­ti­na­das a abas­te­cer las gran­des ciu­da­des bra­si­le­ñas de São Pau­lo y Río de Janei­ro que están en las pro­xi­mi­da­des del lado paraguayo.

El 10 de agos­to tocó el turno al gru­po de Arroio Korá, tam­bién en Paranhos. En diciem­bre de 2009, las 7 mil 100 hec­tá­reas de esa tie­rra indí­ge­na fue­ron homo­lo­ga­das por el enton­ces pre­si­den­te, Luiz Inácio Lula da Sil­va. A pesar de ello, pocos días des­pués, uno de los minis­tros más con­ser­va­do­res del Supre­mo Tri­bu­nal Fede­ral, Gil­mar Men­des, con­ce­dió una medi­da cau­te­lar que impi­dió al gobierno com­ple­tar el pro­ce­so de con­ce­sión de las tie­rras a los indí­ge­nas y entre­gar­les la pose­sión del área.

El día de la recu­pe­ra­ción de las tie­rras, las más de 400 per­so­nas reu­ni­das allí divul­ga­ron la siguien­te nota a tra­vés de la Aty Gua­su, orga­ni­za­ción polí­ti­ca de los kaio­wá y guaraní:

“Mien­tras espe­ra­mos la demar­ca­ción y devo­lu­ción de nues­tros terri­to­rios (tekoha gua­su), cada día nues­tros niños y líde­res mue­ren en las ori­llas de las carre­te­ras de Bra­sil y en los cam­pa­men­tos. Esos hechos no los aguan­ta­mos más, no vamos a aguar­dar más a la ori­lla de las carre­te­ras y en los peque­ños cam­pa­men­tos ais­la­dos. Por eso, hoy, 10 de agos­to de 2012, comen­za­mos a rei­vin­di­car el des­alo­jo de los hacen­da­dos que inva­die­ron nues­tros terri­to­rios tra­di­cio­na­les. Sabe­mos que hay varios terri­to­rios tra­di­cio­na­les que ya fue­ron total­men­te demar­ca­dos y reco­no­ci­dos por el gobierno y la Jus­ti­cia Fede­ral. Inclu­so así, a noso­tros, gua­ra­ní y kaio­wá, nos impi­den la reocu­pa­ción de nues­tro tekoha gua­su, mien­tras que los hacen­da­dos siguen ocu­pan­do y des­tru­yen­do nues­tro terri­to­rio. Sólo por esta razón, ini­cia­mos la mani­fes­ta­ción pací­fi­ca y rei­vin­di­ca­mos la devo­lu­ción inme­dia­ta de todos nues­tros terri­to­rios anti­guos que nos per­te­ne­cen (…). Sabe­mos que los pis­to­le­ros de las hacien­das van a matar­nos pero, inclu­so así, nues­tra mani­fes­ta­ción pací­fi­ca comien­za hoy.”

El gru­po de Arroio Korá espe­ró pacien­te­men­te la jus­ti­cia de los karaí, como lla­man a los blan­cos, por más de tres años. Per­ma­ne­cie­ron alo­ja­dos en una peque­ña frac­ción de tie­rra pero, fren­te a la fal­ta de pers­pec­ti­vas de ver su pro­ble­ma resuel­to, más de 400 per­so­nas, según infor­ma­ción de la Aty Gua­su, ocu­pa­ron aho­ra una par­te mayor a fin de ampliar el espa­cio dis­po­ni­ble para sus plan­ta­cio­nes y viviendas.

Lo indig­nan­te es que los kaio­wá y gua­ra­ní no lle­ga­ron ayer a la región. Duran­te la dic­ta­du­ra mili­tar (1964−1985), el gobierno jus­ti­fi­ca­ba el hecho de no garan­ti­zar­les tie­rras en esa mis­ma región con el argu­men­to de que serían “indios nóma­das”. Nada más fal­so: exis­ten abun­dan­tes regis­tros de la pre­sen­cia de estos indí­ge­nas des­de el siglo die­cio­cho en esa área, en las pro­xi­mi­da­des del anti­guo Fuer­te de Igua­te­mi, mar­co de la ocu­pa­ción mili­tar de los por­tu­gue­ses, que dispu­taron estas tie­rras con España.

Los de Arroio Korá fue­ron ata­ca­dos por hom­bres arma­dos el mis­mo día 10, y un hom­bre de cer­ca de 50 años des­apa­re­ció duran­te la agre­sión de los para­mi­li­ta­res, allí lla­ma­dos “pis­to­le­ros”. Cua­tro días des­pués, un niño de dos años murió como resul­ta­do del trau­ma pro­vo­ca­do por el ata­que, infor­ma­ron los indígenas.

En una nota divul­ga­da poco des­pués de la con­fron­ta­ción, el gru­po rela­tó la for­ma en que los pis­to­le­ros les lan­za­ban ofen­sas y amenazas:

“Oímos a aque­llos hom­bres – los pis­to­le­ros- , que reían, se reían mucho de noso­tros y habla­ban gri­tan­do: ‘¡Uste­des, indios de mier­da! ¡Ya están todos muer­tos ahí! ¡Hoy nin­gún indio va a salir vivo de aquí!’”.

