Con el corazón roto por el dolor seis meses después de la muerte de su Iñigo, de los ojos de Manuel Cabacas siguen brotando lágrimas cuando recuerda a su hijo, pero al mismo tiempo es firme al exigir una y otra vez justicia. No es fácil expresarse, pero él lo hace para denunciar la actitud del Ejecutivo autonómico, desde el lehendakari al exconsejero Ares.
A pesar de que el vacío que ha dejado la muerte de su hijo no puede expresarse, ¿quién era Iñigo Cabacas Liceranzu?
Era un chico estupendo, amigo de sus amigos, muy de casa. Cariñoso con los padres, ayudaba en todo lo que podía en el negocio familiar; aunque no le gustaba el bar, él siempre estaba, jamás faltó y eso le honra más. Tenía un carácter estupendo, siempre estaba riéndose, siempre tenía una gracia con los clientes, siempre le recordarán con la sonrisa en los labios. Hincha del Athletic, si estaba en Bilbao nunca faltaba a San Mamés. Además, siempre estaba ocupado con sus amigos allá donde le necesitaran, al igual que ahora los amigos están volcados con él y con la familia.
Le gustaba practicar cantidad de deportes. A fútbol, había jugado en el Loiu, en Primera Regional, y ahora entrenaba en el Amorebieta B ‑el segundo equipo- con la intención de quedarse. A mí eso me entusiasmaba, porque es el pueblo donde me he criado. Normalmente no le iba a ver mucho, porque no podía, pero estaba deseando poder verle jugar en el Amorebieta. También tenía afición al surf; iba mucho a Bakio, a Laredo… Le encantaba la música y la poesía. Aunque no le gustaba que le dijeras eso de poeta, escribía muy bien. Tocaba la guitarra y el saxo, porque también de pequeño había estudiado música en la Academia Arizgoiti, en Basauri. De joven lo dejó, pero luego se apuntó en otro centro en Pérez Galdos, en Indautxu, donde tienen un buen recuerdo de él. Yo, como siempre me ha gustado mucho la música, estaba muy vinculado a él.
Ese perfil de «amigo de sus amigos» ha tenido su reflejo en el apoyo de estos cuando se han unido a ustedes para pedir justicia. ¿Ha sido importante?
Sí, nos hemos dado cuenta de que tiene unos amigos impresionantes. Muchas veces, yo le decía: «¡Qué llegas tarde! Siempre estaba con sus amigos, no le daba el tiempo de sí. El me decía «no conoces a mis amigos», cuando le decía que siempre estaba con ellos. Ahora le tengo que dar la razón y decir que, efectivamente, no los conocía. Son unos chavales como no hay otros, a cualquier hora que les llamas, que tienes una necesidad, están con nosotros.
En Okondo, donde la familia de amama tiene un caserío, en una campa anexa, han construido un dolmen en su honor, trayendo piedras del monte e instalando un banco. Una muestra más de que no le olvidan. Son los artífices del homenaje que se hizo el domingo, antes del derbi contra Osasuna, y del que se le tributará en Basauri.
Queremos agradecer el apoyo del Ayuntamiento de Basauri, que nos ha dado mucho ánimo, han estado muy cariñosos, también en el primer homenaje en el partido del Baskonia. El domingo estuvimos con el alcalde y tres concejales, y quieren estar mañana [por hoy], a las 20.00, cuando se coloque la placa en la plazoleta Axular, donde nació y se crió hasta los 20 años.
La respuesta de la ciudadanía ha sido notable, pero hay quien todavía cuestiona lo que sucedió la noche del 5 de abril.
Sí, es cierto que hay quien pone en entredicho todavía lo que sucedió. Lo que pasó es que la Policía estaba muy nerviosa por el partido que era, ante el Schalke 04, porque en partidos anteriores se habían producido incidentes y mandaron a los amateurs. Llegaron allí, y como estaban tan nerviosos, vieron lo que no vio nadie más que ellos y Ares, que dijo que junto a la herriko solo había violencia y que por eso mandaron las furgonetas. Ese día, precisamente, fue uno de los que no pasó nada, absolutamente nada. Lo dicen los testigos y los amigos de mi hijo: que si no aparecen, no pasa nada de nada.
Los ertzainas estaban super excitados, no en sus cabales. Llegaron, se parapetaron detrás de los coches, sin diálogo ni un aviso por megafonía a los chavales si querían desalojar, y comenzaron a disparar. Tienen una obsesión desde hace años con el entorno de la herriko; en ese sitio es muy fácil asesinar, pegar y matar, porque todo se tapa, se justifica porque todo lo que hay ahí es etarra. Si nos ven a mí y al obispo tomando un vino en la herriko, somos unos etarras. Esa obsesión les llevó a cometer esa barbaridad.
¿Quedan aspectos por aclarar?
Llevamos seis meses haciendo llamamientos a la colaboración ciudadana, especialmente buscando a una chica joven ‑nos dicen que su edad rondará los 16 años- que estaba junto a otro chico también joven, al lado de Iñigo y a quien, según nos relatan amigos que fueron testigos de lo que allí sucedió, al sufrir un ataque de pánico por la actuación policial, Iñigo protegió. Su testimonio sería muy importante en el caso. Sabemos del recelo o del miedo que puede tener, pero su testimonio puede ayudar mucho a establecer las responsabilidades en la muerte de nuestro hijo.
¿Han encontrado respuesta a su exigencia de justicia?
