La ciudad libia de Bani Walid está sumada en el caos. Las milicias progubernamentales no permiten a los habitantes regresar a sus casas, según denuncian los testigos que instan a la comunidad internacional a interferir. No obstante, Occidente hace la vista gorda a la tensa situación en esta localidad.
Las fuentes niegan los informes de los últimos días, según los cuales Bani Walid fue recuperada por el Gobierno libio. Según los residentes, las fuerzas de la milicia han continuado su asalto mientras impiden que los refugiados que huyeron puedan regresar a la ciudad.
En este contexto el analista internacional Carlos Martínez cree que el Gobierno, que permite a los yihadistas actuar en su territorio, es responsable de lo que ocurre en Libia.
“Los responsables de estas acciones inhumanas contra la resistencia libia son, por una parte, el Gobierno libio que lo ampara y que lo permite. Por otra parte, la llamada comunidad internacional y, por último, los directamente responsables son las tropas yihadistas que están actuando de esta forma no solo en Libia, sino en Siria y en más lugares del globo”, dijo a RT Martínez.
El analista recordó que “se atacó Libia por mandato de la ONU por supuestamente atacar con armas prohibidas y bombardear a población civil, algo que se comprobó que no era cierto. Ahora, sin embargo, está comprobado que se están utilizando armas de destrucción masiva contra la población civil (libia) y la llamada comunidad internacional, EE.UU., los grandes medios de comunicación están ocultando la noticia”, sostuvo.
Los mismos residentes de Bani Walid testigos del caos informan de que las tropas progubernamentales usan armas no convencionales. Entre tanto, aumenta el número de heridos y asesinatos, entre ellos niños, mujeres y ancianos.
Ante la situación dramática en la ciudad, el pasado 23 de octubre Rusia condenó ante la ONU el conflicto en curso y pidió una solución pacífica, pero EE.UU. bloqueó la declaración.
En opinión de Martínez, hoy en día en Libia los derechos “están muy restringidos y el pueblo libio tampoco tiene el bienestar social que disfrutaba bajo el Gobierno de Gaddafi”.
Asimismo, acentuó que “ha sido una intervención fallida y que los países occidentales siguen sin aprender la lección de Irak, de Afganistán, de Somalia, de tantos países que han intervenido bajo el pretexto de llevar la libertad y la democracia y se ha creado una situación de caos y de menos derechos de los que había”, sostuvo.
A mediados de febrero de 2011 se celebraron en algunas ciudades libias manifestaciones contra el Gobierno del coronel Muammar Gaddafi, excusa que EEUU y la UE aprovecharon para enviar mercenarios de otros países árabes, así como para comprar a cipayos libios y convertir una oposición pacífica en un enfrentamiento armado entre las fuerzas populares y la oposición proimperialista.
Gaddafi, que dirigió el país durante 42 años y contaba con la aprobación mayoritaria del pueblo libio (las manifestaciones a favor del líder sobrepasaban el millón de personas), fue derrocado por esos mercenarios con el apoyo de los bombardeos masivos de la OTAN.