A lo lar­go de agos­to, la pre­sen­cia cons­tan­te de auto­ri­da­des fede­ra­les no impi­dió que los hacen­da­dos con­ti­nua­ran inti­mi­dan­do a los indí­ge­nas con tiros hacia lo alto y ame­na­zas cons­tan­tes. Un hacen­da­do lle­gó a decla­rar, alto y fuer­te, a un repor­te­ro de la pren­sa regio­nal que:

“Si el gobierno quie­re gue­rra, va a tener gue­rra. Si ellos pue­den inva­dir, enton­ces noso­tros tam­bién pode­mos. No pode­mos tener mie­do de los indios. Noso­tros vamos a ir a la gue­rra y va a ser la sema­na que vie­ne. El peli­gro es que sobren algu­nos de esos indios ahí. Lo que no sobre, se lo vamos a dar a los puer­cos para que se lo coman. (…) La mayo­ría de los hacen­da­dos está comi­go. Para tener un arma sólo tie­nen que pedir­la. Yo armo a los hacen­da­dos de la fron­te­ra rapi­di­to, por­que el Para­guay está ahí ense­gui­da, y en la gue­rra no hay bandido”.

Suce­den reite­ra­da­men­te nue­vos ata­ques con­tra los de Arroio Korá. Los hom­bres arma­dos, des­pués de la con­fron­ta­ción del 10 de agos­to, no pro­du­je­ron más víc­ti­mas, pero en otra oca­sión des­tru­ye­ron per­te­nen­cias de los indí­ge­nas y, con tiros duran­te el día, lle­van a cabo su estra­te­gia de man­te­ner el terror constante.

La des­con­fian­za en la capa­ci­dad que ten­ga el poder judi­cial para resol­ver la dispu­ta en Arroio Korá está fun­da­da en casos seme­jan­tes, como el de Nhan­de­ru Maran­ga­tu (Anto­nio João, en el mis­mo esta­do), don­de los kaio­wá espe­ran des­de 2005 el jui­cio de soli­ci­tud de acción públi­ca pro­mo­vi­do por hacen­da­dos, des­pués de haber sido des­alo­ja­dos en deci­sión pre­li­mi­nar. Recien­te­men­te, los pata­xó hã-hã-hãe, del esta­do de Bahía, gana­ron una dispu­ta con hacen­da­dos en el Supre­mo Tri­bu­nal Fede­ral, cuyo trá­mi­te en el poder judi­cial se demo­ró casi 30 años.

Potre­ro

El 3 de sep­tiem­bre, tam­bién en Paranhos, fue el gru­po de Potre­ro Gua­su el que se can­só de espe­rar; ellos ocu­pa­ban mil hec­tá­reas, de 4 mil ya demar­ca­das des­de hace varios años. Fren­te a la fal­ta de acción del gobierno para reti­rar a los blan­cos del área y pagar­les indem­ni­za­cio­nes (final­men­te, fue el pro­pio Esta­do bra­si­le­ño el que, déca­das atrás, invi­tó a milla­res de colo­nos a diri­gir­se a la región a fin de “pro­te­ger” las fron­te­ras del país), los gua­ra­ní de Potre­ro ya avi­sa­ron que per­ma­ne­ce­rán en sus tie­rras. “¡No vamos a correr! ¡Vivos o muer­tos, esta­re­mos aquí en Potre­ro Gua­su!”, afir­mó una líder del gru­po, según infor­me del Con­se­jo de la Aty Guasu.

Exis­te una cre­cien­te movi­li­za­ción en la socie­dad civil bra­si­le­ña en rela­ción a la situa­ción de los kaio­wá y gua­ra­ní y la inca­pa­ci­dad que el gobierno fede­ral demues­tra al aten­der las rei­vin­di­ca­cio­nes indígenas.

En julio, el gobierno fede­ral publi­có el decre­to 303 que sus­pen­de la posi­bi­li­dad de aumen­tar las tie­rras indí­ge­nas. Con ello difi­cul­ta inclu­so los casos en los que hubo enor­mes injus­ti­cias en el pasa­do, como con los kaio­wá y gua­ra­ní, que hoy son cer­ca de 44 mil per­so­nas ocu­pan­do tan solo 42 mil hec­tá­reas divi­di­das en cer­ca de 30 fraccionamientos.

El decre­to 303 está sus­pen­di­do actual­men­te des­pués de pro­tes­tas de indí­ge­nas por todo el país fren­te a la posi­bi­li­dad, tam­bién abier­ta, de auto­ri­zar pro­yec­tos de explo­ta­ción mine­ra y rea­li­zar gran­des obras ‑como hidro­eléc­tri­cas y carre­te­ras- en sus tie­rras sin rea­li­zar una con­sul­ta a los gru­pos ni con­ce­der­les indem­ni­za­cio­nes. Las pro­tes­tas indí­ge­nas en Bra­sil no paran; por el con­tra­rio, cre­cen fren­te a la insen­si­bi­li­dad de la pre­si­den­ta Dil­ma Rousseff.

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