[Video] ¿Cómo se reali­zó el docu­men­tal «Che: un hom­bre nuevo»?

Al cum­plir­se el 83 ani­ver­sa­rio del naci­mien­to del Che
Tris­tan Bauer nos cuen­ta como reali­zo «Che: un hom­bre nuevo»
Edi­ción: Mario Her­nan­dez – FM La Boca (90.1)

El Cine Club Ger­mi­nal del Cen­tro cul­tu­ral de Razón y Revo­lu­ción, pre­sen­tó la pelí­cu­la Che: un hom­bre nue­vo, con la pre­sen­cia de su direc­tor Tris­tán Bauer.*
Repro­du­ci­mos sus declaraciones:

Creo que estos encuen­tros en los cua­les tra­to de par­ti­ci­par per­so­nal­men­te son muy buenos

La pelí­cu­la lle­vó mucho tiem­po de tra­ba­jo, muchos años que tuvie­ron que ver fun­da­men­tal­men­te con la inves­ti­ga­ción y un tra­ba­jo de muchas rela­cio­nes sobre todo con la fami­lia del Che, con­cre­ta­men­te con Alei­da March que año a año nos fue abrien­do toda la memo­ria que ella guar­da en el Cen­tro del Che en La Haba­na. Son más de 12 años de tra­ba­jo. Como Uds. saben se ha retra­ta­do mucho al Che tan­to bajo la for­ma de docu­men­tal como de fic­ción, la inten­ción nues­tra fue pro­fun­di­zar un poco y sobre todo en sus ideas, redes­cu­brir­lo a par­tir de sus escri­tos. Fue tam­bién un apor­te muy impor­tan­te el de Evo (Mora­les) quien final­men­te nos dejó abrir los archivos.
Fui­mos por pri­me­ra vez a Boli­via y por casua­li­dad nos encon­tra­mos fren­te a esos escri­tos que fue­ron halla­dos en su mochi­la, los dos cua­der­nos que hablan del Che no sólo como hom­bre de acción sino de la pro­fun­di­dad de con­cep­to que tenía de la vida, de la revo­lu­ción; esa nece­si­dad per­ma­nen­te que tenía de refle­xio­nar y trans­for­mar esa refle­xión en pala­bras. Fue un reco­rri­do de muchos años, de mucha intensidad.
A mí hace 5 años me con­vo­ca­ron para hacer el canal Encuen­tro por lo cual tuve que, de algu­na mane­ra, des­aten­der un poco la pelí­cu­la, pero final­men­te logra­mos ter­mi­nar­la hace un año, año y medio apro­xi­ma­da­men­te. La pelí­cu­la hizo un reco­rri­do inter­na­cio­nal muy intere­san­te. La pasa­mos tam­bién en salas y creo que estos encuen­tros en los cua­les tra­to de par­ti­ci­par per­so­nal­men­te son muy bue­nos para con­ver­sar un poco.

