Pro­ce­so Boli­va­riano ha veni­do revin­di­can­do a la mujer- Lucía Berbeo

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La Ley Orgá­ni­ca sobre el Dere­cho de las Muje­res a una Vida Libre de Vio­len­cia bus­ca erra­di­car una de las bases de la ideo­lo­gía del capi­ta­lis­mo, el cual es el sis­te­ma patriar­cal que fomen­ta los valo­res de indi­vi­dua­lis­mo, dis­cri­mi­na­ción y exclusión.

A lo lar­go de la his­to­ria de la huma­ni­dad ha exis­ti­do una lar­ga lucha con­tra la vio­len­cia de géne­ro, don­de se reco­no­ce una con­di­ción de subor­di­na­ción y dis­cri­mi­na­ción fun­da­da en mode­los de socie­da­des patriar­ca­les, en que hom­bres repro­du­cen valo­res, con­cep­tos, pen­sa­mien­tos, con­duc­tas anti­guas y machis­tas. Es por ello, que la vio­len­cia en con­tra de la mujer es una vio­la­ción sis­te­má­ti­ca, un deli­to que cons­ti­tu­ye un gra­ve pro­ble­ma de gran impac­to en la salud pública.

De acuer­do a un estu­dio rea­li­za­do por Cró­ni­ca ONU, las esta­dís­ti­cas mun­dia­les de esta situa­ción varían de un lugar a otro, según las esti­ma­cio­nes, a lo lar­go de su vida, una de cada tres muje­res es mal­tra­ta­da, coac­cio­na­da para que man­ten­ga rela­cio­nes sexua­les o some­ti­das a otros abu­sos. Entre el 30% y el 60% de las fémi­nas que han teni­do pare­ja algu­na vez han sufri­do vio­len­cia físi­ca o sexual a manos de su com­pa­ñe­ro, y el 48% de jóve­nes entre los 14 y los 24 años de edad afir­man haber man­te­ni­do su pri­me­ra rela­ción sexua­les bajo impo­si­ción, con los con­se­cuen­tes ries­gos de con­traer enfer­me­da­des de trans­mi­sión sexual como el VIH/​SIDA.

Con este fla­ge­lo, el ex secre­ta­rio de las Nacio­nes Uni­das, Kofi Annan, expre­só que la “vio­len­cia es qui­zás la más vio­len­ta vio­la­ción de los dere­chos huma­nos y qui­zás la más gene­ra­li­za­da. No cono­ce lími­tes geo­grá­fi­cos, cul­tu­ra­les o eco­nó­mi­cos. Mien­tras con­ti­núe no pode­mos afir­mar que este­mos logran­do pro­gre­sos reales hacia la igual­dad, el desa­rro­llo y la paz”.

Ante este pano­ra­ma, en Vene­zue­la a tra­vés del pre­si­den­te de la Repú­bli­ca, Hugo Chá­vez, se ha veni­do eje­cu­tan­do una polí­ti­ca de erra­di­ca­ción de la dis­cri­mi­na­ción y la vio­len­cia con­tra las muje­res, la cual está orien­ta­da a pro­te­ger y for­ta­le­cer sus dere­chos huma­nos. Ade­más imple­men­tó un desa­rro­llo inte­gral con la crea­ción de ins­ti­tu­cio­nes, pro­gra­mas e ins­tru­men­tos lega­les des­ti­na­dos a pre­ve­nir, san­cio­nar y erra­di­car la vio­len­cia de géne­ro en todos los ámbitos.

El avan­ce más sig­ni­fi­ca­ti­vo es la Car­ta Mag­na de 1999, la cual mar­có el ini­cio de una nue­va era para la Nación, pues por pri­me­ra vez se visi­bi­li­zó a las muje­res, dán­do­le una visión de géne­ro y un len­gua­je no sexis­ta, con­vir­tién­do­se en un pun­to de refe­ren­cia para el res­to de los paí­ses del mundo.

Auna­do a este pro­gre­so, vino la Ley Orgá­ni­ca sobre el Dere­cho de las Muje­res a una Vida Libre de Vio­len­cia, mar­co jurí­di­co publi­ca­do en Gace­ta Ofi­cial Nº 38.647, el cual tie­ne como obje­ti­vo “pre­ve­nir, aten­der, san­cio­nar y erra­di­car la vio­len­cia con­tra las muje­res en cual­quie­ra de sus mani­fes­ta­cio­nes y ámbi­tos, impul­san­do cam­bios en los patro­nes socio­cul­tu­ra­les que sos­tie­nen la des­igual­dad de géne­ro y las rela­cio­nes de poder sobre las muje­res, para favo­re­cer la cons­truc­ción de una socie­dad jus­ta, demo­crá­ti­ca, par­ti­ci­pa­ti­va, pari­ta­ria y protagónica”.