No, desgraciadamente vemos muy poca. Hay voluntad por parte del juzgado, de la jueza, especialmente de la primera fiscal, a la que se le veía muy interesada personalmente en esclarecer el caso, pero su sustituta parece que está relajada, sin tanto interés. Lo que decía el fiscal superior, Juan Calparsoro, de que la práctica de diligencias sería rápida, no lo veo tan claro; lo veo casi imposible por ese sorpresivo e incomprensible cambio de actitud de su subordinada. Tampoco es lo que más me preocupa. Conociendo y oyendo en poco tiempo a Rodolfo Ares, sí estoy alarmado porque en ese tiempo de demora traten de confundir con las pruebas y las declaraciones de los ertzainas, que no sean reales, sobre qué sucedió aquella noche. Al Gobierno, al Departamento de Interior, no les veo que estén colaborando para descubrir la verdad, más bien para taparla. Tienen ganas de que se enfríe el tema, a ver si la sociedad se va olvidando del caso para tener una salida más airosa.
¿En este medio año, el Gobierno se ha dirigido a ustedes?
No se han dirigido a nosotros nunca, tan solo una llamada reciente de Idoia Mendia. Dicen en televisión, en los debates en los que les han preguntado, que sienten nuestro caso, cuando les preguntan por Iñigo Cabacas, pero enseguida cortan, se marchan. Pienso que no lo sienten, no lo siente Patxi López porque nunca nos ha llamado; no le siente Ares porque no nos ha llamado nunca; que hay que decir que ha sido hasta cobarde para salvar su culo. No nos han llamado para arroparnos, para darnos cariño, que es lo que necesitamos; estamos destrozados, solo teníamos un hijo.
¿Se quejan de la falta de humanidad del Ejecutivo, especialmente del exconsejero Ares?
Sí, ha sido total. Nos quejamos y no olvidamos que jamás han estado al lado nuestro, ni cuando estuvimos en el hospital ni después en la instrucción.
Hace tres meses, tras la concentración del Consistorio bilbaino en la que se incrementó el arrope institucional, con sus declaraciones Rodolfo Ares no hizo sino empeorar las relaciones con ustedes. ¿Fue así?
Como no podía arremeter contra mis ideas políticas, la emprendió contra mi abogada, Jone Goirizelaia, a la que acusó de manipularme para hacer política. Está claro que nosotros no somos políticos y no vamos a entrar en esa batalla, lo único que queremos es justicia, que se aclare la muerte de Iñigo.
¿No ha habido ningún acercamiento posterior con responsables del Gobierno de Lakua?
No. Una llamada de Ares y un encuentro en el despacho de mi abogada al principio, donde nos prometió que iba a estar con nosotros en todo momento, a nuestra disposición, que íbamos a recibir la información de primera mano, que él era el primer interesado en aclarar el tema por el bien nuestro y el de la Ertzaintza. No hemos tenido más contacto con él.
¿Cómo valoran que el consejero de Interior renunciase para hacer campaña electoral?
El señor Ares piensa que huyendo se va a olvidar el tema y que va a tener menos repercusión el caso de Iñigo en la campaña política al no estar él. Se olvida de una cosa que es muy evidente, que los muertos en estas circunstancias nunca se olvidan. Lo querrá hacer él pero la sociedad nunca olvida y eso lo va a llevar a la espalda hasta que fallezca. ¡Qué se acuerde de Fraga!
Una reciente filtración periodística trata de restar responsabilidad a la Ertzaintza, aportando supuestos detalles de la investigación.
Resulta curioso, según las noticias de las que disponemos, que esta información policial no esté en manos del juzgado. Interior filtra supuestamente una información a un periódico en vez de remitirla a la jueza. ¿Dónde está el trabajo de estos seis meses de los cinco ertzainas destinados a la investigación? ¿Y el supuesto interés en esclarecer la muerte de nuestro hijo?
Creo que tratan de enfriar, tapar y confundir a la opinión pública con el objetivo de obtener más tiempo para manipular las pruebas. De hecho, la comisión interna de investigación de la Ertzaintza no nos ha facilitado ninguna información, tampoco a la jueza.
¿Confían en que un cambio de gobierno puede ayudar a llegar a la verdad?
Debe ser así, se nos debe ayudar, porque nuestro hijo fue una víctima inocente. Está claro que lo asesinaron. Estaba con unos amigos, tomando una copa, y resultó muerto, pero podían haber sido muchos más. Es una responsabilidad para el nuevo gobierno, tiene que tratar de ayudar.
Homenaje del Ayuntamiento de Basauri, creen que el de Bilbo debería hacer un nuevo gesto para arroparles?
La concentración de julio fue un poco fría, pero creo que se va a encarrilar el asunto. Hace unos días he estado con Iñaki Azkuna y creo que el alcalde va a tener ganas de sumarse a ese tipo de gestos. Le vi bien y me dio buena impresión, pero tiene miedo a las presiones políticas. Me dijo que, sin intermediarios, llegaremos a un buen puerto. A mí lo que me interesa es que haya un recuerdo a Iñigo, una víctima inocente, innecesaria, y que el alcalde, que es lo que se le ha pedido, ponga la placa con el bertso que hemos pensado, ya que él era muy sensible, le gustaba la poesía, y que sea en el lugar donde cayó herido, junto a la herriko taberna de Indautxu.
Las flores siguen estando allí…
Su madre no pasa una semana que no vaya varias veces por allí para poner flores y arreglarlas. A mí me gustaría pasar más pero la timidez me frena. Suelo ir cuando hay menos gente, pero lo cierto es que a mi hijo lo llevo y lo llevaré en el corazón.