Noso­tros había­mos hecho un docu­men­tal sobre Cor­tá­zar, había­mos ido a pre­sen­tar­lo a la Cine­ma­te­ca boli­via­na y fui­mos a vivir en la Emba­ja­da argen­ti­na. Des­de La Paz hici­mos un via­je por toda la zona de Ñan­cahua­zú y de La Higue­ra para inves­ti­gar. Cuan­do nos está­ba­mos yen­do le pido al agre­ga­do cul­tu­ral de la Emba­ja­da que me inves­ti­gue toda la docu­men­ta­ción que había sobre el Che en La Paz. Esta­mos unos 15 días hacien­do el reco­rri­do y cuan­do regre­sa­mos nos dice que lo úni­co que hay es el Dia­rio del Che que está en la bóve­da del Ban­co Cen­tral. Enton­ces le digo mi com­pa­ñe­ra: ‘no pue­de ser, tie­ne que haber algo más’ y des­de la Emba­ja­da aga­rro la guía tele­fó­ni­ca y veo que hay un Archi­vo His­tó­ri­co Mili­tar y lla­mo. Me van pasan­do del tele­fo­nis­ta a un secre­ta­rio has­ta que lle­go a un capi­tán direc­tor del archi­vo que me dice que vaya por­que allí hay más mate­rial. Vamos a la maña­na siguien­te pen­san­do que no íba­mos a encon­trar nada sus­tan­cial pero final­men­te nos lle­van a una biblio­te­ca y nos encon­tra­mos con los pasa­por­tes ori­gi­na­les del Che.
Has­ta ese momen­to había­mos leí­do abso­lu­ta­men­te todo sobre el Che y de pron­to encon­tra­mos manus­cri­tos ‑era la pri­me­ra vez ya que Alei­da toda­vía no nos había dado nin­gún mate­rial- y fotos tre­men­das de las manos entin­ta­das, cor­ta­das, en pri­me­ros pla­nos, de los miem­bros de la Poli­cía Fede­ral argen­ti­na miran­do esas manos, has­ta que adver­ti­mos que cada uno de los volú­me­nes tenía una his­to­ria de cada uno de los gue­rri­lle­ros, la de Tania, su docu­men­ta­ción, sus escri­tos. Para noso­tros fue fuertísimo.
Al medio­día nos dicen que tene­mos que salir por­que el lugar cerra­ba para almor­zar. Cuan­do baja­mos veo que no le ponen el can­da­do a la biblio­te­ca y le digo a mi com­pa­ñe­ra: ‘¡no le puso el can­da­do, no le puso el can­da­do! Enton­ces le digo al mili­tar que me acom­pa­ña­ba que me había olvi­da­do los ciga­rri­llos y tenía que vol­ver a bus­car­los. Subo las esca­le­ras rápi­da­men­te y me doy cuen­ta que no tenía nada don­de guar­dar el volu­men del Che, enton­ces aga­rro el tomo en la mano y sal­go, lle­go a la calle y a Caro­li­na no la veo por nin­gún lado. Cuan­do apa­re­ce me dice: ‘¡estás loco, estás loco!’ ¿Qué hacía­mos? Yo me que­ría vol­ver a Bue­nos Aires inme­dia­ta­men­te, ir al aero­puer­to y aga­rrar el pri­mer avión con los ori­gi­na­les. Caro­li­na decía que era una locu­ra ‑pien­so siem­pre que las muje­res son más centradas‑, tenía­mos que fil­mar la pelí­cu­la y si nos robá­ba­mos el manus­cri­to no nos iban a dejar seguir inves­ti­gan­do ni fil­man­do. Enton­ces fui­mos a com­prar unos rollos de foto­gra­fía y lue­go a la Emba­ja­da. La emba­ja­do­ra nos espe­ra­ba para almor­zar pero noso­tros entra­mos direc­to a nues­tro cuar­to para foto­gra­fiar todo. Vol­vi­mos al archi­vo a las dos de la tar­de lle­van­do el manus­cri­to en una mochi­li­ta, abro la biblio­te­ca y lo dejo. Sal­go a bus­car a Caro­li­na y cuan­do vol­ve­mos apa­re­ce el capi­tán acom­pa­ña­do por otros 4 ó 5 mili­ta­res y de mane­ra vio­len­ta nos echa pre­gun­tán­do­nos por qué está­ba­mos ahí, cuan­do él nos había auto­ri­za­do. Sin­te­ti­zan­do, nos ter­mi­na­ron echan­do. Nos dijo que le enviá­ra­mos un fax al Coman­dan­te en Jefe del Ejér­ci­to pidien­do una auto­ri­za­ción pero nos con­tes­ta­ron que no podía­mos tener acce­so al archi­vo por­que toda­vía había mucha gen­te viva. Cuan­do Hugo Chá­vez via­ja en 2005 para la Cum­bre de Pre­si­den­tes que iban a tra­tar el ALCA, lo conoz­co a Evo en el tren que nos lle­vó a Mar del Pla­ta. Toda­vía no era pre­si­den­te. Final­men­te cuan­do es ele­gi­do vol­ve­mos a Boli­via, le con­ta­mos la his­to­ria y le mos­tra­mos las fotos. De todos modos fue difi­ci­lí­si­mo por­que nos daban foto­co­pias o libros impre­sos. Nos man­da­ban de un cuar­tel a otro has­ta que final­men­te logra­mos tener con­tac­to nue­va­men­te con esos materiales.