Nancy Pérez, Minis­tra de la Mujer

A cin­co años de su pro­mul­ga­ción ha con­tri­bui­do a eli­mi­nar el silen­cio social y la fal­ta de accio­nes con­cre­tas, per­mi­tien­do al sis­te­ma de jus­ti­cia con­tar con ins­tru­men­tos lega­les para rea­li­zar accio­nes coer­ci­ti­vas efi­ca­ces y efi­cien­tes que san­cio­nen a los res­pon­sa­bles de la vio­len­cia de géne­ro. Ade­más a tra­vés de los orga­nis­mos y entes del Esta­do se ha veni­do crean­do con­cien­cia en todos los sec­to­res del país sobre el gra­ve pro­ble­ma que cons­ti­tu­ye para la socie­dad vene­zo­la­na que se vul­ne­ren los dere­chos del 52% de la pobla­ción femenina.

Asi­mis­mo, posee un carác­ter orgá­ni­co con el obje­ti­vo de que sus dis­po­si­cio­nes pri­men sobre otras leyes, auna­do a ello esta nor­ma­ti­va bus­ca erra­di­car una de las bases de la ideo­lo­gía del capi­ta­lis­mo, el cual es el sis­te­ma patriar­cal que fomen­ta los valo­res de indi­vi­dua­lis­mo y exclu­sión. Tam­bién, ha sido un ins­tru­men­to pode­ro­so para que la mujer las­ti­ma­da sepa a don­de tie­ne que acu­dir a denun­ciar los hechos vio­len­tos que ocu­rren en su entorno fami­liar, social y labo­ral. Ade­más ha veni­do sacan­do a la luz públi­ca los casos de vio­len­cia y a su vez aler­ta a las mal­tra­ta­das para que denuncien.

A nivel inter­na­cio­nal ha reci­bi­do diver­sos reco­no­ci­mien­tos por par­te de algu­nos paí­ses, así como por la Orga­ni­za­ción Nacio­nes Uni­das (ONU), sien­do vis­ta como un ins­tru­men­to jurí­di­co de van­guar­dia en Lati­noa­mé­ri­ca, en el cual se tipi­fi­can todos los tipos de vio­len­cia de géne­ro, como lo esta­ble­ce el artícu­lo 14: “la vio­len­cia con­tra las muje­res a que se refie­re com­pren­de todo acto sexis­ta que ten­ga o pue­da tener como resul­ta­do un daño o sufri­mien­to físi­co, sexual, psi­co­ló­gi­co, emo­cio­nal, labo­ral, eco­nó­mi­co o patri­mo­nial; la coac­ción o la pri­va­ción arbi­tra­ria de la liber­tad, así como la ame­na­za de eje­cu­tar tales actos, tan­to si se pro­du­cen en el ámbi­to públi­co como privado”.

No cabe duda, que es un ins­tru­men­to legis­la­ti­vo que rei­vin­di­ca al géne­ro feme­nino, aun­que está en deu­da el regla­men­to a esta Ley, cons­ti­tu­ye un sal­to cua­li­ta­ti­vo de gran impor­tan­cia en las polí­ti­cas de aten­ción, ade­más brin­da igual­dad entre el hom­bre y la mujer, sien­do pio­ne­ra en jus­ti­cia en Lati­noa­mé­ri­ca y el Cari­be, con­vir­tien­do a Vene­zue­la en una refe­ren­cia en mate­ria de defen­sa de los dere­chos de las mujeres.

Aho­ra bien, duran­te el perío­do de la Cuar­ta Repú­bli­ca las muje­res no poseían un mar­co jurí­di­co que las res­guar­da­ra cuan­do eran agre­di­das o veja­das por sus cón­yu­ges o el entorno, lo que con­lle­vó a que estu­vie­ran des­pro­te­gi­das e invi­si­bi­li­za­das. Ade­más eran mal vis­tas cuan­do lucha­ban o ejer­cían accio­nes valien­tes, cuan­do par­ti­ci­pa­ban en corrien­tes socia­les y deba­tían en los espa­cios públi­cos, pues sólo eran ubi­ca­bas para pre­pa­rar logís­ti­ca, por­que pre­va­le­cían los este­reo­ti­pos en un ter­cer plano duran­te el pun­to fijismo.

Hoy a tre­ce años de Revo­lu­ción Boli­va­ria­na las luchas his­tó­ri­cas de las muje­res se han con­ver­ti­do en logros con­cre­tos que segu­ro las con­du­ci­rán a la con­so­li­da­ción de una socie­dad jus­ta y aman­te de la paz. Aun­que aún fal­ta camino por reco­rrer para erra­di­car el fla­ge­lo de la vio­len­cia de géne­ro se debe estar con­ven­ci­dos que sin equi­dad no pode­mos cons­truir la nue­va socie­dad que que­re­mos, basa­da en la jus­ti­cia social, la par­ti­ci­pa­ción y el res­pe­to a la dig­ni­dad de las fémi­nas. Y como lo ha reco­no­ci­do el Coman­dan­te Pre­si­den­te, Hugo Chá­vez, “el amor que alber­ga el cora­zón de una mujer es fuer­za subli­me para sal­var la cau­sa huma­na. Son uste­des la van­guar­dia de esta bata­lla”. Así que mien­tras se man­ten­ga fir­me este socia­lis­mo las muje­res ten­drán el apo­yo para seguir con­so­li­dán­do­nos con el fin de seguir sien­do rei­vin­di­ca­das y enaltecidas.

La auto­ra es perio­dis­ta, ana­lis­ta polí­ti­co en Vene­zue­la y cola­bo­ra­do­ra para este medio de información.

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