Para el próximo 14 de noviembre hay convocado un “día de acción y solidaridad” en Europa promovido por la CES ( Confederación Europea de Sindicatos) bajo el lema “No a la austeridad, empleo y solidaridad en Europa”. Una protesta de bajo perfil ideológico que intenta “rescatar” el supuesto estado de bienestar en los estados europeos que en sus palabras erosiona el supuesto “modelo social europeo (sic)” de la UE.
En cada marco de la lucha de clases, diferentes sindicatos y agrupaciones están impulsando diversas modalidades de protesta para ese día que incluirán desde huelgas generales, movilizaciones y otro tipo de acciones.
En Euskal Herria, el único sindicato vasco que está adscrito a la CES es ELA. Desde el sindicalismo vasco no se ha puesto aún encima de la mesa ningún tipo de movilización para ese día, lo cual puede suponer un error, debido a la potencialidad y exposición internacional que encierra una jornada de este tipo si se encauza en los baremos políticos y sociales adecuados a la realidad vasca.
Euskal Herria ha sido una de las puntas de lanza europeas en la confrontación y resistencia contra los ataques del capital enmarcados en la denominada “crisis” y en el enfrentamiento contra las políticas económicas impuestas desde gobiernos extranjeros o neoliberales. La participación en esta jornada desde un punto de vista anti-capitalista y de liberación nacional puede ser un paso más en la dinámica de lucha iniciada hace tiempo que no contradice la necesidad de estructurar un cambio político y social sino todo lo contrario. Activa y tensiona a la clase trabajadora vasca reforzando la necesidad de ese cambio y erosiona al capital y a las fuerzas reaccionarias. Y no solo eso, sino que de una manera gráfica eleva el nivel de alarma a escala europea siendo un componente necesario frente a esta Europa de los mercaderes e imperialista. Euskal Herria saldrá ganando si realiza su aportación de lucha ese día, y en manos de la mayoría sindical vasca, el movimiento social y agrupaciones políticas queda acordar que tipo de movilización y lucha puede llevarse a cabo o dejar pasar esa oportunidad.
Por otra parte, no cabe llevarse a engaños, la clase trabajadora vasca no puede ser un apéndice de dinámicas sindicales como las de UGT y CCOO en el estado español haciendo seguidismo de una huelga general que no busca la confrontación, que no respeta los derechos de Euskal Herria ni su marco de lucha de clases y que poco tiene que ver con las necesidades acuciantes de soberanía económica y las dinámicas de lucha puestas en efectivo por el sindicalismo y el movimiento social vasco. Desde esa perspectiva, la postura de rechazo mostrada por LAB ante el intento de subordinación de la clase trabajadora vasca al sindicalismo reformista y nacionalista español y sus agendas no puede ser más que aplaudida.
Sin embargo y precisamente por esa misma razón, no se entiende y sería un síntoma preocupante que Euskal Herria no apareciera el 14 de noviembre con voz propia y con carácter combativo ante esta cita. Un síntoma que debería llevar al análisis de en que posición real se encuentra el internacionalismo, la solidaridad de clase, la determinación de las diversas organizaciones sindicales, políticas y sociales vascas.
Un síntoma, ya en casa, que también tendría que llevarnos a la reflexión en la izquierda abertzale.
Estamos a tiempo y esperemos que la verdadera agenda de la clase trabajadora vasca se imponga, y esa agenda pasa por el 14 de noviembre. Solo una irresponsabilidad ajena a los intereses populares lo puede evitar.