De algu­na mane­ra siem­pre estu­ve inves­ti­gan­do ese momen­to de la historia

Cuan­do lo matan al Che yo tenía 7 u 8 años. Es una figu­ra que me per­si­guió toda la vida, me resul­tó siem­pre muy atrac­ti­va y de algu­na mane­ra siem­pre estu­ve inves­ti­gan­do ese momen­to de la his­to­ria y su figu­ra. Un cuña­do mío me insis­tió des­pués que había hecho la pelí­cu­la sobre Cor­tá­zar, el docu­men­tal sobre Bor­ges y otro sobre lo que había ocu­rri­do con el cadá­ver de Evi­ta con Miguel Bonas­so, “Evi­ta, la tum­ba sin paz”, y me dije es el momen­to de hacer la pelí­cu­la del Che, pero que­ría­mos hacer una pelí­cu­la don­de apa­re­cie­ran cosas nue­vas. Como decía al comien­zo, fue un lar­go reco­rri­do don­de con Alei­da tuvi­mos una rela­ción muy fuer­te des­de la con­fian­za y el cari­ño. Ella fue muy dura al comien­zo, pero via­je tras via­je se fue abrien­do. Nun­ca me voy a olvi­dar cuan­do por pri­me­ra vez escu­cha­mos las cin­tas con los poe­mas. Fue una expe­rien­cia tre­men­da. Nos mos­tró todos los manus­cri­tos; muchos esta­ban toda­vía iné­di­tos. Algu­nos lo siguen estando.

Cuan­do hemos pro­yec­ta­do el docu­men­tal tan­to en Cuba, como en Cana­dá y aquí en Argen­ti­na, siem­pre es muy gran­de el impac­to de la gen­te que lo reci­be, creo que igual que el que noso­tros fui­mos tenien­do a medi­da que pro­fun­di­za­mos en la vida del Che.

Que­ría­mos hacer una obra que fue­ra muy con­tun­den­te y respetuosa

Te digo que hici­mos la pelí­cu­la con un obje­ti­vo. Nues­tro obje­ti­vo era hacer una narra­ción cine­ma­to­grá­fi­ca con la figu­ra del Che, lo más fide­dig­na a su memo­ria como hom­bre y al momen­to tan par­ti­cu­lar de la his­to­ria que le tocó vivir. No es que me posi­ciono ante la pelí­cu­la para decir voy a cum­plir este obje­ti­vo, sim­ple­men­te nues­tro com­pro­mi­so era con el arte cine­ma­to­grá­fi­co y con el per­so­na­je que está­ba­mos abor­dan­do, al resul­ta­do al cual lle­ga­mos fue des­pués de muchos años de tra­ba­jo, de tiem­po de edi­ción, que fue muy difí­cil por­que tenía­mos un mate­rial muy vas­to. Hici­mos una inves­ti­ga­ción que de repen­te lle­gó a tener 12 horas de mate­ria­les, de todo el mar­co his­tó­ri­co del tiem­po que vivió el Che, el tri­ple del mate­rial que vimos aquí. Yo la que­ría dejar en 80’ que me pare­ce es la dura­ción ideal para un docu­men­tal y ter­mi­nó duran­do más de dos horas. Hacer ese recor­te fue una tarea muy com­ple­ja pero no había un super obje­ti­vo del tipo vamos a hacer esto para tal cosa, que­ría­mos hacer una obra que fue­ra muy con­tun­den­te y respetuosa.

Fue muy emo­ti­vo hacer esta pelí­cu­la, cada lugar que reco­rría­mos, cada nue­vo docu­men­to que veía­mos, cada nue­va his­to­ria que encon­trá­ba­mos, daba mucha emo­ción. Si me pre­gun­tás por la ima­gen que tenía del Che antes y des­pués de hacer la pelí­cu­la, de mane­ra gene­ral no ha varia­do, pero encon­tré mucha más pro­fun­di­dad y una sor­pre­sa en la nece­si­dad de escri­bir per­ma­nen­te del Che que está mar­ca­da fuer­te­men­te en la pelí­cu­la. Creo que uno no pue­de espe­cu­lar. ¿Qué hubie­ra sido de este hom­bre si no hubie­ra sido un revo­lu­cio­na­rio? Estoy segu­ro que hubie­ra sido un gran escri­tor. El tex­to “La pie­dra” cuan­do lo leí del ori­gi­nal no lo podía creer. (“La pie­dra” es un impac­tan­te rela­to tes­ti­mo­nial escri­to por el Che en el Con­go. El tema es el anun­cio de la posi­ble muer­te de su madre, Celia. Su escri­tu­ra se ubi­ca en algún momen­to pos­te­rior al 22 de mayo de 1965, día en el cual Osmany Cien­fue­gos le infor­mó que des­de Bue­nos Aires daban la noti­cia que su madre esta­ba muy enfer­ma. Nota del editor).

Me pren­dió mucho eso del Che argen­tino, de los niños que se for­ma­ban en la biblio­te­ca de sus padres. Cuan­do uno revi­sa la niñez de Bor­ges, de Cor­tá­zar, de Leloir, el Pre­mio Nobel, encuen­tra que son niños de la gene­ra­ción de argen­ti­nos con voca­ción por el estu­dio, por la lec­tu­ra, son muy simi­la­res en ese sen­ti­do. Tie­nen esa cosa de esa gene­ra­ción que se trans­for­man en ver­da­de­ros inte­lec­tua­les y son lec­to­res des­de su niñez y ado­les­cen­cia. Eso me impac­tó mucho. Tam­bién leer­lo des­de sus manus­cri­tos, tomar esas libre­ti­tas y lue­go reco­rrer los luga­res de com­ba­te ‑Ale­gría de Pío, por ejemplo‑, ver mate­ria­les de archi­vo y hablar con los com­pa­ñe­ros ‑hay muchos que no están en la pelí­cu­la pero fil­má­ba­mos jun­to con com­pa­ñe­ros de tra­ba­jo y de gue­rri­lla-; en toda esa situa­ción el hom­bre con su libre­ti­ta, escri­bien­do y lue­go pasan­do a un cua­derno, casi la tri­ple escri­tu­ra, des­pués al meca­nó­gra­fo, tra­ba­jan­do sobre el mis­mo tex­to e ideas.

Des­de el comien­zo les con­ta­mos la idea y nos die­ron mucho apo­yo, no sólo la fami­lia de Ernes­to sino el Ins­ti­tu­to Cubano de Cine, por ejem­plo, que nos per­mi­tió no sólo ir a los docu­men­ta­les y noti­cie­ros edi­ta­dos, sino tam­bién a los rollos ori­gi­na­les don­de apa­re­ció mate­rial que has­ta aho­ra nun­ca había sido mostrado.

Lo que esta­mos hacien­do en TV digi­tal y sate­li­tal es abso­lu­ta­men­te revolucionario

Son 12 años de tra­ba­jo, de des­cu­bri­mien­tos, de reve­la­cio­nes. Es un pro­ce­so que nos lle­vó a esto, hacer una cosa en pro­fun­di­dad, con res­pe­to y valo­ra­ción de la figu­ra del Che, pero no pen­san­do en un obje­ti­vo polí­ti­co para este momento.

Para mí es una con­ti­nui­dad de lo que ven­go hacien­do des­de que era joven. La con­cien­cia de la fun­ción social que pue­de tener el cine. Mi for­ma­ción es fun­da­men­tal­men­te cine­ma­to­grá­fi­ca y des­de el canal Encuen­tro la fun­ción que pue­de tener la TV. La tarea de Encuen­tro fue muy dura pero muy rica al mis­mo tiem­po. Mi tarea actual tan­to en Radio Nacio­nal como en la TV Públi­ca pare­ce una misión impo­si­ble, pero creo que algu­nos pasos vamos dan­do. Des­pués en todo lo que esta­mos tra­ba­jan­do en los sis­te­mas de TV Digi­tal. La TV para las escue­las rura­les tie­ne que ver con toda esta expe­rien­cia. Creo que es trans­for­ma­dor. La pala­bra revo­lu­cio­na­rio es muy gran­de pero me pare­ce que lo que esta­mos hacien­do en tele­vi­sión digi­tal y sate­li­tal es abso­lu­ta­men­te revo­lu­cio­na­rio. De eso no me cabe la menor duda. Lle­gar con una TV de mayor cali­dad a los 4 pun­tos car­di­na­les de la Repú­bli­ca, Estar dan­do conec­ti­vi­dad de Inter­net y TV a 8000 escue­las rura­les que antes no tenían ni elec­tri­ci­dad. Muchos con­te­ni­dos que esta­mos pro­du­cien­do en el mar­co gene­ral de la Ley de Medios don­de apa­re­ce la posi­bi­li­dad real de gene­rar nue­vas pro­duc­cio­nes, de abrir nue­vas radios y cana­les de TV. Me pare­ce que eso sí es abso­lu­ta­men­te revo­lu­cio­na­rio. Dejar atrás la ley de la dic­ta­du­ra que estu­vo al ser­vi­cio del Gru­po Cla­rín todos estos años para que ellos crea­ran un sis­te­ma mediá­ti­co, una herra­mien­ta pode­ro­sa; hora­dar un poco esto y gene­rar un nue­vo espa­cio creo que es revo­lu­cio­na­rio. En el sen­ti­do de tra­ba­jar con el res­to de Amé­ri­ca Lati­na, en co-pro­duc­cio­nes con Méxi­co, Vene­zue­la, Para­guay, me pare­ce que esta­mos dan­do pasos impor­tan­tes. No tie­ne la épi­ca que tuvo la revo­lu­ción cuba­na de 1959 pero creo que los lazos que esta­mos esta­ble­cien­do y la aper­tu­ra a todos estos medios tie­nen pro­fun­di­dad y oja­lá poda­mos seguir­lo hacien­do por muchos años para que se consoliden.

* Tris­tán Bauer nació en 1959 en Mar del Pla­ta. En 1982 se gra­duó como direc­tor en el Cen­tro Expe­ri­men­tal del Ins­ti­tu­to Nacio­nal de Cine­ma­to­gra­fía de Argen­ti­na. Ha diri­gi­do lar­go­me­tra­jes docu­men­ta­les, cor­to­me­tra­jes y pro­gra­mas de tele­vi­sión, con los que ha obte­ni­do nume­ro­sos pre­mios nacio­na­les e internacionales.
Su pri­mer cor­to­me­tra­je se lla­mó “Ni tan blan­cos, ni tan indios” (1984), para lue­go rodar su pri­me­ra pelí­cu­la, “Des­pués de la tor­men­ta” (1991), con la que obtu­vo el Pre­mio Nue­vos Rea­li­za­do­res en el Fes­ti­val de San Sebas­tián. Entre sus docu­men­ta­les más des­ta­ca­dos se encuen­tran “Cor­tá­zar” (1994), “Evi­ta, la tum­ba sin paz” (1997) y “Los libros y la noche” (2000), que obtu­vo el Pre­mio al Mejor Docu­men­tal en el Fes­ti­val de La Haba­na y que fue semi­fi­na­lis­ta en los Pre­mios Emmy.
“Ilu­mi­na­dos por el fue­go” es su siguien­te pro­duc­ción, un film con guión de su auto­ría jun­to a Miguel Bonas­so, Edgar­do Este­ban y Gus­ta­vo Rome­ro Borri, según el libro homó­ni­mo de Edgar­do Este­ban y Gus­ta­vo Rome­ro Borri.
En 2007, es desig­na­do direc­tor del canal Encuen­tro, canal de tele­vi­sión del Minis­te­rio de Edu­ca­ción de la Nación y en 2008 asu­mió como titu­lar del Sis­te­ma Nacio­nal de Medios, pasan­do a pre­si­dir Radio y Tele­vi­sión Argen­ti­na S.E. que agru­pa a los ser­vi­cios de radio y tele­vi­sión per­te­ne­cien­tes al Esta­do Argen­tino (Canal 7, Canal Encuen­tro y Radio Nacional).

“Che: Un hom­bre nue­vo” fue pro­du­ci­da por la UNIVERSIDAD NACIONAL DE GRAL. SAN MARTÍN (ARGENTINA), INCAA (ARGENTINA), el CENTRO DE ESTUDIOS CHE GUEVARA (CUBA), ICAIC (CUBA) y GOLEM DISTRIBUCIÓN (ESPAÑA), con la cola­bo­ra­ción de TVE.

La cla­ve a des­en­tra­ñar a tra­vés del docu­men­tal es su inti­mi­dad, su con­ti­nua for­ma­ción, su cohe­ren­cia, el estu­dio y el pen­sa­mien­to al ser­vi­cio de la acción y de la cons­truc­ción de un mun­do nue­vo, su par­ti­cu­lar mira­da poé­ti­ca sobre la realidad.
La narra­ti­va se sos­tie­ne fun­da­men­tal­men­te sobre el cli­ma que gene­ra la evo­ca­ción de la memo­ria, se tra­ta de pre­sen­tar reta­zos de memo­ria en los que se irán desa­rro­llan­do cier­tos hechos o momen­tos, des­de la pers­pec­ti­va ínti­ma y sub­je­ti­va de Ernes­to Gue­va­ra a par­tir de sus tex­tos, sus gra­ba­cio­nes y narra­cio­nes lite­ra­rias, las imá­ge­nes de archi­vo del tiem­po que le tocó vivir y la con­tra­po­si­ción con la actualidad.
La Uni­ver­si­dad de San Mar­tín creó en el año 1999 un Cen­tro de Pro­duc­ción Audio­vi­sual, abo­ca­do des­de su ori­gen a la pro­duc­ción de series de tele­vi­sión, docu­men­ta­les y lar­go­me­tra­jes. Su direc­tor, Tris­tán Bauer, fue con­vo­ca­do por el Cen­tro de Estu­dios Che Gue­va­ra y, a par­tir de las con­ver­sa­cio­nes man­te­ni­das con Alei­da March, los hijos de Ernes­to Gue­va­ra, Alfre­do Gue­va­ra, María del Car­men Ariet e inves­ti­ga­do­res de dicho Cen­tro, sur­gió la idea de rea­li­zar este docu­men­tal en el que se con­me­mo­ra el 40 ani­ver­sa­rio de la muer­te del Che.

El guión pre­sen­ta dos narradores:
1) El narra­dor – rea­li­za­dor. Su pre­sen­cia se mani­fies­ta a tra­vés de una voz en off que, des­de la actua­li­dad, pro­po­ne un via­je a tra­vés de los tex­tos y las hue­llas que ha deja­do el Che, en un inten­to por des­en­tra­ñar sus pen­sa­mien­tos más des­co­no­ci­dos. Sus inter­ven­cio­nes son bre­ves y pre­ci­sas, se inter­re­la­cio­na con la voz de Ernes­to Gue­va­ra, nos dis­pa­ra hacia otro tiem­po, nos brin­da deta­lles des­co­no­ci­dos de su biografía.
Esta voz es cla­ra­men­te sub­je­ti­va, plan­tea pre­gun­tas, abre inte­rro­gan­tes que qui­zás, el Che nos acla­re a par­tir de sus textos.

2) Ernes­to Gue­va­ra. Fue un ávi­do estu­dio­so, lec­tor y escri­tor, lo que per­mi­te incluir dis­tin­tos pla­nos de dis­cur­sos, que apor­tan la rique­za de su mun­do interior.
En el plano polí­ti­co ideo­ló­gi­co, con sus escri­tos e inter­ven­cio­nes públi­cas, res­ca­tan­do aque­llas inter­ven­cio­nes que no son tan cono­ci­das, pre­sen­tan­do las expo­si­cio­nes sobre los temas de actua­li­dad con su tono pau­sa­do, didáctico.
Des­de su ado­les­cen­cia y a lo lar­go de toda su vida, desa­rro­lló un estu­dio rigu­ro­so de la filo­so­fía, la polí­ti­ca y la eco­no­mía, tran­si­tan­do corrien­tes de pen­sa­mien­tos varia­das. El encuen­tro con algu­nos de estos mate­ria­les como el dic­cio­na­rio filo­só­fi­co de su juven­tud, los apun­tes crí­ti­cos a la Eco­no­mía Polí­ti­ca, los cua­der­nos que lle­va­ba en Boli­via, son indi­cios poco cono­ci­dos de toda su acción prác­ti­ca. En Cuba, el Che pue­de desa­rro­llar una acción revo­lu­cio­na­ria que acom­pa­ña con el estu­dio pro­fun­do de los pro­ble­mas que sur­gen de la práctica.
El dis­cur­so epis­to­lar es cons­tan­te duran­te toda su vida. La corres­pon­den­cia que man­tu­vo con sus fami­lia­res, en gene­ral bre­ve, per­mi­te vis­lum­brar la cla­ri­dad de sus con­cep­tos y la agu­de­za de su humor.
El dis­cur­so lite­ra­rio y poé­ti­co, demues­tra la nece­si­dad de expre­sión per­ma­nen­te, la nece­si­dad de narrar sus sen­ti­mien­tos más ínti­mos con la liber­tad de un artista.
La poe­sía lo acom­pa­ñó duran­te toda su vida. En sus cua­der­nos de Boli­via, encon­tra­mos poe­mas de Rubén Darío escri­tos de puño y letra, la gra­ba­ción que le dejó a Alei­da March antes de par­tir, los poe­mas que eli­gió y el reci­ta­do, ínti­mo y pau­sa­do, adquie­re una dimen­sión única.
La com­bi­na­ción de estos tex­tos, tan diver­sos en esti­lo entre sí son los que lo des­pla­zan del lugar del gue­rri­lle­ro míti­co para des­cu­brir en lo con­cre­to al hombre.

FICHA TECNICA

Inves­ti­ga­ción:
CENTRO DE ESTUDIOS CHE GUEVARA
MARÍA DEL CARMEN ARRIET
ALFREDO GUEVARA
CAROLINA SCAGLIONE

Guión:
TRISTÁN BAUER
CAROLINA SCAGLIONE

Con­sul­tor de guión: ALFREDO GUEVARA

Foto­gra­fía: JAVIER JULIÁ

Soni­do: MARTÍN GRIGNASCHI

Músi­ca: FEDERICO JUSID

DATOS TÉCNICOS

Dura­ción: 110’
For­ma­to: HD – 35mm
Roda­do en: Argen­ti­na, Cuba, Boli­via y Amé­ri­ca Latina

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